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Ahora los hombres se animan a ser coquetos

Hasta no hace mucho tiempo las mujeres eran dueñas únicas de
la posibilidad

de hacer hasta lo imposible para estar impecables. Parece que algo cambió: es el
hombre el que mira y quiere gustar, y para eso lleva al extremo sus ansias de
coquetería. Roberto Giordano lo confirma: "Es así, pero no para competir entre
sí. Elogia lo que tiene el otro. ´Qué bien tenés el pelo, qué fachero´, se
dicen. La mujer mira con bronca a otras mujeres. Mis admiradores y los únicos
que ponderan mis desfiles son los hombres. Tienen una comunicación con el espejo
que antes no tenían. Están espléndidos".

Toda la parafernalia a la que las mujeres acuden para estar divinas, más jóvenes
y como las leyes sociales mandan, ahora también es usada sin culpas por los
hombres. Cada día son más los que van a las peluquerías no sólo a cortarse,
implantarse pelo, teñirse, ponerse extensiones o hacerse reflejos. Se operan de
casi todo: liposucciones de rollos diversos, especialmente el "salvavidas" nada
sentador, levantan la punta de la nariz, la cola caída deja de estarlo para que
los pantalones luzcan mejor, y ni hablemos de hacer brillar por su ausencia las
arrugas que empiezan a marcar la cara. ¿Esto es nuevo? Para el cirujano plástico
Manuel Sarrabayrouse: "El hombre siempre ha sido coqueto. Desde los inicios de
la historia demostró estar interesado por su estética. Hasta cuando iba a la
guerra se preocupaba por cómo iba a lucir ante sus rivales. En los últimos
tiempos se quitó prejuicios y compite en muchos terrenos con la mujer. Es más
seguro a la hora de pedir lo que quiere hacerse. La masculinidad no tiene nada
que ver con esto. No está en juego. Es más. La estética busca fortalecer la
imagen del hombre".

La gran mayoría está por encima de los 35, 40 años. Son señores jóvenes, pero
hay detalles que les gustaría mejorar no sólo por estética, lo hacen por
cuestiones laborales y profesionales. El mercado está cada día más exigente y
hay que estar muy bien, incluso físicamente. No se meten a pleno con las grandes
cirugías, prefieren las menos traumáticas aunque tengan posoperatorio. Esta
cercanía del hombre a la belleza exterior es vista de reojo por muchos. Roberto
Giordano pone las cosas en su lugar: "El hombre actual tiene otra necesidad
interna. Está actualizado, informado, tiene un concepto sobre la belleza
totalmente diferente de lo que era antes. Va a una peluquería y lo primero que
hace es ver catálogos. Pregunta lo que está de moda. Tiene acceso a peluquerías
transgresoras. La revolución la hicieron Brad Pitt y David Beckham. En Argentina
fue Palermo, quien se clavó un mechón amarillo provocando que miles de chicos se
tiñeran el pelo. El fue el que conmocionó a todos y generó una necesidad de
cambio".

Vamos por partes. ¿Qué se hacen ellos? Lipoaspiración para hacer volar rollos
del abdomen, caderas, flancos, piernas y papada. Se consiguen los mismos
resultados de una operación sin las secuelas quirúrgicas. Se elimina
completamente la grasa depositada en esos lugares, utilizando lipoaspiradores
mecánicos, ultrasónicos y láser. Se extrae la grasa mediante cánulas de 3 mm de
diámetro. Está bueno que ellos sepan que no hay que buscar la imagen del David
de Miguel Angel, para eso, ya es tarde. Según el doctor Manuel Sarrabayrouse:
"La belleza parte de adentro hacia fuera. Nosotros nos preocupamos por armonizar
la imagen. No podemos garantizar que el hombre sea exitoso. La belleza es un
cóctel de armonía, naturalidad y perfección. Apuntar a la perfección es
sobreactuar. En cirugía eso significa mutilación. Hay que apuntar a la
naturalidad. Desgraciadamente no tenemos un varita mágica, sino un bisturí. En
la medida que apuntemos a lo natural vamos a tener resultados beneficiosos para
el paciente. La mejor ponderación es que la cirugía sea imperceptible".

