Hernán Drago: «El amor de la gente me emociona hasta las lágrimas» – GENTE Online
 

Hernán Drago: "El amor de la gente me emociona hasta las lágrimas"

El modelo habló en exclusiva con Gente para el Íntimo de la semana. En este viaje del pasado al futuro nos contó cómo lo afectó el bullying en su infancia, recordó sus años de modelaje, habló de cuánto disfruta del cariño del público de  Bienvenidos a bordo y confesó que, su gran sueño, es vivir rodeado de la naturaleza en Bariloche. Un deseo que espera poder cumplir en algunos años. 
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Hernán Drago (47) lleva más de 3 décadas poniéndole el cuerpo a sus sueños. Fue imágen de cientos de publicidades para marcas reconocidas internacionalmente gracias a haber sido parte de la agencia de modelos de Pancho Dotto, una de las más destacadas del país.

Sin embargo, luego de tres décadas de arduo trabajo, recién hoy se anima a decir: "Llegué". Y el proyecto que lo hace muy feliz es haber logrado -con su espíritu trabajador, organizado y detallista- tener su propia línea de perfumes. "Estuve todo el tiempo detrás de este proyecto porque es la primera vez en 31 años de trabajo en el mundo de la moda que le pongo mi imagen a mi propia empresa", cuenta con orgullo y felicidad.

Como todas las semanas, el Intimo de GENTE tiene una temática en particular -siempre elegida por el famoso que protagoniza la producción- y, en el caso de Hernán Drago, la suya fue muy clara: "Amo la naturaleza y me gustaría que las fotos sean al aire libre", dijo.

–¿Qué significa para vos la naturaleza?

Es mi terapia. No importa en qué parte del mundo esté, pero en el horario en el que cae el sol necesito sacar mi mate, dar vuelta el celular y contemplar todo lo que me rodea. Necesito cambiar el aire y agradecer.

De hecho, Hernán ha viajado durante toda su vida por ciudades y países increíbles. Así y todo, su destino favorito está a pocas provincias de distancia. Sin dudar cuenta: "Mi lugar en el mundo es La Patagonia. Ahí sueño y aspiro irme a vivir dentro de poco".

–¿Hay planes concretos?

–Sí, están hace casi 30 años cuando me fui de viaje de egresados a Bariloche. Me enamoré del lugar. Hace 25 años decreté que voy a ir a vivir ahí. Será cuando las edades de mis hijos me lo permitan. Falta menos. Yo creo que será en siete años, aproximadamente. Me imagino ahi, caminando por el bosque, cerca del lago y siento una gran felicidad.

–¿Tus hijos te acompañan este proyecto?

–Lo respetan, entienden y saben que es mi deseo desde hace años. Ellos, a esa altura, ya tendrán su vida. Pensá que Luka va a tener 25 años y Lola 23... !No van a querer saber nada conmigo ya! (se ríe). La verdad es que saben que soy un padre presente y que los voy a recibir en mi cabaña con mucho amor siempre que ellos tengan ganas de visitarme.

-Es importante que tengas el apoyo de ellos...

-Si, claro, porque yo soy muy familiero: disfruto a full del tiempo que paso con ellos. Pero me apoyan porque saben que me encanta esa vida al aire libre y soy amante de la naturaleza. Una vez un periodista me preguntó si nací en el sur y respondí que nací en otro lugar, pero voy a morir en el lugar correcto. Esta idea es cada vez más palpable y en el medio disfruto de mi vida actual, obvio.

Alegrar a miles de personas

Con muchísimo esfuerzo y siendo consecuente con él mismo, logró ser mucho más que una cara bonita. Desde su participación en el popular programa televisivo Bienvenidos a Bordo, hoy es una persona popular y muy querida por la gente y, claramente, todos agradecen esa cuota de alegría qué transmite a través de la pantalla. 

–¿Cómo es el encuentro con tu público?

