El dibujo de Jairo que enamoró a su amada Teresa Sainz de los Terrenos – GENTE Online
 

El dibujo de Jairo que enamoró a su amada Teresa Sainz de los Terrenos

En diálogo con GENTE, el músico contó cómo ha combinado la música y la pintura en sus cinco décadas de carrera artística. La historia detrás del retrato que pintó a los pocos meses de haberla conocido en 1971.
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En la primera edición del 2021 de la revista GENTE, donde comenzó la campaña PRINCIPIOS con Natalia Oreiro como protagonista, se realizó un interesante reportaje con Mario González (71), más conocido como Jairo, en el atelier de su casa de Vicente López. Allí habló desde el hogar que compartió hasta hace poco con su mujer, la española Teresa Sainz de los Terrenos, y con quien este año cumplieron 49 años de matrimonio en mayo de este año.

El pasado 29 de julio, Teresa falleció tras una larga lucha contra su enfermedad, además se encontraba postrada. En un mensaje que compartió con sus allegados, el cantautor argentino oriundo de Cruz del Eje expresó su infinito dolor al comunicar el fallecimiento de su compañera. “Con infinito dolor comunico el fallecimiento de Teresa Sainz de los Terreros, mi amada esposa y madre de mis hijos”, comenzó el comunicado del músico.

“Hoy rogamos por su descanso en paz tras años de lucha conmovedora y desigual contra la enfermedad”, agregó. Desde hacía casi una década, Sainz de Los Terreros enfrentaba serios problemas de salud y tenía internación domiciliaria.

Teresa Sainz de Los Terreros dibujada por Jairo.

En 1971, poco tiempo después de haberse conocido, Jairo decidió hacer un retrato de Teresa. "Con ese dibujo la terminé de conquistar", reveló en un reportaje con la revista Hola.

Jairo: el recuerdo del arte y las aventuras junto a su amada Teresa Sainz de los Terrenos

"Mi afición por el dibujo y la pintura es paralela a la que tengo por la música, pero ambas nacieron al mismo tiempo", comienza la charla. En la intimidad reparte su tiempo entre el ocio y el trabajo, que en realidad tienen cada vez límites menos definidos, ya que encara cada actividad con amor y dedicación. "Mis cuadernos escolares ya estaban llenos de garabatos y mi pequeño mundo de juguete era una comunidad de cientos de personajes, que dibujaba en pequeños cartones rectangulares. Podía identificarlos a todos y mi madre los guardaba en una caja de zapatos", recuerda el músico, que se repartía en ese momento entre el estudio de grabación y sus pinceles.

El boceto del músico que sirvió de base para la portada de su disco "Jairo: 50 años de música".

Pocos conocen su pasado ligado a la pintura. Estudió en la Escuela de Arte y tuvo una breve etapa como ilustrador. "Aunque la música tomó la delantera, la pintura seguía viva, y esa pasión se acrecentó cuando viví en Europa y tuve la oportunidad de visitar los grandes museos", cuenta.

Reconoce que mientras vivió en Madrid, el Museo del Prado se convirtió en uno de sus refugios predilectos. "Genera pasiones que sólo entienden aquellos que han pasado al menos una vez de El Greco al Bosco, de Velázquez a Brueghel, de Zurbarán a Tiziano o a Goya. Julio Cortázar hacía viajes relámpago de París a Madrid y se pasaba el día en El Prado intentando descifrar alguno de los enigmas de 'El jardín de las delicias', de El Bosco", comenta.

"Una vez dejé de pintar por varios años y cuando volví a hacerlo comprobé que superaba obstáculos que antes me parecían infranqueables".

Jairo

Y eso lo lleva a una interesante anécdota junto a Teresa, su mujer, y el escritor argentino. "Conocimos a Cortázar durante un viaje a París, en el que la visita al Museo del Impresionismo fue un objetivo prioritario. Dedicamos todo un día a incorporar en nuestras retinas la impronta de Monet y de Renoir, el clasicismo de Degas, Manet y su modernismo y a Pissarro, Sisley, Van Gogh, Cézanne... Salimos del Jeu de Paume –sede del Museo– convencidos de que esos revolucionarios del arte se pasaron toda la vida investigando las dinámicas de la luz sólo para regalarnos ese momento inolvidable".

Mientras enfrenta el lienzo en blanco y juega con un sinfín de colores y pinceles, Jairo revela que "la pintura ocupa un buen lugar en nuestra vida: a Teresa le gusta Magritte y a mí Monet, pero ambos coincidimos en Picasso. Entre los muchos artistas argentinos que admiro destacaría a Carlos Alonso y a Antonio Seguí, a quienes tengo la suerte de conocer".

Durante años pasó largas temporadas en el balneario de Santa Ana, en Uruguay. Allí recuperó su pasión por la pintura. "Un amigo oriental suele decirme, en tono jocoso, que si alguien me recuerda en el futuro, lo hará como cantante argentino y pintor uruguayo", dice con una sonrisa.

"Un amigo oriental suele decirme, en tono jocoso, que si alguien me recuerda en el futuro, lo hará como cantante argentino y pintor uruguayo Jairo".

Jairo

Y se atreve a reflexionar sobre el impacto que esta actividad tiene en su vida: "El arte se toma su tiempo para evolucionar y desarrollarse en la mente. Lo hace sin tener en cuenta las otras actividades en curso. Una vez dejé de pintar por varios años y cuando volví a hacerlo comprobé que superaba obstáculos que antes me parecían infranqueables. En varias de mis obras los personajes aparecen de espaldas, y mi hija Lucía, que es historiadora del arte, me dijo que si lo hago así es porque quiero que ellos vean lo que yo veo".

Justamente fue su hija quien lo impulsó a mostrar su obras, que colgó por primera vez para el público en el Centro Cultural Recoleta, de Buenos Aires. "Como curadora y coordinadora de esa exposición, tomó distancia de su condición filial y la llamó Jairo Pintor", cuenta el músico.

Producción: Leonardo Ibáñez.
Fotos: Christian Beliera.

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