Los abonados a los beneficios de este método, que borra en pocos minutos lo que
en el gimnasio lleva meses, son Pappo -el rockero más pesado de la Argentina-,
otro, menos pesado pero rockero al fin, Charly Alberti ya se hizo dos
liposucciones para eliminar rollos. Ni hablar de Guillermo Cóppola, Franco Macri,
quien también se hizo ginecomastia (extracción de las glándulas mamarias que
crecieron demasiado), y Francisco de Narváez, que le agregó a su quita de rollos
un tatuaje en el cuello, y no se olvida de la limpieza de cutis mensual y la
manicuría semanal.

No existe un solo hombre en el mundo que no se preocupe por su pelo. Ni lo
nombran del pánico que les da perderlo. "Se me volaron las chapas", es la
metáfora más vulgar de todos para decir que se están quedando pelados. Los más
revolucionarios encontraron una manera de tirar abajo la maldición y se rapan
completamente (como Bruce Willis o el vernáculo Darío Grandinetti). Los que no
se resignan se hacen implantes microcapilares, que es caro pero el mejor, como
el viejo apotegma publicitario: 2000 pesos la sesión, y al final del tratamiento
se pueden gastar hasta 8000 pesos. Juan Carlos Elías es uno de los especialistas
más buscados y confiesa: "El implante se hace pelo por pelo. Es un proceso
evolutivo. Se realizan dos o tres series en un año. Se puede contar con una
población de pelo muy bueno. Se saca de la región occipital (nuca, donde el pelo
es muy fuerte). Como tiene una información genética distinta no vuelve a
caerse".

Que le digan si no a Aníbal Ibarra, jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos
Aires, de la angustia de perder el pelo. Para él, caso resuelto con el implante.
El mismo camino siguió el periodista Beto Casella, quien además se lo tiñe.
Otros, sin problemas de caída, hacen lo que quieren con su pelambre, desde
teñirla de varios colores como Roberto Petinatto o Marcos Di Palma hasta
discretos pero visibles reflejos, como Alejandro Gravier, el marido de Valeria
Mazza, Horacio Cabak e Ignacio Heguy. Por oposición, llama la atención Pablo
Echarri, que no quiere borrarse por nada del mundo su lunar de canas. Pero él
sabe que su encanto está en la forma de mirar y en el cuerpo cuidadosamente
trabajado en un gimnasio (cuando tiene tiempo) o mantenido en plenitud física
con el infaltable fútbol de los sábados (un clásico que no abandona).

Fabio Cuggini, un maestro en la cuestión pelo, se anima a teorizar sobre la
coquetería masculina: "Los hombres tienen necesidad de mostrar más, de acercarse
de una manera más abierta a las mujeres. Ellas los igualaron en un montón de
aspectos y ellos ahora compensan con la estética. El paso de los años derribó
tabúes. Lo que antes ocurría en la intimidad ahora se hace en público. Nadie se
priva de hacerse las manos, los pies, se ponen color, se depilan, perfeccionan
el contorno de la barba, se hacen reflejos, se tiñen las canas. Cada 30 días se
hacen un retoque general. Ser coquetos no significa ser afeminados. No quieren
ser como las mujeres, quieren gustarles a las mujeres"
.

El colmo de la puesta a punto la hacen los fisicoculturistas que, además de
matarse con los fierros, hacen implantes de siliconas para perfeccionar los
músculos y equipararlos cuando uno crece más que el otro. Horacio López Carlone
confiesa que: "Antes los hombres tenían miedo, pero ya no. En mi consultorio el
30 por ciento de la operaciones se realizan en hombres. A veces viene la mujer a
operarse y les dan referencias a ellos. A la hora de operarse son mucho más
equilibrados que las chicas. No son vuelteros. Quieren algo, lo piden claramente
y no andan tentándose"
.

