Enero fue un mes de altibajos para Sergio Lapegüe (56). Empezó el año compartiendo lo que definió como "las mejores vacaciones que pasamos con mi familia y nuestros amigos" en Punta Cana. Compartió postales impecables de sus días en la playa y rindió homenaje a sus vínculos con palabras cargadas de emoción.
"Ahí disfrutamos del sol y del mar. De las charlas interminables. De las risas cómplices. De la pirámide imperfecta pero cada año más alta. De nuestras locuras sanas. De dormir sin límite de tiempo. De cada día hacer nuestro entrenamiento. Pasan los años y las experiencias se agigantan", escribía como síntesis de un viaje que será inolvidable.
También dedicó palabras especiales a la mujer de su vida, Silvia (más conocida como Bochi). "Cuando la veo sonreír, ella me demuestra que todos los obstáculos se pueden superar. Con ella, construimos una vida, formamos una familia, soñamos futuro", dijo al tiempo que reconoció que discuten poco y que resulta ser ella quien siempre tiene la razón.
Como si algo en su ser supiera los días difíciles que seguirían a estas vacaciones mágicas, dedicó un posteo a sus hijos, Mica y Elvis. "El otro día alguien me dijo que estaba sorprendido que mis hijos aún vacacionen con nosotros. Y la verdad, me encanta que eso sea así. Parece que el tiempo no pasa cuando estamos juntos. O a lo mejor queremos que se detenga. No lo sé. Soy un agradecido a la vida que esto pase. Jugamos como cuando eran chicos. Vemos series. Leemos. Disfrutamos el sol juntos. Pensamos y soñamos. Si bien durante el año cada unos está en sus actividades, cada vez que podemos, aprovechamos ese tiempo dormido, abrazándonos interminablemente... riéndonos de cualquier cosa", decía Sergio Lapegüe, orgulloso de ellos y de los vínculos familares que construyen en común.
Lo que siguió, ya es conocido por todos: el periodista se contagió coronavirus, debió ser internado en el Sanatorio Juncal y su estado no ha mejorado desde entonces. Él mismo, que logró crear un vínculo muy cercano con sus seguidores a través de la televisión primero y de las redes sociales después, contó los detalles de su estado.
"Empecé a toser, a sentir un cansancio raro, a faltarme el aire. Pensé en la ola de calor. A la noche tuve un poco de fiebre, que subió con el correr de las horas", relataba desde la clínica Sergio Lapegüe. Y seguía: "Llamé al otro día a mi neumonólogo. Fui al Sanatorio Juncal, de Temperley. Me hisoparon, me sacaron sangre y, para estar seguros, me hicieron una tomografía de pulmones. Ahí la historia cambió", reconoció Lapegüe –quien es asmático– con pesar, y continuó: "Mi pulmón derecho está empezando a ser invadido por el virus. Estoy internado. La rápida acción de los médicos está evitando que se expanda. Son increíbles".
Luego se supo que su estado no había mejorado a pesar de haber recibido plasma de convaleciente, algo que agradeció inmensamente debido a que le permitió sentir una leve mejoría en su salud.
El periodista continúa preocupado por su estado. Pero no pierde el humor. Ayer le colocaron un casco de oxígeno para asistirlo en la respiración y con una selfie compartió su pedido más desesperado, cargado de esperanza. "Pido a los santos del cielo ayuda... Último paso para no caer en el vacío", decía y concluía su mensaje con manos en oración y diciendo "gracias", tal vez con la certeza de que recibirá esa ayuda que tanto espera.
El accesorio se utiliza para facilitar la oxigenación y reemplaza el uso del respirador mecánico. El mismo fue desarrollado por una firma argentina, Ecleris, que se especializa en la producción de equipamiento médico. Se trata de un sistema de ventilación no invasiva para pacientes de COVID-19.
