Juliana Awada reveló cuál es su nueva habilidad  – GENTE Online
 

Juliana Awada reveló cuál es su nueva habilidad

La ex primera dama sigue aprovechando a pleno los espacios de la mansión familiar ubicada en la Patagonia, su lugar en el mundo.
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La posibilidad de conectarse con la naturaleza se convirtió en una de las columnas vertebrales de la vida de Juliana Awada. Después de haber creado una huerta que mantiene a diario, tener un gallinero y generar conciencia saludable con sus hábitos a través de las redes, mostró cuál es su nueva habilidad.

La ex primera dama de la Nación compartió una serie de historias en donde se la puede ver en plena actividad en la Patagonia. “Aprendiendo a hacer arreglos”, escribió junto a una imagen en la que posó con una especialista en ecohuertas y cultivos agroecológicos.

Awada pasa gran parte del año en la Patagonia, su lugar en el mundo.

De esta forma, la esposa de Mauricio Macri aprovechó otro de los espacios exteriores de la propiedad: el jardín de invierno que, en esta época del año, está repleto de colores.

Uno de los arreglos que Juliana Awada realizó este miércoles.

“Amo las flores”, confesó feliz al mostrar cómo quedó uno de los arreglos que seguramente ya debe estar decorando alguno de los ambientes de la mansión patagónica de la familia.

La ex primera dama experimentó nuevas habilidades en su jardín de invierno.

La confesión de Juliana Awada sobre la relación con Zoraida, su hermana mayor, y Pomi, su mamá

“Cocinar es una demostración de amor. Mi hermana mayor, Zoraida, nos enseñó mucho y crecimos con ese ejemplo. De la mano de mi mamá, Pomi, aprendimos y disfrutamos de la cocina libanesa. Por herencia de su madre y de su suegra, ella prepara platos típicos de la cultura árabe que requieren tiempo y dedicación, como puré de berenjenas o de garbanzos, tabule, hummus de remolacha, falafel y labneh (un tipo de queso blando elaborado a partir de yogur). La mesa se llena de colores y sabores únicos y, cuando esto sucede, siempre es una excusa para juntarnos y compartir: hijos, nietos, sobrinos, no falta nadie”, contó.  

“Con Antonia disfrutamos mucho de la huerta. Son momentos que despiertan la imaginación y la curiosidad de los más chicos, pero también los acercan a valores más profundos: el cuidado, la dedicación, la paciencia, el respeto por el medio ambiente”, amplió.  

Y dijo: “Mis hijas suelen decirme que siempre estoy alegre, que para ellas es agradable convivir con alguien que transmita esa energía. Por eso estas páginas (se refiere a las de su libro) son el reflejo no solamente de lo que me hace bien y me da paz, sino de lo que aprendí a lo largo de mi vida y en este último tiempo tan particular. Buceando hacia adentro comprobé que cuanto más buscamos, más nos acercamos a esa raíz que nos trajo acá, y ahí están los recursos más valiosos: el amor de nuestra familia y lo más auténtico de la naturaleza”.  

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