A cuatro meses de la tragedia, empieza a haber justicia – GENTE Online
 

A cuatro meses de la tragedia, empieza a haber justicia

"Zona liberada". Así califica el Juez Julio Lucini a República
Cromañón
-el boliche que regenteaba Omar Chabán-, en su extenso dictamen de
281 páginas. Procesó, por el homicidio culposo agravado de las 193 víctimas de
la tragedia, a los ex funcionarios porteños Fabiana Fiszbin -ex subsecretaria de
Control Comunal-, Ana María Fernández -segunda de Fiszbin-, Alfredo Ucar -asesor
de Fiszbin-, Juan Torres -ex director de Fiscalización y Control- y Rodrigo
Cozzani -ex titular de Coordinación Operativa-. Además, procesó por omisión de
los deberes de oficio a Víctor Telias -coordinador operativo-, por cohecho
pasivo a los policías Miguel Angel Velay -ex comisario de la seccional séptima
de la Policía Federal-, Gabriel Sevald -actual jefe de la repartición- y a
Carlos Díaz -subcomisario de la misma-. Por incumplimiento de funcionario
público procesó a los agentes policiales Oscar Sosa y Cristián Villegas. También
dictó la falta de mérito para dos ex funcionarios: el ex subcoordinador
operativo Daniel Díaz y a Juan Carlos Loupias, del área de Seguridad. Sin
embargo, siguen imputados en la causa. Como se esperaba, la sanción más dura
recayó sobre Omar Chabán y su jefe de Seguridad, Raúl Villarreal: homicidio por
dolo eventual. Excepto los dos últimos, detenidos, el resto no tiene prisión
preventiva. Y esto, para muchas de las víctimas, molesta y mucho.

"Tendrían que estar procesados por homicidio simple, tendrían que estar
presos. Así como Chabán tiene dolo por homicidio, porque sabía que una tragedia
podía pasar y actuó igual, los funcionarios públicos deberían estar presos. La
diferencia es enorme. El homicidio simple tiene una pena de 8 a 25 años, y el
culposo de 5 años de máxima. Así como está, no van presos… Pero no es una
instancia final, en el juicio oral todo puede cambiar
", señala el abogado
Fernando Soto, que junto a las doctoras Gabriel Factorovich y Cecilia Lacay
representa a alrededor de 50 querellantes en la voluminosa causa, que ya tiene
más de 40 mil fojas. El miércoles 4, Soto fue uno de los letrados que ingresó a
República Cromañón para inspeccionar el local de Bartolomé Mitre 3060.
Fue un regreso al horror de la noche del 30 de diciembre de 2004.

TUMBA DE LA GLORIA. Todavía se respira muerte en el interior de
Cromañón. Está en el aire, en la atmósfera brutal donde murieron o comenzaron a
morir 193 chicos, en el piso con oscuros rastros del plástico del techo quemado,
sembrado de zapatillas que la desesperación y el miedo les hicieron perder,
llaveros y documentos que quizás nunca encuentren a sus dueños; en las paredes
con marcas de manos tiznadas, como huellas del tanteo en la oscuridad de los
cuatro mil que se aferraban a un hueco por donde respirar, a una puerta para
escapar del infierno como pudieran. Y están las puertas, varias puertas, que
fueron abiertas a patadas, a trompadas, a la fuerza, y que daban a otras
pequeñas habitaciones, a otras trampas. Está también el candado tenaz de la
gigantesca salida de emergencia, que durante 40 minutos -hasta que lo rompieron
los bomberos- nadie pudo destrabar, y fue el cepo donde cayeron los intentos por
huir: si hubiese funcionado aquella noche, hoy no hablaríamos de la peor
tragedia en la historia de la ciudad de Buenos Aires.

Nada o casi nada se tocó: están los instrumentos de Callejeros sobre el
escenario -la batería, las guitarras, una funda- las gaseosas sobre la barra, y
en el hotel aledaño, un diario abierto con fecha del 30 de diciembre de 2004, la
comida en el freezer del restaurante, los teléfonos sonando para nadie. Quedan
las mesas que usaron como arietes para destrozar vidrios en busca de salida, y
la sensación de que el lugar era un perfecto laberinto, donde un implacable
Minotauro se devoró 193 vidas.

"Hice, a oscuras, el recorrido que hicieron los chicos aquella noche, y
fue desesperante, me golpeé con un extractor, que no anduvo. ¡Y estaba solo,
aquella noche eran más de cuatro mil! Ahí tuve la idea de la magnitud de
semejante masacre
", cuenta Soto.

"Eso, originalmente, era un garage, un enorme garage de micros, por eso la
salida de emergencia era tan grande, de diez metros por seis de alto. La barra
antipánico, que era de fabricación casera, estaba doblada, la rompieron, pero no
pudieron abrir. Me di cuenta del crimen que se cometió…
", continúa el
abogado. Lo que encontró dentro de Cromañón todavía lo indigna: "Fuimos
a ver un gato, y nos encontramos con un elefante. Pensamos ir a ver un boliche
bailable clase C, como fue habilitado, y era un estacionamiento cerrado,
transformado en un lugar de conciertos, con una galería que es una trampa
mortal, con una superficie mayor al doble de la habilitada… Lo que la defensa de
Chabán señala como la salida de emergencia es la entrada al local, y las
entradas nunca son salidas de emergencia. Tiene un cartel del lado de adentro
que dice 'salida de emergencia', pero no está en Cromañón, sino afuera, donde se
sacaban las entradas. Muchos chicos me dijeron que salieron por la recepción del
hotel, entre la gente. Y es porque la salida de emergencia da al garage, al
restaurante y a la recepción del hotel. En la desesperación, salieron por donde
podían. Por cualquier puerta que se tome, uno puede empezar en el hotel y
terminar en Cromañón, y viceversa. ¿Cómo puede ser que nadie lo haya visto?
¿Nosotros somos los querellantes y nos dimos cuenta en dos horas? Ni para hotel
está bien habilitado…
"

