La actriz, hoy en No a la guita en el teatro Multitabaris, está en pareja con el chef Tomás Kalika. Aquí abre su corazón para contar su relación con la maternidad y cómo esa decisión está arraigada al haber crecido en una familia ensamblada con un padre mayor, una madre que viajaba seguido y medio hermanos casi adultos. “Cuando sos chico vas tallando tu propia herramienta, que utilizás de grande”, asegura.
Paula Kohan (34) tiene muchas pasiones: la actuación (hoy está en No a la guita en el teatro Multitabaris), el baile, la moda (fundó Cid Kohan, la marca de indumentaria que comparte con su amiga y socia Celeste Cid) y el falafel. Sí, es una apasionada degustadora de esa especialidad culinaria del Medio Oriente. Por supuesto, el primer puesto en su ranking lo ocupa el que prepara su novio, el chef Tomás Kalika (39), con quien está viviendo una historia de amor que ya lleva diez meses.
–¿Cómo se conocieron?
–El año pasado en la Feria Masticar, en los primeros días de septiembre. Yo soy fan del falafel, una experta: cato por el mundo. Le dije a Barbero (Gustavo, socio del restaurante La Huella, en José Ignacio, Uruguay) que me había encantado el que había probado en el food truck de Como el Tujes. Cuando pasamos por ahí me presentó a Tomás, que es uno de los dueños. Yo me quedé... (fija los ojos en un punto y abre la boca). ¡Fue un flechazo!
–¡Amor a primera vista!
–Sí. Nunca me había pasado. Pegamos muy buena onda y le pregunté directamente cuál era su situación sentimental. Me contó que se estaba separando. Yo pensé: “Ya está, no. Ni en p... me meto en un quilombo así”. Igual, él tampoco creyó que era el momento. Pasaron dos meses y a fines de noviembre empezamos a vernos.
–¿Cómo fue la primera cita?
–Fuimos a tomar un café a la tarde. No hubo beso, pero estuvimos embelesados. Charlamos tres o cuatro horas sin parar. Al otro día nos volvimos a ver... y sí, hubo beso. Ahí nació el amor.
–¿Están conviviendo?
–Sí, prácticamente. Él alquiló en el mismo edificio donde estoy yo. Dormimos juntos todas las noches y el mes que viene me voy a su departamento, que es más grande. Él tiene dos hijos (Joaquín de 8 años y Manuel de 6), quienes vienen dos días de la semana y un sábado o un domingo.
–¿Cómo te llevás con ellos?
–Espectacular. Yo vengo de una historia familiar parecida, así que sé lo que es tener medio hermanos y que de repente la persona con la que empezás a estar ya tenga hijos. Me da mucho amor esa situación, porque es la que yo viví. Pensar que son los hermanitos de quien va a ser mi hijo o hija, me emociona.
–¿Empezaron a buscar?
–No, pero está en los planes. Los dos tenemos el deseo y estamos muy enamorados.
–Ya estás practicando un poco...
–Sí, y amo mucho a la persona con la que estoy. Lo más lindo que él puede percibir de mí es que yo les doy amor a sus hijos, y que de alguna manera creamos un ámbito familiar. Además, por suerte tiene una excelente relación con la mamá de los nenes. Para mí eso es clave. No hay forma de que no vaya a mi pasado. Mis papás se llevaron re mal, no se hablaban... Nada me hubiese hecho más feliz que tuvieran una buena relación.
–¿Cuántos hermanos tenés?
–Muchos. Mi papá tuvo en su primer matrimonio dos hijos, un varón y una mujer, que ya tienen sesenta y pico de años. Mi mamá, a Claudio, que ahora vive en Brasil. Y después mis padres nos tuvieron a Pablo y a mí. Luego se separaron.
–¿Tenés hermanos de sesenta y pico?
–Sí. Mi papá tiene 93... Me tuvo a los sesenta.
–¿Cómo es tu relación con él?
–Buena. Cada vez que lo veo, lo saludo como si fuese la última. Crecí con un padre grande: cuando tuve conciencia, él ya tenía 67 años. Entonces, como que siempre me fui preparando para que suceda algo de manera inesperada. Obviamente, cuando pase voy a estar triste, pero lo tengo re trabajado.
–¿Todo esto que contás te marcó?
–Sí, tengo miles de marcas. Pero no sé… A veces creo que las cosas que me sucedieron me hicieron más fuerte para lo que después quise ser.
–¡¿Miles de marcas?!
–Es que pasaron muchas cosas en mi casa. Un montón de situaciones familiares, de no entender los vínculos que se daban. Mi relación con mi papá se forjó más tarde, y mi madre viajaba mucho. Mis hermanos fueron como mis padres y la señora que me cuidaba fue muy mi mamá cuando ella estaba afuera. Capaz se iba un mes. Entonces, hay un montón de cosas que cuando sos chica te desorientan. Pero vas como tallando tu propia herramienta y cuando llegás a grande decís: “Mirá, esta herramienta me acompañó todo el recorrido de mi vida”.
–¿Vos creés que de ahí surge la maternidad tardía?
–Está buena tu pregunta. Porque creo que cuando uno trae un hijo al mundo debe ser con toda la convicción y la potencia. Tuve situaciones para ser madre: estuve casada ocho años, me separé y después, en pareja casi tres. Y siempre quise serlo, pero nunca sentí que fuera el momento ni las personas indicadas. Pero hoy sí, me siento preparada para ser madre y estoy con el hombre con quien deseo tener un hijo.
–Para terminar, pregunta importantísima: ¿te hizo falafel?
–¡Obvio! ¡Sino, lo mato! (risas).
Fotos: Alejandro Carra. Arte y diseño: Gustavo Ramírez. Retoque digital: Pablo Riuz Blanco. Maquilló: Carolina García para Estudio Dúo. Peinó: Cris Cagnina para Cerini. Estilismo: Gianna Schnabel. Agradecemos a María Gorof, Valdez, Tan&Go., Concepto Estético y Kérastase.
