A poco de su cumpleaños número 95 y tras la muerte de su marido, el príncipe Felipe de Edimburgo, la reina Isabel II llora una nueva pérdida. La reina británica se encuentra devastada por la reciente muerte de su perrito Fergus, uno de los dos cachorros que le regalaran a comienzos de año mientras su compañero de vida se encontraba hospitalizado.
Su pequeña mascota de cinco meses, de raza corgi, un perro criado por el cruce de un salchicha (dashhund), había sido bautizada así en honor a su tío Fergus Bowes-Lyon, soldado británico que luchó en la Primera Guerra Mundial y murió en 1915. Al otro perro lo había llamado Muik, por uno de sus lugares favoritos cerca el castillo de Balmoral.
Este es un año difícil para la monarca, ya que además del fallecimiento de su marido a los 99 años, también sufrió la partida de su histórico asesor, Sir Michael Oswald, cuya muerte se produjo pocas semanas después de la del príncipe.
En diciembre pasado, la reina ya había perdido a otro perro corgi llamado Vulcan. La pasión por los perros de esa raza viene desde su adolescencia: a los 18 años, Isabel recibió su primer corgi como presente. La mayoría de sus mascotas, de hecho, fueron herederos de ese primer cachorro.
En mayo de 2016, la reina había posado con todos sus perros para la revista Vanity Fair. En esa oportunidad, en honor de su cumpleaños número 90, la monarca fue fotografiada por la prestigiosa Annie Leibovitz.
"Lo más movilizante e importante acerca de ese shooting fueron todas sus ideas. Ella quería que sus seres más queridos estuvieran presentes, es por eso que, además de con su familia, posó con sus corgis", contó Leibovitz por aquel entonces.
