“Sin él la vida se terminó para nosotros”. Esa fue la frase que Graciela, la madre de Fernando Báez Sosa, lanzó este miércoles en el marco de la marcha que se realizó en Dolores a tres años del crimen de su hijo y a horas de la última audiencia indagatoria contra los rugbiers que están acusados de terminar con la vida del joven a golpes.
El homenaje que se llevó a cabo en el Anfiteatro Municipal “Libres del Sur” de Dolores, pero tuvo sus réplicas en puntos clave: la gente se acercó a la casa de los padres del muchacho, ubicado en el barrio porteño de Recoleta; a Villa Gesell, el lugar en donde ocurrieron los hechos ; en Zárate, ciudad en donde vivían los implicados y también en Mar del Plata.
“Con Silvino quisimos darle la oportunidad de disfrutar de unas vacaciones, pero lo que nunca pensamos es que no iba a volver. Era nuestra vida, el que nos daba alegría todos los días. Hoy estamos salitos, vacíos”, agregó.
“Vinimos a Dolores en busca de Justicia. No queremos venganza, solamente queremos que paguen lo que le hicieron a mi hijo que era un chico humilde con ganas de progresar y de ser alguien. Era nuestro sostén. Yo por él daba mi vida”, dijo.
Y rompió en llanto al contar una de sus sensaciones de estas tres semanas de audiencia: “En el juicio vi como, reiteradamente, golpeaban a mi hijo. Sentí el deseo de lanzarme sobre su cuerpo para que dejaran de golpearlo. Vi como lo discriminaban por su color de piel”.
“Nunca tendré un nieto como había soñado. Yo pensaba que Fernando iba a tener muchos niños y que iba a cuidar de ellos como a él le hubiera gustado. Le truncaron todos sus sueños”, manifestó conmovida.
“Cada día nos cuesta más la ausencia de Fernando”, completó por su parte el Silvino Báez Sosa. Ambos estuvieron presentes escuchando los comentarios de la gente y la misa brindada por el Obispo de Mar del Plata que viajó especialmente al lugar con el objetivo de llevar una palabra de fe a la familia.
“Prohibido olvidar”, “Fernando somos todos”, “Justicia es perpetua” y “3 años sin justicia”, fueron algunas de las consignas que llevaron las personas que asistieron al lugar con velas y fotos de Báez Sosa.
De acuerdo a cifras oficiales, el anfiteatro de Dolores tiene una capacidad para 2500 personas y estaba colmado tanto en su interior como en las inmediaciones.
Había personas que se acercaron desde distintos puntos de Buenos Aires y se realizó una movida solidaria en donde se juntaron alimentos no perecederos que luego serán entregados a los más necesitados.