Lo primero que me surge es agradecer. A veces hay cuadras de fila de personas que esperan que yo llegue a los eventos de mi marca. Es muchísimo. Yo sé que es muchísima la repercusión que tuvo el programa de Bienvenidos a Bordo. El programa fue muy importante en plena pandemia. La gente a esa hora de la noche necesitaba cosas buenas, reírse y no escuchar números. El amor de la gente me emociona hasta las lágrimas. Lloro mucho cuando vienen nenes chiquitos o abuelas de noventa años. Pasan cosas muy fuertes con las familias.

–Es increíble lo que generas...

–Lo reflexiono mucho. Me llena de responsabilidad. Hace poco una chica me contó que junto a su abuela miraba el programa todas las noches. La señora tenía principio de Alzheimer, pero todos los días se acordaba de decirle que pusiera el programa de "Hernancito". Ese era el momento que disfrutaban juntas porque se reían muchísimo. Desde que falleció, la chica prende la tele y sube el volumen para que la abuela me escuche y se pueda reír. Yo no lo tomo personal, no me necesitan a mí, necesitan divertirse y distraerse.  

–¿Te pasaban estas cosas cuando eras modelo?

–Si, pero creo que ahora se unió todo. Mucha gente ya me conocía de antes, pero me reconocía sólo por aparecer en una revista. Muchos hombres me escribieron para disculparse: me dicen que pensaban que yo era un tarado, que estaba todo el día mirándose al espejo, pero ahora les divierte verme y no tenerle miedo al ridículo. Me piden perdón por haberme juzgado. Con esto entiendo y aprendo. Cuando la gente va para atrás en mi vida pueden ver que fui consecuente conmigo. Yo no nací en una cuna de oro y nadie me regaló nada. Quien conoce mi historia sabe que fui gordito, sufrí de bullying y tuve que trabajar muchísimo.

–¿Cómo es tu relación con Guido Kaczka?

–Es excelente. Él graba Los 8 Escalones en la misma productora. Solemos cruzarnos en los pasillos y nos damos un abrazo. Siempre terminamos hablando de lo mismo: ambos somos muy felices de haberle llevado tanta felicidad al público y poder disfrutado a la par de los televidentes. Ambos recibimos mensajes de agradecimiento por haberles alegrado la cuarentena. Lo quiero mucho y estoy muy agradecido por esta oportunidad y confianza. Los dos somos muy exigentes con nuestro trabajo. Llego, grabo y me voy. No estoy por los pasillos cuchicheando o hablando de cosas que no me constan.

–¿Cómo fue cambiar de Guido a Laurita Fernández?

–Fue una transición maravillosa. Me comuniqué con ella antes de empezar para decirle que contara conmigo para lo que fuera necesario y que yo, al menos, consideraba que el programa era un espacio para divertirnos. Ella es muy amena y agradecida. Nos encontramos rápidamente en el chiste. Fue muy parecido a lo que pasaba con Guido. Delante y detrás de cámara nos llevamos 10 puntos. En el programa improvisamos y nos reímos todo el tiempo.  

La relación con sus hijos



–¿Tus hijos quieren seguir tu camino artístico?

–Luka jugó toda la vida al fútbol. Le fue muy bien hasta que se lesionó la espalda. Tenía que operarse, pero como no le garantizaron cómo saldría, decidió dar un paso al costado. Ahora está con el mundo de las finanzas. A mi hija Lola le encantan los nenes, pero no quiere ser maestra jardinera y, cuando le pregunto qué quiere hacer, ella me asegura que va a ser feliz, pero no sabe bien cómo. Creo que ella quiere viajar...

 –En eso se parece a vos

–Si, puede ser. Nosotros compartimos mucho tiempo juntos. Cuando ella sale del colegio nos juntamos a jugar con los perros, tomar mate y comer chipá casero. !Eso es un montón con una adoscente!

–¿Ella te hizo entrar al mundo Tik-Tok?

–Yo no tengo la aplicación pero hay un tik tok que se viralizó y es desde su cuenta. Hicimos uno juntos y tuvo millones de reproducciones. Yo no tengo tiempo para eso y tampoco quiero meterme en ese mundo. Lo hago de manera lúdica con ella para compartir tiempo y divertirnos. 

Juventud, divino tesoro

–¿Qué recuerdos tenés de tus años en el mundo del modelaje?

