«Así vi a Menem en prisión» – GENTE Online
 

"Así vi a Menem en prisión"

Le llevé mi nuevo libro, El prójimo, un texto nacido al calor de una crisis personal, una colección de reflexiones propias y ajenas sobre los grandes interrogantes de nuestra existencia, el amor, la muerte, el destino, los valores, el sentido de la vida. Me pareció que podía servirle a alguien que pasa por circunstancias penosas como la de estar endeblemente acusado y detenido.

Al salir del Acceso Norte y tomar la 202 comienzan a verse pasacalles, carteles y pintadas de aliento: "¡Fuerza, Carlos!", "Urso traidor", "Menem 2003". Recordé entonces el error de muchos que afirmaron que era ésta la primera vez que un presidente constitucional era encarcelado por otro gobierno democráticamente elegido, olvidando que Mitre, en diciembre de 1874, había sufrido esa suerte a manos del presidente Avellaneda. Este, quien asumiera el 12 de octubre, debió enfrentar la insurrección armada de los mitristas indignados por lo que consideraron elecciones fraudulentas. Pero las tropas leales y sus oficiales, entre los que se destacó el joven Julio A. Roca, sofocaron la rebelión.

Para llegar al portón de acceso a la quinta de Gostanián, sobre la barrosa calle Obligado, fue necesario atravesar una romería de bulliciosos simpatizantes del ex presidente, de camarógrafos, periodistas y fotógrafos, y de vendedores de empanadas y de gorros partidarios. Fue inevitable recordar entonces que Avellaneda se vio obligado a amnistiar a don Bartolomé porque la reclusión en los cuarteles del Retiro, muy próximos a donde hoy se encuentran los juzgados de Comodoro Py, provocaba tal alboroto que
lo hacía más peligroso entre rejas que libre. 

La quinta es amplia pero antigua, muy diferente de las nuevas corrientes impuestas por countries y barrios cerrados y ha sido muy poco usada por su dueño en los últimos años, lo que se evidencia en el descuido de flores y plantas. De todas maneras es inevitable que
muchos la consideren una jaula de oro y hubieran deseado para Menem una prisión más rigurosa. No sólo sus enemigos sino también muchos de sus partidarios convencidos de que la supuesta o real
"fiesta menemista" ha prendido demasiado en la crítica de una sociedad devastada por la crisis económica.

Me recibe sonriente y parece de buen ánimo.

-Indignado -responderá cuando le pregunto cómo se siente. No me caben dudas de que es sincero cuando proclama su inocencia. No ahondé en preguntas sobre la causa porque lejos estoy de comprender los pliegues y repliegues leguleyos, y
casi no tocamos temas políticos porque no me pareció oportuno hacerlo con alguien que sufre detención domiciliaria.

Nos acomodamos en sillones de estilo indefinido, en una sala cuya discutible elegancia dista sideralmente de la decoración de la casa de Echeverría al 3500. En la habitación contigua se apiñan varios hombres, seguramente policías a cargo de su vigilancia; también el leal Federico Azzarini, jefe de prensa, quien protesta porque los celulares no tienen alcance para recibir llamadas, por lo que las comunicaciones se reducen a una sola línea telefónica.

El ex presidente me cuenta que no es la primera vez que esa quinta le sirve de refugio:

-Siendo ya gobernador de La Rioja, durante el gobierno de Isabel, en una entrevista que me hizo la revista GENTE
manifesté que López Rega era un muerto político y que debía alejarse del gobierno. Esa frase fue título de la nota, con letras enormes.

Ningún mozo ha entrado a la habitación, obsequiosamente, para ofrecernos café o gaseosas. No será esa la única señal de los tiempos cambiados.

-Eran los tiempos de la ominosa Triple A. No tardaron en hacerme saber que me iban a matar. No le di mayor importancia. Había combinado una entrevista con el intendente de La Plata, Rubén Cartier, y lo esperé en mi habitación del hotel República. Pero quienes llegaron fueron el gordo Gostanián y otros amigos, muy alterados, con la noticia de que a Cartier y a su custodia los habían asesinado mientras se dirigían a nuestro encuentro. Entonces me trajeron a esta quinta, tirado en el piso del auto, custodiado por algunos de la Federal que me eran leales y después, en cuanto se pudo, viajé a La Rioja, donde estaba más seguro.

De sus cinco años de prisión durante la dictadura del Proceso también hablamos:

-Las condiciones de entonces eran mucho peores que las de ahora, así que no veo por qué no voy a aguantar ésta. Imagínese que entonces, con los otros compañeros presos en el barco
Treinta y tres orientales pasamos meses sin salir de nuestros calabozos, sin pisar la cubierta.

A pesar de que hemos conversado muchas veces, no me era fácil, esta vez, estar frente a ese preso que fue nuestro presidente constitucional durante diez años y seis meses, que visitó y fue visitado por los protagonistas mundiales de los dos últimos lustros, que es capaz de despertar los sentimientos más encontrados entre sus conciudadanos, sobre quien se continuará polemizando por muchos años venideros y cuya dimensión mítica alcanza para que se difundan disparates como los de los túneles y el casino de esa quinta.

A través de las ventanas apenas se ve una franja del jardín, el resto de la visual acaparado por las telas rústicamente colgadas para impedir las miradas de periodistas y curiosos. También el alambrado perimetral está tapiado por placas metálicas y lonas verdes, coronadas por alambre de púa.

-Se dijo que usted planeaba escaparse.
En el rostro de Menem, más como una niebla que en una arruga o un rictus, se adivinan las sombras de un tiempo difícil.
-Ya no saben qué más decir. Varios presidentes amigos me habían ofrecido su protección pero yo jamás pensé en eludir la justicia aunque sabía que me iban a meter preso. Por eso cité a Bolívar:
"En cadenas, pero en mi patria".

Me atrevo a opinar:
-Para no dar pasto a las fieras, no es bueno dar la imagen de que usted está de vacaciones aquí, como sugieren malintencionadamente algunos medios.
Menem me escucha en silencio y asiente con la cabeza. No me animo a agregar que también sería conveniente evitar la visita de algunas personas sospechadas de corrupción y condenadas por una sociedad enemistada con la clase política. Pero en el ex presidente siempre predominará su sentido de la amistad y de la lealtad sobre consideraciones de este tipo.

Como si me hubiera leído el pensamiento, dirá:
-A los peronistas no nos pueden criticar los actos de gobierno. El mío fue el mejor en muchos años, transformamos el país. Entonces apelan a lo de la corrupción. Lo mismo hicieron con Perón. Es el recurso bajo de quienes nos envidian, de quienes no saben gobernar. En 1976 me investigaron todo, hasta el grupo sanguíneo, y al final tuvieron que pedirme disculpas.Según escribe el historiador en esta nota especial para <i>GENTE</i>, Menem le dijo sobre su futuro político:<i> justicialistas".">

Según escribe el historiador en esta nota especial para GENTE, Menem le dijo sobre su futuro político: "Vamos a ganar en octubre, con comodidad. Y el año que viene yo gano las internas
justicialistas"
.

El escritor y legislador porteño visitó al ex presidente  en la quinta donde está detenido en Don Torcuato, y relata cómo pasa los días de encierro el hombre que condujo al país durante diez años.

El escritor y legislador porteño visitó al ex presidente en la quinta donde está detenido en Don Torcuato, y relata cómo pasa los días de encierro el hombre que condujo al país durante diez años.

Claudia Maradona, con  sus jijas Dalma y Gianinna fueron a visitar a Menem el domingo del día del padre.

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