Diego Leuco: “Muchas veces soy más feliz en un estudio que afuera” – GENTE Online
 

Diego Leuco: “Muchas veces soy más feliz en un estudio que afuera”

El periodista y conductor que lleva ganados dos premios Tato (por Los Leuco), un Martín Fierro (por Columnista Político y Económico en Radio) y el Konex (como Revelación Periodística 2007/2017) hace algo que no acostumbra: da una nota. "Es que, admito, me da un poco de pudor hablar de mí... ¡y posar, ni te cuento!"
Leonardo Ibáñez
Íntimos
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"Me acuerdo el instante preciso en que la profesión prendió en mí: fue el 11 de septiembre de 2001, cuando yo transitaba los once y estábamos de vacaciones en Nueva York", arranca relatando el primer capítulo de su apasionante historia como periodista Diego Leuco (31), el hombre que actualmente encabeza Ya somos grandes (TN), Diego a la tarde (Mitre) y Telenoche (eltrece).

–¿Te referís al atentado a las Torres Gemelas?
–Tal cual. Habíamos caminado alrededor de ellas el día anterior. Y no bien nos enteramos de su caída, mi viejo (Alfredo Leuco, 65), desesperado, tomó la filmadora familiar –no había celulares– y salimos despedidos del hotel. Ahí me invadió por primera vez una sensación que luego se repetiría en mi trabajo como periodista. Porque ante un hecho histórico sentí la necesidad de encontrarme cerca de la información para luego contarla. Una frase del gran Miguel Wiñazki lo define de manera exacta: “Cuando hay disparos y todos corren en sentido opuesto, sólo dos tipos de personas van hacia los disparos: los médicos y los periodistas”.

–¿Cuáles son tus periodistas favoritos?
–El mejor es Jorge Lanata. Lo admiro profundamente, porque cambió la manera de hacer radio, diarios y tele. Nadie revolucionó la historia de nuestros medios como él. También, obvio, mencionaría a mi padre, a Jorge Fernández Díaz, casi un tío, Marcelo Longobardi, un monstruo, y Nelson Castro, un sabio desprejuiciado.

Diego mide 1,84 metro, pesa 82 kilos y entrena porque le da "una gran energía" y "lo hace sentir súper bien". ¿Si es coqueto? "Sólo con la ropa. Me gusta la moda. Trato de vestir bien, sin ser obsesivo. Menos en cuanto a ponerme cremas y cortarme el pelo y la barba", responde el hombre que confiesa que también va al psicólogo: "Creo profundamente en la terapia, en pensarse, en entenderse, en crecer, en cambiar actitudes. Siempre hay espacio para aprender y mejorar. Lo que sea que te haga mejor –la religión, analizarte, la meditación, un libro–, vale".

–Tus gustos predilectos son...
–Leer todo lo relacionado a la actualidad en las distintas plataformas; escuchar música variada el día completo y ver televisión argentina, a la que considero realmente excelente.

–¿Imaginabas hace dos décadas, cuando fue el estremecedor evento de Manhattan, que ibas a estar a la cabeza de Telenoche?
–Se fue dando. Frente a cada oportunidad dejé la vida. Avancé paso a paso: redactor de la revista Noticias, productor de radio (a los 17, el primer empleo por el que cobré), asistente de campo en los partidos que relataba Pancho Caldiero por Mitre; conductor reemplazante y titular, panelista... Muchas veces soy más feliz en un estudio que afuera. Y siempre trato de desarrollar mi parte histriónica. Hay una frase de Fernando Bravo que uso de columna vertebral: “Éste es un programa que ríe cuando puede y se pone serio cuando debe”. Siempre que la situación lo permita, quiero divertirme. Si no, me parece que estoy haciendo algo mal. Y lo de Telenoche me llena de felicidad, porque es lo mejor que me pasó en la carrera y lo disfruto un montón.

