La tristeza es enorme, pero me quedo con el recuerdo de toda la gente que fue a despedir a mamá al Congreso. Estando ahí tuve que consolar a personas que, sin haberla conocido personalmente, lloraban como si se les hubiera muerto un familiar. Por eso, al pueblo argentino le quiero agradecer por todo, y decirles que mami murió sin sufrir, y en paz”.
Abatido, con todo el dolor que significa haber perdido a su madre, Fabián Matus (51), el hijo de Mercedes Sosa, encaró los micrófonos con los ojos llenos de lágrimas. Faltaba poco para que los restos de la Negra fueran llevados al crematorio de la Chacarita, y él necesitó salir a dar una vuelta. La noche, en el primer piso del Congreso de la Nación, había sido tan emotiva como agotadora. Lo acompañó su tío Orlando Chichi Sosa. El hermano once meses menor de Mercedes fue el primero en hablar: “Recuerdo todo el tiempo nuestra niñez. Fuimos muy compinches y compañeros. Sé que desde algún lugar ella está llena de felicidad por ver este homenaje. La gente se acercó a despedir a esta artista popular, a la persona que les cantó a todos trabajadores y a la gente humilde. Mi hermana es para Latinoamérica la voz de la liberación. No hay dudas de que hace años que Mercedes les pertenece a todos”.
El músico Carlos Coqui Sosa, sobrino y ahijado de Mercedes, también bajó junto a ellos. Sin esconder su dolor, dijo: “Estamos tristes, pero también tenemos una mezcla de paz, serenidad y alegría, al ver a toda la gente que vino a darle tanto amor a la tía. Por dentro estoy destruido… Me quedé huérfano. Siento que perdí la brújula, y un enorme vacío que nunca va a llenar nadie. Pero también estamos tranquilos, porque la tía no sufrió y no tuvo ningún tipo de dolor. Todos los familiares tuvimos la oportunidad de ir a verla y despedirnos. Ahí comprobamos el orgullo que ella sentía por Faby, su hijo único. Me confesó que él era su sombra. Nunca se separó de su mamá, y la tía se sintió orgullosa de eso”. A su lado, Fabián Matus lo escuchaba con la emoción contenida. En ese instante no era el productor de eventos culturales y artísticos, era simplemente “el Matus” –como lo llaman sus amigos–, el hijo de Mercedes que, con voz suave y pausada, habló de la mujer que “dejó esta vida terrenal para pasar a ser un mito”.
–Muchos artistas aseguran que en Cantora ella ya había comenzado a despedirse. ¿Vos también lo sentiste así?
–No, de ninguna manera. Es más: habíamos comenzado a charlar sobre hacer un nuevo disco. Ella todavía tenía ganas de seguir viviendo. Pero, bueno... Lamentablemente todo se agravó en los últimos días y no pudo seguir peleándola.
–¿Cómo fueron esos últimos días?
–El martes a la mañana se indujo el coma farmacológico y todo terminó en la madrugada del domingo. Ahí ya nadie pudo hablar con ella. Pero sí en los días previos. Me pidió que le acercara un auricular para escuchar Cantora, el disco que grabó este año junto a Serrat, Sabina, Caetano Veloso, Shakira, Charly, León Gieco, Fito y Cerati, entre otros. ¡En esos días se empachó de música!
–Sus cenizas van a ser esparcidas en Mendoza, Tucumán y Buenos Aires. Ese era su deseo…
–Sí, es un deseo de ella, porque es un camino lógico desde su nacimiento y toda su carrera. Tucumán es su casa y el lugar de las primeras interpretaciones, Mendoza es el encuentro con una cultura muy fuerte y un compromiso social muy grande, y Buenos Aires es donde empezó a batallar para poder dar a conocer su trabajo.
–¿Cómo la querés recordar?
–Primero, como una mamá muy presente, que siempre me llevó a todos lados donde fue posible. Me crié arriba de los escenarios y me permitió estar a su lado. Me defino como el fan más cercano que tuvo.
–Antes hablabas del homenaje que le hizo la gente. ¿No esperabas esta despedida?
–Jamás. Uno sabe todo lo que mamá significó, pero nunca pensé que eran tantos los que se iban a acercar para el último adiós. Ahí es cuando uno toma noción de la verdadera dimensión de lo que fue Mercedes. Es reconfortante para mí y para la familia comprobar el cariño que todos sienten por nuestra madre, nuestra tía, nuestra amiga, nuestra abuela. Su voz sigue provocando cosas inexplicables en la gente, y lo que pasó el domingo fue algo tan espontáneo como conmovedor.
–¿Imaginás un concierto, un tributo en su nombre?
–Ojalá sea pronto... Yo voy a estar ahí para apoyar cualquier iniciativa que surja.
–¿Cuál es el legado que te dejó?
–El amor y la curiosidad por la diversidad. También me enseñó –y me marcó a fuego– que siempre hay que ser muy respetuoso con todas las personas.
–Se te escucha triste y abatido, pero tranquilo…
–Ese es el sentimiento que tengo, porque sé que a mamá no le quedó nada por hacer. Se dio todos los gustos en vida, y eso nos llena de paz. 
Fabián llevó el féretro de su madre hasta el crematorio. Mercedes había pedido que sus cenizas se esparcieran en Tucumán, Mendoza y Buenos Aires. “Fue una madre muy presente y generosa, y yo el fan más cercano que tuvo”, confesó emocionado.
A las 11.30, el cortejo salió del Congreso de la Nación. La gente, que durante todo el domingo hizo cola para despedir a la Negra, se paró para aplaudir su paso.
Durante todo el día, Fabián se mostró entero. Pero, a la salida del crematorio, se quebró. Todos coincidieron: “Hasta el final, fue la sombra que acompañó a Mercedes. Ella estaba muy orgullosa de su hijo”.
