Damián Betular reveló cuál es su máximo sueño profesional – GENTE Online
 

Damián Betular reveló cuál es su máximo sueño profesional

El jurado que cosechó fans a lo largo de todo el país habló de su vida, reconoció que dudó en ponerse frente a las cámaras y recordó la vez en que se sintió un "participante”. 
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Sin cámaras ni micrófonos a su alrededor, Damián Betular (38) vivió una experiencia digna de una final de MasterChef Celebrity (Telefe) cuando le pidieron que presente una muestra de gastronomía en el 2013. “Era un viernes y me dijeron ‘Para el próximo viernes tenés que preparar todo lo que está en el Departamento de Panadería y Pastelería’. Y todo era todo: hice postres para eventos, postres italianos, postres franceses, postres argentinos, huevos de Pascua, cosas de bombonería y panadería. Y después seleccioné la vajilla y formé varias mesas para hacer el food show a las seis de la tarde frente a seis personas que degustaron mis platos como si fueran jurados. Recién al mes me llamaron por teléfono y me dijeron ‘Bienvenido a la familia Hyatt’”, recuerda con palpable emoción el executive chef del Palacio Duhau, que la rompió en su rol de jurado del certamen culinario más visto del 2020.

–En ocho años pasaste de sentirte como un “participante” a ser jurado. ¿Qué se siente leer en diferentes medios que sos la revelación de MasterChef?
–A mí me pone muy contento todo lo que pasa. Es un GRACIAS con mayúsculas, cursiva y negrita, porque en un 2021 en que el mundo castigó bastante, yo tuve un buen año y eso es un regalo de Dios.

–¿Dudaste antes de ponerte frente a las cámaras?
–La verdad que sí, porque no sabía cómo iba a salir. Pero lo hablé mucho con mis amigos, hasta que en un momento dije: “¡Vamos!”. Y estuvo bueno, porque me encontré con personas divinas. De hecho, en unos días voy a ir a tomar unas cervezas con Leti (Leticia Siciliani), que la adoro y me hace sentir muy identificado, y voy a ir a comer un asado con El Polaco y con Fede Bal.

–¿Detrás de cámara había mucha charla entre el jurado y los participantes?
–No, nosotros no charlábamos con ellos, pero después de que se iban del programa había un agradecimiento y un intercambio de WhatsApps.

–Decime la verdad: ¿tu vida dejó de ser normal después del programa?
–Ay, ayer me reía solo porque me doy cuenta el impacto que tiene la televisión y lo que le genera al otro. Creo que con Bake Off empecé a ser reconocido en la calle, y MasterChef terminó de afirmar eso. Después mi vida no cambió, porque no creo que la vida cambie: creo que se le van agregando cosas.

–Igual apuesto a que estás recibiendo muchos regalos...
(Ríe) ¡Me quieren regalar cosas todo el tiempo! Pero a mí no me gusta tanto que me regalen. Tengo un tema con eso. Pero sí, por supuesto, cosas que antes eran difíciles ahora son más simples. Proveedores, ropa, todo eso cambió bastante. Lo que a mí me parece re lindo es llegar a un restaurante sin reserva y que me den una linda mesa. Eso se ultra valora.

EN CASA DE HERRERO... ¡CUCHILLO DE PALO!
“Mucha gente tiene la fantasía de que los chefs comemos comidas elaboradas todos los días, pero no es así. Casi siempre terminás cansadísimo, después de doce horas de trabajo, y de camino a tu casa comés una hamburguesa en el auto. Yo, además, durante mucho tiempo tuve una alimentación súper desordenada. Tanto que a veces, en vez de almorzar una ensalada o una carne, comía un alfajor. Y como no soy muy apto para el deporte, porque no me divierte –prefiero leer y estudiar–, engordé y adelgacé varias veces. Por suerte, durante la pandemia dejé las gaseosas y me ordené, cosa que me hizo muy bien, física y mentalmente”.

–Si hoy abrimos tu heladera, ¿qué encontramos?
–En el freezer hay pollo, mariscos y langostinos, que me encantan porque son rápidos de cocinar. Luego, me gustan mucho los sabores asiáticos, así que tengo salsa de ostras y de pescado, cilantro y jengibre. Como el arroz es mi cereal preferido, también siempre tengo.

–Sos pastelero, y ni siquiera mencionaste nada dulce. ¿No hay cosas dulces en tu casa?
–Yo soy un adicto sin tope al helado. Me das un kilo, me como un kilo; me das dos, me como dos. Sé que si meto helado en el freezer puedo estar toda la noche peregrinando entre la heladera y la cama. Así que por eso lo evito (ríe).

SUS HORNALLAS FUNDACIONALES
“Mis primeros recuerdos trabajando en una cocina se relacionan a las Fiestas, porque desde muy chiquito, tipo seis años, las ayudaba a mi mamá y a mi abuela cortando la ensalada de frutas, pelando las chauchas o poniendo la mesa”, recuerda el hombre que se crió en el pueblo de Dolores, comiendo de todo, “salvo jamón crudo y berenjenas”.

“Allá –cuenta– yo vivía con papá (Néstor, 66) y mamá (Carmen, 61) en una casa con un gran parque y muchos perros, y con Florencia (44), mi hermana, quien, por ser del primer matrimonio de papá, iba y venía”.

–Cuando eras adolescente y vivías a 215 kilómetros de la Capital, ¿soñabas todo lo que ahora conseguiste?
–No, ¡ni por casualidad! Yo llegué a Buenos Aires para estudiar como Profesional gastronómico y Pastelero profesional en el Instituto Argentino de Gastronomía, y para mí lo máximo era trabajar en un hotel cinco estrellas. Cuando entré al Palacio Duhau, hace ocho, nueve años, sentí que tocaba el cielo con las manos. Pero la vida me siguió sorprendiendo.

–¿Qué sueño tenés a partir de ahora?
–El día de mañana quisiera tener una linda pastelería, en la que haya un área donde se pueda enseñar este maravilloso oficio.

–¿Sentís que estás muy lejos?
–No. Las reuniones siempre existieron y hay propuestas, pero creo que hay momentos en que, sin apuro, se va a dar.

–¿Cómo lo llamarías?
–Creo que le pondría "Betular", porque me gusta cómo suena mi apellido y porque así la gente lo podría identificar.

–¿Cómo te llaman tus amigos?
–Betu o Dami. No hay una única forma, pero en el programa, aunque no se vio, me decían Betu.

–En Telefe compartiste camarín con Germán Martitegui, alguien súper feliz con sus dos hijos. ¿Te dieron ganas de ser padre?
–Yo estoy rodeado de chicos.... ¡incluso tengo cuatro ahijados, que disfruto un montón! Hoy no siento que tener hijos sea una materia pendiente. ¡Igual, todo puede cambiar!

–¿Seguís soltero?
–Sí, y sin ninguna propuesta de casamiento.

–¿Te casarías?
–No lo sé. Tampoco lo tengo como una meta (ríe). No soy muy de los estándares. O sea, trabajo en un lugar que es estándar desde que entrás hasta que salís, y yo no soy así. Digamos que mi vida está muy bien así. Me despierto cada mañana y siento que soy muy feliz. Más no puedo pedir.

Fotos: Christian Beliera.
Producción y estilismo general: Mariano Caprarola.
Peinado y make up: @elblogdenatt, con productos Lancôme y Kérastase.
Agradecimientos: María Eugenia Motter y Palacio Duhau-Park Hyatt Buenos Aires.

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