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Cada día más flaco, cada día mejor

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Este Diego (versión 2005, post by-pass gástrico) parece más bien el Diego que vimos extasiados en el ’86, cuando eso de desparramar ingleses y de tener al mundo a sus pies era lo más normal, y nada parecía imposible. Esa es la imagen que en los últimos seis meses Maradona, a sus 44 años, recuperó milagrosamente, y que está empeñado en mostrar. Y que todos, por supuesto, estamos encantados de ver. Entonces, cada lunes, La noche del 10 nos va mostrando a un Diego cada vez más flaco y más lúcido. Y entonces, cada sábado, el programa Ballando con le stelle les muestra a los italianos un Diego cada vez más ágil y más parecido al que conocieron alguna vez –astro del calcio–, contoneando su cintura talle 26 y sus flamantes 68 kilos. Y también, cuando puede y aparece medio de sorpresa en algún lugar, siempre es bien recibido. Porque a esta altura es casi una religión. Es devoción pura. Y Diego, el nuevo Diego, últimamente se nos está apareciendo bastante. Así en la cancha de Boca (casi todos los domingos), en el Monumental (para ver a la Selección en el 2 a 0 contra Perú) o en los primeros dos días del Pepsi Music.

El viernes 7, noche de estreno, durante el show de Los Piojos (banda amiga si las hay a esta altura), subió al escenario y se dedicó a hacer jueguitos mientras tocaban su tema homenaje, Maradó. Y al día siguiente, sábado 8, volvió a subir al escenario durante el show de la Bersuit (incipiente amistad y mutua devoción a la vista), danzando pasitos de cumbia mientras la banda tocaba El baile de la gambeta, haciendo estallar a las más de 20 mil personas presentes. Todo esto para mostrarnos que está de vuelta, y que… en fin, lo que ya sabíamos, que es de otro planeta… Y hubo fiesta. Hubo ritual.

Pero también hay explicación: Diego estaba ahí porque no estuvo en Italia. Y no estuvo en Italia por prescripción médica. ¿La solución? Una conexión desde Baires vía satélite. ¿La explicación? Tanto viaje a Europa (viajaba cada miércoles para regresar, contra reloj, los lunes a la mañana poco antes de su programa), tanto cambio de hora, tanto entrenamiento de baile, tan poco descanso, está haciendo que el Diez adelgace más de lo aconsejable. Demasiado. Viajar todas las semanas es mucha exigencia para alguien que todavía está en plena recuperación. Por eso los médicos le recomendaron bajar un cambio, quedarse en casita, tranquilo, respetando con rigurosidad su nueva dieta: caldito con fideos cabello de ángel, bifecitos nunca superiores a los 150 gramos, la vitina que le volvió a gustar tanto después de la operación y que la Tota le prepara encantada, los diez ravioles de ricota de vez en cuando y ni uno más, los lácteos, las verduras procesadas y los distintos tipos de puré. En fin, una dieta que comenzó siendo de 1.300 calorías y que le hizo adelgazar 53 kilos en sólo 7 meses.

Cuando el 10 de febrero Diego Maradona llegó con sus 121 kilos a la Clínica Medihelp Services de Cartagena de Indias, Colombia, las predicciones eran buenas pero no tanto. Antes de la operación hubo que limpiar su hígado, reestabilizarlo de su cuadro de hipertensión y, recién después, el 3 de marzo, pudo entrar a quirófano. La operación laparoscópica (también conocida como by-pass gástrico) duró dos horas y consistió en la reducción de su estómago en un 95 por ciento, con una derivación al intestino delgado a través de un puente gástrico. Al achicarse el estómago (Maradona asegura que el suyo hoy tiene “el tamaño del de un nene de dos años”), se reduce la absorción de calorías y nutrientes por parte del sistema digestivo; por lo tanto, el paciente necesita una menor cantidad de alimentos para saciarse. O sea: al achicarse el estómago tiene menos hambre. Pero como su cuerpo igualmente necesita de esos nutrientes, para suplirlos se le agrega a su dieta una dosis diaria de complejos vitamínicos y calcio, y eso deberá ser de por vida. Las predicciones, después de la operación, eran que en un año Maradona recuperaría un peso final de entre 65 y 63 kilogramos. Algo que, sorprendentemente, Diego logró en apenas siete meses.

Cordera y Maradona, dos íconos de la cultura popular argentina, juntos en la noche del sábado durante la presentación de la Bersuit en el <i>Pepsi Music</i>. Diego subió al escenario para el tema <i>El baile de la gambeta</i>.

Cordera y Maradona, dos íconos de la cultura popular argentina, juntos en la noche del sábado durante la presentación de la Bersuit en el Pepsi Music. Diego subió al escenario para el tema El baile de la gambeta.

Diego, con 121 kilos, en la casa de sus padres, en septiembre de 2004, después de la crisis que lo tuvo al borde de la muerte y 133 días internado en la <i>Clínica Psiquiátrica Del Parque</i>.

Diego, con 121 kilos, en la casa de sus padres, en septiembre de 2004, después de la crisis que lo tuvo al borde de la muerte y 133 días internado en la Clínica Psiquiátrica Del Parque.

Y en Italia, bailando en el programa <i>Ballando con le stelle</i>, demostrando que su talento con las piernas sigue intacto.

Y en Italia, bailando en el programa Ballando con le stelle, demostrando que su talento con las piernas sigue intacto.

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