Estancias, cabalgatas, treeking, mountain bike, pesca, spas, turismo minero, deportes náuticos o remontarse millones de años en los descubrimientos paleontológicos de Sierra de las Quijadas. Todas estas cosas y cada una de ellas es San Luis, a diez horas de auto y una y media de avión de Buenos Aires. Una provincia definida por sus habitantes como "otro país". ¿Los motivos? Muchos. Probablemente, esta recorrida imaginaria lo pueda explicar.
EN LA PUNTA. El circuito de San Luis capital comprende la visita al centro comercial e histórico de la ciudad. La esquina de Illia y Junín es el inicio de este paseo de dos horas. La arquitectura de muchos edificios combina pasado y arte al mismo tiempo. A la hora de alojarse, las doce mil plazas hoteleras ofrecen una variedad poco habitual en el país. Como ejemplo, el hotel Cruz de Piedra. Allí se puede disfrutar de la pileta de natación, los quinchos, la parrilla y el restaurante al pie del dique.
Cuando el sol ya templó la pureza del aire de San Luis, a trece kilómetros de la capital está el Monumento al pueblo puntano de la Independencia. Inaugurado en 1991, esta exquisita obra arquitectónica realizada en piedra y granito de la zona simboliza la entrega de los hombres de la provincia que participaron de la gesta emancipadora del General San Martín. Allí mismo hay venta de artesanías de la zona, en especial de ónix verde, único en el país. Muy cerca, por el sinuoso camino de Quebrada de los Cóndores, está Potrero de los Funes (a 19 de kilómetros de San Luis capital), un valle rodeado de serranías donde se pueden practicar deportes náuticos y pesca de pejerrey y carpa. Cuenta con un imponente hotel con vista al lago, casas para alquilar, hosterías y camping. La paz que transmite la zona en un entorno de naturaleza se puede ver acrecentada en la tranquila villa veraniega El Volcán (a 18 kilómetros) ideal para el descanso a orillas de su río bordeado de sauces. El Salto Colorado y La Hoya son piletas na
turales ideales para la natación. La misma escenografía natural de lagos y cerros se puede disfrutar en La Florida, otro de los atractivos del lugar, a 45 kilómetros de la capital.
LA MOVIDA NOCTURNA. New York es un casino temático -uno de los dos con que cuenta la ciudad de San Luis- cuyas instalaciones reproducen fielmente símbolos de la Gran Manzana, como la Estatua de la Libertad y otros sitios típicos. Fue pensado por un pionero en la instalación de casinos en el país, Jorge Alberto Lafuente, y diseñado enteramente en Los
Angeles.
La noche no termina con los juegos de azar. Además de restaurantes de nivel internacional, los pubs -como The Mouve o Liberato- no tienen nada que envidiarles a los mejores del país. Y para el dancing, imposible perderse
Electro2 o Aquabarra.
DESPUES DEL RUIDO, LA PAZ. Quienes viajan a San Luis en busca del relax, no se equivocan. Fundamentalmente con las inigualables aguas termales. A 32 kilómetros de la capital se encuentra la localidad de Balde y el complejo Los Tamarindos, un completo spa especializado en tratamientos antiestrés. Y a pocos minutos de Balde están las Salinas de Bebedero, una extensión de 75 kilómetros cuadrados y un metro de sal acumulada, una de las tantas rarezas de la provincia.
TESOROS BAJO TIERRA. La Ruta del Oro y la Sierra de las Quijadas son dos de los circuitos más codiciados por los turistas. La Carolina es un pueblo minero al pie del cerro Tomolasta, a 83 kilómetros de la ciudad capital, que allá por 1785 fue productor de oro para la corona española. Actualmente pueden visitarse los túneles y las galerías, todo un testimonio de aquellos años de esplendor. Siempre hay alternativas y el turismo minero por las Grutas de Inti Huasi (en quichua, Casa del sol) es un atractivo de cavernas que fueron habitadas por aborígenes hace 8.000 años, dejando su impronta cultural.
En el noroeste de las sierras de San Luis, a 126 kilómetros de la capital, se encuentran las Sierras de las Quijadas, un verdadero santuario de riquezas geológicas y paleontológicas. Su imponente paisaje de muros estratificados en diferentes tonos rojizos puede apreciarse desde los miradores y senderos interpretativos. La entrada es con guía y se pueden realizar caminatas de hasta dos horas para apreciar vertiginosos acantilados de 200 a 300 metros de altura.
A PURA ADENALINA. Un capítulo aparte merece la Villa de Merlo en el extenso valle del Conlara, a 194 kilómetros de la capital. Al pie de las Sierras de los Comechingones, en el extremo norte de la provincia y limitando con Córdoba, se encuentra esta perla de la provincia. Una apacible ciudad con grandes atractivos naturales. Su famoso microclima le permite al turista disfrutar de 300 días de sol en el año. Las cabalgatas, mountain bike y treeking por escarpados terrenos son ideales para apreciar sus bellezas, como las Cascadas de Pasos Malos, tentadoras para practicar tirolesa o darse un baño en las refrescantes aguas de vertientes. El Parque Recreativo Merlo es ideal para los chicos, que pueden pasear en su trencito flanqueados por réplicas de dinosaurios. En la cumbre, y para los amantes de emociones fuertes, aventureros de todo el mundo se acercan a descubrir el parapente y el aladeltismo, a la vez que los artesanos locales ofrecen sus productos con la majestuosa vista serrana.
Más información: www.turismoensanluis.gov.ar
Visitar los paredones arqueológicos de la Sierra de las Quijadas o hacer una travesía en 4x4 por El Morro: dos aventuras imperdibles.
La diversidad de atractivos de la zona permite a los turistas ingresar a las entrañas de la mina La Carolina, reservorio de oro del siglo XVIII.
La movida nocturna de San Luis lo tiene todo: discos, pubs, restó y diversión. Electro2 se pone a full con tragos y música dance.