–Parece otra vida. Yo empecé a  trabajar como modelo a los 17 años y a viajar mucho por todo el mundo: protagonicé más de 150 comerciales y desfilé en muchas semanas de la moda. Cuando mis hijos comenzaron a crecer, elegí quedarme más tiempo en la Argentina. Vivo pensando que le puse mucha energía a ese trabajo y creo que hoy no lo podría hacer. Tenía vuelos a las 4 de la mañana, hacía una gráfica y me iba a otro país. A veces me despertaba y no sabía dónde estaba. Una vez me desperté y tuve que mirar en la mesita de luz la tarjeta del hotel para saber en qué lugar estaba. Así estuve muchos años. Estuvo buenísimo, lo confieso, pero fue agotador.

–¿En el modelaje masculino las exigencias físicas son iguales como en el femenino?

–Por mi historia esas exigencias me entran por un oído y me salen por el otro. Yo nunca sufrí la presión de tener que estar más delgado pero sé que a muchas modelos mujeres las han discriminado por considerar que tenían 2 kilos de más y siempre me generó impotencia esa situación. Si yo te mostrara las fotos de algunas chicas a las que he visto que cómo les pidieron -de muy mala manera- que bajaran de peso, no lo podrías creer: un delirio total. Por suerte, la situación hoy cambió, existe la ley de talles y en las pasarelas se ven modelos mucho más saludables y ya nadie corre atrás de la belleza hegemónica.

–¿Te interesa la moda? ¿Sos fashionista?

–No soy un adicto a la moda ni mucho menos pero tampoco te puedo mentir: no es que me visto con lo primero que encuentro en mi guardarropas, trato de estar siempre prolijo y con onda. Cuido mi imagen porque vivo de ella, esa es la realidad.

–¿Sos de reírte de vos mismo?

–Muchísimo. Soy un tipo feliz y me río de mis tropezones. Me hace crecer y me hace bien.

Su lucha contra el bullying

Drago profundiza en cada aspecto de su vida. Lo que en algún momento le dolió hoy es una bandera que lleva que lleva a cada rincón para intentar ayudar a otros. En reiteradas ocasiones el modelo contó que en su infancia llegó a tener 20 kilos de más. Las burlas de sus compañeros de colegio afectaron fuertemente a ese niño. Con los años logró transformar ese dolor y con su historia pudo llegar a cientos de jóvenes.

–¿Cómo viviste esa etapa de tu infancia?

A mí me llena de orgullo y responsabilidad la vida que tuve. Doy muchas charlas en todas partes del país sobre este tema. Me parece muy importante la educación sobre el bullying y el respeto. A veces estoy en una escuela con cientos de chicos callados y escuchando mi testimonio, precisamente por ello, trato que sea positivo y constructivo. Yo sigo aprendiendo mucho. Cuando me dicen que soy un capo por estas charlas, pienso que nunca les creí a aquellos chicos que me decían que era un gordito boludo. Entonces, ahora no me creo que soy lo más por estar en peso. Hoy soy feliz y es un montón. Soy lo que soy y me gusta serlo.

–Lograste transformar esta experiencia y compartir un mensaje inspirador para muchas personas

–Sí. Estoy convocado para una fundación de educación para ser su embajador y compartir mi mensaje en las escuelas. Me siento ética y moralmente obligado a hacerlo, pero me mueve mucha energía porque conlleva una gran responsabilidad.

–¿Tenés superada esa etapa de tu vida o aún te duele recordar las agresiones que sufriste?

–Me produce orgullo haberlo superado. Es algo que me hace me da fuerza, energía y constancia. Cuando quiero conseguir algo ya sé cómo se hace: como hizo aquel gordito hace más de treinta años. Hay que dejar las excusas de lado y ponerse en marcha. Tal vez, esa es mi gran virtud: soy perseverante.

Ph: Cris Beliera
Productora : Caro Gagliardini
Make up y pelo: Elizabeth Flecha para Sebastián Correa
Video: Miranda Lucena
Marcas: Detroit Industry
y Rowa Bags


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