Sharon Stone y Madonna comparten un estilo propio –más allá del físico–, que las hace únicas e irrepetibles. Durante muchos años fueron objeto de comparaciones, al mismo tiempo que se decía que estaban enemistadas. Esto se dio en 1993, cuando la cantante se puso en la piel de Rebecca Carlson, una seductora mujer en la película El cuerpo del delito. Su papel fue muy similar al que hizo Stone en Bajos instintos.
Fue tal lo que se generó y todo lo que se habló en aquellos años, que Sharon decidió dedicarle un capítulo de su reciente libro, The Beauty of Living Twice. Afrontó volver a tocar el tema de los celos y las confrontaciones para aclarar ciertas cuestiones. Allí explicó cómo comenzó todo: “A menudo la prensa nos ha enfrentado. Era algo que la sociedad en general hacía con las mujeres de generaciones pasadas”.
“No había un lugar para que las mujeres encontraran camaradería, alianza o seguridad entre ellas. Nos dijeron que sólo podía haber lugar para una, crecimos con eso”, agregó, haciendo referencia a todo lo que vivieron por culpa de las opiniones. Destacó que no surgió de ellas lo de estar en veredas diferentes.
Intentando dejar esas cuestiones de lado, la actriz deja en claro en su libro que busca conciliar y tener buena relación con Madonna, más allá de que en alguna oportunidad jugó el juego de estar en sus antípodas. “Yo en ocasiones me he alineado con esa creencia, porque nunca se me presentaron otras opciones”, comentó. También habló del largo trayecto que hicieron las dos en sus carreras artísticas: “Viajando lado a lado en nuestro camino a la fama y envejeciendo en público”.
Para finalizar agregó: “Me siento como si la defendiera en secreto. Sé que ella siente lo mismo. Nos apoyamos mutuamente cuando nos preguntan. Conocemos las trampas de ser quienes somos y hemos sido cuando estábamos rompiendo barreras en nuestros respectivos campos. Lo único que siempre he tenido para ella es amor”.