Los rellenos con colágeno para atenuar los surcos de la cara o para remarcar
algún rasgo son muy comunes, y como es un tratamiento ambulatorio, pasa
inadvertido para todo el mundo. La persona se pone botox y llega a la oficina
fresco como una lechuga, y nadie se da cuenta de que tanta lozanía acaba de
salir de un consultorio. El botox es uno de los tratamientos más usados por las
grandes estrellas del mundo. Tom Cruise mantiene su mirada despierta con una
simple inyección de botox en su frente (cada 4 o 6 meses) y Harrison Ford
elimina sus patas de gallo con el mismo método, para mantener la lozanía de un
lifting que se realizó hace ya algunos años. Otro que no ahorra en operaciones y
botox es Michael Douglas. En nuestras tierras -afirman los especialistas en
estética-, Adrián Suar también elige el botox, sobre todo cuando actúa en cine o
en tevé, ya que al relajar los músculos faciales la cara se ve fresca a pesar de
las muchas horas de grabación. Seductor nato, hace varios años, además, se animó
a corregir la punta de su nariz, dejándola más respingada. Otros que ya se
habían animado con la ñata son Nico Repetto (la enderezó), y el galán Gabriel
Corrado (que corrigió la punta).

Hay señores que no necesitan entrar al quirófano por ahora, pero se preparan
duro para no hacerlo. Nicolás Repetto (con 44 años y cuerpo envidiable si los
hay), Marcelo Tinelli (flaco, a fuerza de comida muy sana, corre cada mañana y
se entrena para maratones) y Daddy Brieva (que adelgazó 12 kilos con una dieta
para verse mejor y quitarse los rollitos que tanto le molestaban) son tres de
ellos. Tienen personal trainer, siguen una dieta balanceada y cada vez que hacen
tele encuentran un look que parece descuidado, pero es largamente estudiado.

Para hablar de gym masculina, nada mejor que fijarse en el físico de Osvaldo
Laport: ejercicios diarios, musculación con muchas repeticiones y pesas, dieta
hipocalórica. El resultado: ni un gramo de más. Otro que hizo punta a la hora de
quitar prejuicios fue Gerardo Sofovich, que convirtió sus manos manicuradas en
un clásico.

Otro tema que los desvela es el aspecto de cansados a perpetuidad que les deja
el tener bolsas bajo los ojos: "Consultan mucho por las bolsas palpebrales y se
hacen una cirugía llamada blefaroplastia, con anestesia local. Es una operación
ambulatoria. Nada traumática
", cuenta el doctor Jorge Elías. "Quitar las bolsas
de los ojos es algo que piden los hombres después de los 50 años. La operación
es sencilla, la cicatriz es imperceptible y no cambia ningún rasgo del paciente:
se ven como siempre, pero sin cara de cansados
", afirma el doctor López Carlone,
quien también tiene entre sus pacientes a muchísimos famosos, cuyos nombres se
niega a revelar.

Esta cirugía es una de las preferidas y necesarias para quienes ponen la cara en
la tele, como Antonio Grimau, Jairo, Piero, Gustavo Bermúdez y un campeón de
esta operación, con agregado de lifting, es Alejandro Dolina que hace de la
coquetería un culto. Este último caso muestra a las claras que el tema estético
ya no es considerado "una frivolidad" por los intelectuales, como ocurría hace
algunos años.

Hoy, todos quieren verse mejor. Con la ayuda del cirujano, de una dieta, de unos
reflejos en el pelo o de tintura (¿acaso no se dio cuenta de que casi ningún
político tiene canas, aunque superen cómodos los 50 años? Eso sí, para disimular
hay que dejar unas pocas canas en las patillas, que quedan bien).

El nuevo hombre es definitivamente coqueto. Ahora el mundo no está solo lleno de
diosas. La belleza no es exclusivamente femenina. Llegó la hora de los dioses.
En Hollywood como en la Argentina.

Adelgazó casi 10 kilos en los últimos años. Se mata con la gimnasia y corre maratones.

Adelgazó casi 10 kilos en los últimos años. Se mata con la gimnasia y corre maratones.

Empezó enderezándose la nariz en 1987, y desde entonces se cuida mucho. Hace gimnasia, corre y mantiene un estudiado look juvenil.

Empezó enderezándose la nariz en 1987, y desde entonces se cuida mucho. Hace gimnasia, corre y mantiene un estudiado look juvenil.

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