Esta vez, el enemigo de la guerra declarada por los Estados Unidos después del trágico 11 de septiembre es invisible. Hay un estado de alerta, de alarma, de miedo, de necesidad
de venganza y hasta de ajusticiamiento contra alguien a quien no se ve, que no está frente a uno. Esto lleva a otra injusticia. Cotidiana, doméstica, innecesaria. Son los malos tratos y la discriminación que enfrentan los afganos que viven en los Estados Unidos.
Ellos, por su parte, intentan minimizar el asunto. Quieren fantasear con que nada ha cambiado en sus vidas, y que pueden seguir saliendo a la calle en esa tierra prometida a la que llegaron en diferentes épocas. Pero la ira estalló, y les ha tocado hacerse cargo de la actitud cruel y perversa de un demencial grupo terrorista. No son pocos: en los Estados Unidos, la comunidad afgana llega a unas cien mil personas. La cuarta parte vive en Nueva York.
GENTE habló con tres de ellos -el Imán Mohammad Sherzad (41), el taxista Ghulan Noorzad (52) y el empresario Nedzad (29)-, en Majfid Abubakr, una mezquita de Flushing, Queens, el área de mayor concentración musulmana de esta ciudad.
Ghulan llegó a Nueva York en 1983. En Kabul fue ministro de Educación. Aquí es chofer. Está casado y tiene cuatro hijos (dos varones y dos mujeres). Su esposa, Najia (46), es maestra en una escuela pública. Mohammad es el Imán de la mezquita, la máxima autoridad religiosa. Entró a los Estados Unidos como refugiado de guerra hace 17 años. Está casado con Marzia (35) y tiene tres hijos. Nedzad tiene su propia empresa de Internet, y busca un socio para crear otra. Su esposa, Mirlinda (26), dio a luz a su segundo hijo hace apenas cuatro meses.
-¿Cambiaron sus vidas después del 11 de setiembre?
Ghulan: -Sí, como la de todos los neoyorquinos. Estoy tan triste como los demás. Aún no puedo entender esta terrible tragedia. Por suerte ningún miembro de esta congregación sufrió algún incidente. Sí sé que en otras mezquitas hubo algunos insultos a mujeres por llevar túnica, acosos a chicos en el colegio. Pero no pasó de allí. Nada serio…
El taxista Ghulan Noorzad, que fue ministro de Educación en Afganistán en los 80, el Imán Mohammad Sherzad y el empresario de Internet Nedzad frente a la mezquita Majfid Abubakr, con la bandera americana.
Musulmanes residentes en Nueva York oran en la mezquita Majfid Abubakr, en Flushing, un sector de Queens. Allí se congregan la mayor parte de los cien mil afganos creyentes en Alá que pueblan los Estados Unidos. Dicen que tienen temor por las posibles represalias de los norteamericanos.
