Con el amor de Olga… y de sus “nenas” – GENTE Online
 

Con el amor de Olga... y de sus “nenas”

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"Olga, mi amor, ya terminamos otra batalla, y gané otra vez. Gané el amor de todas mis nenas”. (Sandro, el sábado 19 de agosto, a las nueve de la noche, día de su cumpleaños 61. En ese momento empezó a llover. Agua para apagar tanto fuego...)

Ver y participar de esta fiesta-homenaje-liturgia es casi una experiencia religiosa: imposible, salvo que uno esté hecho de titanio, mantenerse a distancia de tanta pasión, tanta idolatría, tanta fidelidad como la que electriza el aire. Imposible mirar con indiferencia el amor que estalla entre Sandro y sus nenas en cada “batalla del 19 de agosto”, como el ídolo bautizó a lo que más que un happy birthday clásico y convencional, es una peregrinación a la Meca…

Esta vez cayó en sábado, y cientos de mujeres de entre 17 y 80 años marcharon, acamparon y esperaron su mágica aparición para vivarlo y adorarlo. En realidad, sólo unas trescientas tuvieron el privilegio de recorrer los exactos 65 pasos que van desde el comienzo de la casa de Sandro –Avenida Pavón y Beruti– hasta su puerta de entrada: la puerta del gran misterio. El Graceland nativo… Pocas, serenas y educadas medidas de seguridad: una valla, los cuatro habituales custodios de Sandro, e indicaciones sin histeria para que todas avancen y lleguen sin desbordes.
Siete minutos antes de las cuatro de la tarde, el Gitano, aquel de Los de Fuego, salió a saludar por primera vez. Dio una media vuelta, a lo bailaor, sobre la tarima levantada en la entrada de la casa, y la ovación casi parte la tierra y el cielo. Gritos de amor y algunos desmayos: tres minutos de gloria… y el más grande entró para oficiar el ritual de las fotos. Las fieles damas entraron de a tres. Las recibió, paciente y muy acostumbrado, Alfredo Páez, el hombre que asiste a Sandro desde hace más de dos décadas. Allí, cuatro sillas instaladas con simetría: tres para las nenas, y el ídolo en el medio… Las fotos –divino tesoro–, por supuesto, de regalo, les llegarán en una semana. Justo premio para noches en vela, pies ateridos por la espera, frío en los cuerpos (pero una hoguera en las almas), y bailoteo incesante bajo el conjuro de las canciones que lo hicieron famoso primero, célebre más tarde, y un dios pagano por fin.

Y así, hasta dos minutos antes de las siete y media, cuando empezó a caer la noche. Entonces, otra aparición, y estas palabras, caídas sobre las mujeres como el maná: “Bueno, chicas, las que me quieren bien saben y entienden que a esta hora no puedo estar ¡con este frío! en la calle”. Respuesta casi rugiente: “¡¡¡Sí, potro, cuidáte, para Olga y para nosotras… que te amaaaamoooss!!!

No menos que ellas se emociona él, José Antonio Juárez (32), que trabaja levantando escombros con su camioncito y se parece casi increíblemente al Sandro de los comienzos, y que de pronto improvisa un minishow imitando –con gran perfección– la voz y los movimientos del Rey. Por allí, Estela Olivera (50), ama de casa, agita un cartel: “Prefiero un minuto contigo que una eternidad sin ti”. Y la bella abogada Mónica Tuhan Alvarez (27) dice “lo adoro”. Otra mujer, con vestido rosa de novia y flores en la mano, lo espera, bailando a despecho del frío, que empieza a cortar como navaja.

Ya al final de la batalla de agosto 19, una de las nenas nos dice: “En esta vida en la que todos nos mienten y engañan, y la palabra casi no tiene valor, él nunca nos mintió, siempre estuvo a nuestro lado, nos quiere como somos, nos habla de amor y de pasión, y nos hace soñar. El vivió toda su vida y su carrera, por y para nosotras. Por eso lo amamos...”.

Sábado 19, siete minutos antes de las cuatro de la tarde: el Máximo sale a recibir el tributo de sus fans. Algunas acamparon durante varios días e hicieron largas colas para tomarse una foto con el cumpleañero.

Sábado 19, siete minutos antes de las cuatro de la tarde: el Máximo sale a recibir el tributo de sus fans. Algunas acamparon durante varios días e hicieron largas colas para tomarse una foto con el cumpleañero.

Olga, el nuevo amor de Sandro, es hoy la mujer que lo acompaña a sol y sombra. “<i>Gracias a ella sigo en pie</i>”, reconoce él.

Olga, el nuevo amor de Sandro, es hoy la mujer que lo acompaña a sol y sombra. “Gracias a ella sigo en pie”, reconoce él.

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