El padre de Agustín Chiminelli, el principal sospechoso en el asesinato de María Alejandra Abbondanza, la mujer cuyo cuerpo fue encontrado descuartizado y quemado el pasado sábado en la localidad bonaerense de Campana, aseguró en su indagatoria que es inocente y que fue su hijo quien acudió a él después del atroz asesinato.
“Maté a una persona y la quemé en la parrilla”, fueron las palabras exactas que le habría dicho Agustín Chimelli a su padre Carlos Rubén Chiminelli. Esta frase pudo conocerse a través de la declaración del papá del acusado ante la fiscal Ana Laura Brizuela, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Zárate-Campana, quien lo indagó como coautor del “homicidio calificado” de Abbondanza.
Además el jubilado aseguró que él no tuvo "nada que ver" con el crimen, tal como había manifestado con anterioridad su pareja, Liliana Esther Sánchez, en su propia indagatoria.
De todos modos, los padres no pueden declarar en contra de sus hijos, por lo que, desde lo jurídico, estos dichos del joven no cuentan como una confesión, aclaró un vocero judicial a la Agencia de Noticias Télam.
Por el momento Agustín Chiminelli no ha prestado declaración frente a la justicia.
El caso de femicidio de Campana
María Alejandra Abbondanza (38) salió de su casa el pasado viernes 16 de septiembre de su casa alrededor de las 5.20 de la tarde a pasear a su perro, después de despedirse de su hija de 15 años. Fue entonces que al regresar del colegio la adolescente descubre que su madre jamás había vuelto al hogar y ayudada por sus familiares deciden denunciar su desaparición.
Lo más curioso para los investigadores al comenzar a recopilar la información de las últimas horas es que la mujer había decidido salir a la calle sin su teléfono móvil, por lo que el lugar al que concurriría sería muy cerca de la propiedad.
Todo el barrio de la localidad de Campana comenzó a divulgar de boca en boca la desaparición de la asistente terapéutica, un hecho poco usual en el lugar. Entrada la madrugada, cuando ya se había puesto en marcha el operativo de búsqieda de María Alejandra, apareció el perro con el que había salido la mujer ensangrentado.
Esto generó que se intensificara aún más la búsqueda de María Alejandra y los vecinos pusieran todo de su parte para encontrarla. Una vecina observando las cámaras de seguridad de su propiedad terminó descubriendo que María Alejandra había ingresado a las 5.27 de la tarde a la propiedad de un vecino.
Teniendo en su poder los investigadores el material audiovisual decidieron comenzar a revisarlo y descubrieron que alrededor de las 11 de la noche el individuo que vivía en este lugar, Agustín Chiminelli, había desechado bolsas de consorcio del lugar. Buscando esas bolsas por los distintos tachos y descampados de la zona se encontraron la ropa que portaba María Alejandra, toallas ensangrentadas y una mancuerna ensangrentada.
Esto hizo que se pidiera una órden de allanamiento y al entrar a la propiedad se encontraron con lo peor. El cuerpo de María Alejandra había sido descuartizado y puesto en la parilla de la terraza.