–¿Cuál dirías que es tu fórmula?
–A mí me funciona la improvisación al aire, cantar, imitar. Es lo que más me define. Quienes laburan conmigo saben que soy así. A veces no se puede... y en el noticiero es más difícil (risas), pero mi verdadero yo es más divertido que serio.

–Y a tu verdadero yo, ¿qué le cuesta?
–Frenar, tomarse vacaciones... Soy un adicto importante al laburo. Como te comenté recién, siempre dejo la vida. Concuerdo con Phil Jackson, el eterno entrenador de Los Lakers, cuando dice: “Vos no jugás el partido cuando lo jugás. Lo jugaste antes, en el entrenamiento, durante cada momento en que sacrificaste algo”. Si dejás todo, siempre hay menos chances de que te vaya mal.

"¿Sabías que cuando nací, mi vieja (Silvina Gagliardi, 62, psicóloga) tuvo que interceder y poner un manto de piedad, porque mi viejo quería ponerme 'Diego Armando' por Maradona?", cuenta sorpresivamente Leuco y reconoce que a ese nombre le haría honor "hasta ahí (...) Me las rebusco mejor con el básquet. Lo practico, igual que el fútbol, el tenis y el ping pong. Claro que en términos generales siento que en verdad no sirvo para otra cosa que para el periodismo", dice antes de mostrar una amplia sonrisa.

–¿Exagerás?
–Bueno, si bien no sé planchar ni soy ordenado, me doy maña para armar muebles, instalar y colgar cosas, usar herramientas. También hago ricos asados.

–¿Pensaste a qué te hubieras dedicado si no te hubiera prendido el bichito del periodismo, Diego?
–Mmmm... no lo sé. Siempre fui una persona curiosa. Todo lo que estudié –cocina, magia, teatro– lo encaré como si me fuera a dedicar a eso, lo emprendí con pasión. Si bien en un momento me daba curiosidad el Derecho, ser abogado penalista, calculo que de no haber sido periodista lo mío se relacionaría a la actuación, el cine, al medio. Aunque, admito, desde aquel 11 de septiembre de 2001 –y acá, en el archivo de Atlántida, debe haber varias carpetas del atentado– nunca me imaginé en otra profesión que la que vengo desarrollando.

–¿Cómo te llevás con la fama?
–Hablar de fama me parece excesivo, porque en la Argentina estrellas hay muy poquitas. Digamos que soy algo conocido. No me llama la atención: cuando comía o caminaba con mi padre siempre se acercaba alguien... Sí, la exposición te da beneficios. Sin embargo, acarrea sus cosas malas: te quita privacidad, a veces te pone en el centro de la discusión. Hay que cuidarse, porque amplía el margen de error: a mayor exposición, mayor responsabilidad. Igual, a mí hoy la ecuación me da.


–Que heredaste la pasión de tu papá, Alfredo Leuco, salta a la vista... ¿Qué más heredaste de él?
–Espero que ni su pelada ni su pesimismo estoico (ríe)... Somos distintos en casi todo. Mi viejo es más pesimista, de ir por el lado del sacrificio estoico, del sufrimiento. De los que se ponen zapatos dos números más chicos para disfrutar cuando se los saca. Pasa que admiro su ética. Es un tipo puro, noble y de plenas convicciones. Muy pocos tienen sus agallas. Era crítico cuando nadie lo era. Me pone orgulloso. Y trato de heredar y honrar eso.

–De tu madre (Silvina Gagliardi, 62, psicóloga), ¿qué características corren en tu sangre?
–Su capacidad de frenar la marcha y transitar con mayor felicidad el trabajo. Observándola a ella intento combatir el acelere que me viene de papá.

–¿Te ves en Telenoche dentro de dos décadas?
–La verdad, no sé... Cuando ando en moto, para mí el viaje es el camino, no a donde llego.

Fotos: Christian Beliera
Video: Fabián Uset
Edición: Cristian Calvani
Producción general: Mariano Caprarola

Asistente de producción: Sofía Esther Ortiz
Agradecemos a KARE Argentina (muebles de diseño), Rochas, El Ojo Clínico y Nueve Accesorios

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