-¿Y por qué estaba habilitado, entonces?
-Eso debe ser materia de investigación, y el juez pide profundizar. Se
determinó que Cromañón, y Lucini lo dice, nunca funcionó como boliche
bailable, sino como lugar de recitales. Y es totalmente distinto. Para un
recital se necesita un permiso especial dado para cada uno, y tiene que contar
con servicio de ambulancias, médicos, policías y fiscales contravencionales, el
boliche bailable no. Chabán sabía eso… Era un microestadio. Tanto era así, que
la policía pedía un pelotón por escrito, en forma interna, para custodiar el
microestadio Cromañón
. Pero el pelotón no era para cuidar a los chicos, sino
para custodiar a Chabán, porque cobraban coima, y hay testigos que lo dicen. En
los gastos del recital había un ítem que decía 'poli', y tanta plata. Villarreal
reconoció su letra, y dijo que 'poli' era un amigo al que le decían así, pero el
juez lo desestimó. Y los funcionarios también sabían que era un microestadio.
Era tan público que salía en los suplementos juveniles de los diarios. Entonces,
el juez les dice a los procesados, que sabían lo que podía suceder porque el
defensor adjunto Atilio Alimena les avisó, sabían que el certificado de bomberos
estaba vencido e igual omitieron intervenir.

PRINCIPAL ACUSADA. Después de la resolución del Juez Julio Lucini, la
psicóloga y maestra jardinera Fabiana Fiszbin decidió abandonar su domicilio de
la calle Aranguren, movilizando a toda su familia. Los vecinos dicen que hace
tiempo que no se la ve. La ex funcionaria mantiene una estrecha relación con
Aníbal y Vilma Ibarra. La cercanía de esta mujer con los Ibarra también se
refleja en los generosos aportes que ella y su padre hicieron para la campaña
del jefe de Gobierno: 20 mil pesos aportó Enrique Fiszbin (máximo monto que se
entregó en forma privada) y 5 mil donó ella para ayudar a su amigo en la
contienda electoral.

El lunes a las 12.35 AM, la delgada mujer regresó a su domicilio en un taxi,
tras dos días de ausencia y se negó a hablar con GENTE: "No tengo nada que
decir
", aseguró. Veinte minutos más tarde, un hombre calvo y de barba que se
presentó como su marido, estacionó su Renault Megane bordó a dos cuadras de su
domicilio e ingresó a la casa de frente azul. Dijo escuetamente que ya no vivían
en la casa porque la ex funcionaria no quiere exponerse al asedio de la prensa.

"Fiszbin, en su carácter de jefa de Control Comunal, de la Subsecretaría
de Control y Habilitación, tenía bajo su órbita controlar y ejercer el poder de
policía en todas las habilitaciones que se expedían, y en el funcionamiento de
ellas. Fiszbin dijo que no era su rol, pero las pruebas dijeron todo lo
contrario
", señaló Soto.

Por último, el juez determinó el modus operandi del departamento de
inspecciones de la ciudad. "Por eso también responsabilizó a Fernández,
Torres, Cozzani y Ucar
-explica Soto-. Este último era un asesor de
Fiszbin, pero tuvo un rol fundamental, porque definía, junto con Cozzani, qué
locales se inspeccionarían. El sistema cambió porque así lo impuso Ibarra: de
tener inspecciones de rutina, donde los inspectores entraban a lugares que son
imposibles de obviar como el Luna Park o Cromañón, se implementó otro donde
únicamente se inspeccionaba lo que Fiszbin, Cozzani, Ucar, Torres y unos pocos
más decidían. Por eso, como dice el juez, Cromañón pasó a ser una zona liberada.
Porque otros lugares, alrededor de Cromañón, sí fueron inspeccionados
."

La próxima instancia para los procesados será el juicio oral. No se sabe
cuándo será, ya que las partes apelarán las medidas de Lucini. Según el doctor
Soto, la apuesta de los querellantes va más allá de estos procesamientos: "Fiszbin
no es lo más alto que se puede ir
-dice el abogado-: sí lo es en el tema
de inspecciones y habilitaciones, pero sobre ella están el ex Secretario de
Seguridad, López, y el Jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra
".

El miércoles 4 de mayo, Cromañón volvió a abrir sus puertas para una inspección ocular. Al fondo, la enorme salida de emergencia, por la que pasa un camión, hoy abierta, que da al garage del hotel lindero. El 30 de diciembre, mientras adentro más de cuatro mil chicos querían salir del infierno, permaneció cerrada por un candado.

El miércoles 4 de mayo, Cromañón volvió a abrir sus puertas para una inspección ocular. Al fondo, la enorme salida de emergencia, por la que pasa un camión, hoy abierta, que da al garage del hotel lindero. El 30 de diciembre, mientras adentro más de cuatro mil chicos querían salir del infierno, permaneció cerrada por un candado.

Imágenes inéditas: El portón de la salida de emergencia, con el candado que permaneció cerrado y fue abierto por los bomberos 40 minutos después de comenzado el fuego dentro de Cromañón.

Imágenes inéditas: El portón de la salida de emergencia, con el candado que permaneció cerrado y fue abierto por los bomberos 40 minutos después de comenzado el fuego dentro de Cromañón.

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