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Como en un cuento de hadas...

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El casamiento real más esperado duró tres días y tres noches.

Cada special guest recibió -junto con las invitaciones y el protocolo de rigor- un libro-programa de la Casa Real de 128 páginas en las que se marcaba el asiento que cada invitado debía ocupar en la iglesia y, también el minuto a minuto desde el 31 de enero hasta el 2 de febrero de 2002. Son tres las teorías que avalan la fecha elegida. Una dice que es fácil de recordar y que muy pronto será histórica; otra, que la salud del príncipe Claus, padre del novio, está cada día más frágil -sufrió una hemiplejia y tiene depresión crónica- y él no quería perderse el gran día. Y la última indica que Máxima Zorreguieta y Guillermo Alejandro no iban a esperar un instante más para casarse.

CUMPLE DE GALA. La primera jornada de festejos coincidió con el cumpleaños número 64 de la reina Beatriz, y largó con un almuerzo en el palacio de Huis Ten Bosch. Esa noche, las dinastías más importantes de Europa se dieron cita en el palacio real de Amsterdam.
"No hubo pompa ni lujo, pero estuvo muy elegante. Es un lugar imponente, con mármoles lustrosos y majestuosas arañas de caireles. El naranja, el color nacional, fue la vedette y se lo vio en los centros de mesa y también en el menú:
salmón con mandarina, carne con panaché de verduras, y de postre, mousse de
naranja
", contó una de las invitadas. Máxima (divina, con un vestido en tonos tostados) y la reina bailaron sin parar al ritmo de una orquesta en vivo. New York, New York fue de los primeros temas en sonar.
"Si uno llegaba en pareja, te separaban para acomodarte en las mesas, que estaban muy bien armadas. Argentinos y europeos mezclados, seguramente por Máxima. Y la más saludada por los porteños fue Carolina de Mónaco, con su charme
inalterable
", continuó la señora.

LA EMOCION.
Desde que entró a la iglesia -faltaban 25 minutos para las doce- supo que la ceremonia religiosa sería su momento de mayor sensibilidad.
"Los nervios, la ausencia de sus padres, el último tramo de los festejos… Todo eso la tenía un poco apichonada. Pero ella siempre le hizo frente a las
tormentas
", confió después una amiga del colegio antes de que la novia cruzara la puerta grande de Niewe Kerk, una iglesia que empezó a construirse en 1408. Desde el 28 de enero, 25 decoradores trabajaron en la ambientación y en los ramos, para los que usaron 30 mil flores, todas blancas, por pedido de la novia. Cuando sonó Adios, Nonino (de Piazzolla), Máxima no pudo contener el llanto; le temblaba la boca. Su hermana, Inés, tampoco pudo aguantar las lágrimas. Guillermo la miraba embobado de amor. Al ver a Máxima tan conmovida, la reina le dio aliento desde su lugar y le dijo:
"Sweety (dulce)".

por Dolores Paillot
fotos: Santiago Turienzo (enviados especiales) y Agencias Gamma, Fotonoticias y Argenpress
(agradecemos la colaboración especial de Pablo Milstein)
Desde el balcón del Palacio Real, Máxima y Guillermo -ya convertidos en marido y mujer- se besan ante los súbditos holandeses, rompiendo todo protocolo. Fue el broche de oro de una historia de amor increíble.

Desde el balcón del Palacio Real, Máxima y Guillermo -ya convertidos en marido y mujer- se besan ante los súbditos holandeses, rompiendo todo protocolo. Fue el broche de oro de una historia de amor increíble.

O en español: Sí, quiero". Máxima y Guillermo lo dijeron en la iglesia Nievwe Kerk y por segunda vez en el día. Como manda la tradición, los novios entraron de la mano y con un cortejo de lujo: seis pajes y cuatro damas de honor -entre las que se encontraba Inés Zorreguieta, la hermana de la novia- los acompañaron en todo momento. Ella, vestida by Valentino, impactó con su look. El, con el traje oficial de la Marina Holandesa, lució en el pecho la insignia de piloto que en 1993 supo conseguir de la ">

O en español: "Sí, quiero". Máxima y Guillermo lo dijeron en la iglesia Nievwe Kerk y por segunda vez en el día. Como manda la tradición, los novios entraron de la mano y con un cortejo de lujo: seis pajes y cuatro damas de honor -entre las que se encontraba Inés Zorreguieta, la hermana de la novia- los acompañaron en todo momento. Ella, vestida by Valentino, impactó con su look. El, con el traje oficial de la Marina Holandesa, lució en el pecho la insignia de piloto que en 1993 supo conseguir de la

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