A horas de que los Oscar develen qué filme se llevará con el premio a Mejor Película Extranjera, el actor Gabriel Fernandez, quien da vida al único personaje ficticio de Argentina, 1985 (Bruzzo, un operador político durante el gobierno de Raúl Alfonsín que guía al fiscal Julio César Strassera (Ricardo Darín), habló con GENTE de la importancia que tiene este "documento histórico" para el país y el mundo, del clima de "máximo respeto" que hubo durante el rodaje del filme de Santiago Mitre y de su vivencia en el cuartel, en aquella época, que le sirvió como herramienta para entender de primera mano el peso emocional que carga la narrativa de la película.
"Me fui dando cuenta de la magnitud de Argentina, 1985 de a poco. Cuando me entere que Ricardo Darín iba a ser el protagonista, vi el primer indicio. Pero el momento clave fue cuando llegó el guion y lo empecé a leer: pasó mi mujer y me pidió: 'Leeme un poco'. Y en un fragmento se puso a llorar. Ahí pensé: '¡A la mierda! Si leyéndole un pedacito de la historia se pone así, ni quiere imaginar lo que puede ser esta película'", contó el interprete de 57 años, quien en un principio había audicionado para el papel de Videla (Jorge Rafael, uno de los presidentes de facto juzgados allí).
Quilmeño, con 40 años de carrera artística y 20 películas en su haber, Fernandez, orgulloso de que la producción en la que participó haya sido nominada a los prestigiosos premios de la Academia, señaló que no lo sorprendió que Argentina, 1985 se conviera en todo un fenómeno internacional: "Hay un momento en el que pensé que iba a transcender: cuando filmamos el alegato del fiscal Strassera. Alegato que termina con el simbólico 'nunca más' y fue filmado en el mismo lugar donde se llevó a cabo el juicio real.
"En el momento que rodamos la escena había unos 300 extras, en pandemia, con barbijo, en una situación de calor, pero nunca escuché tanto silencio y tanto respeto durante una filmación como en esa escena. Ahí fue donde dije: 'Lo que estamos haciendo es tremendo'", reconoció el actor, a quien Ricardo Darín contactó personalmente para decirle que iban a trabajar juntos por tercera vez (habían formado parte del elenco de Tesis sobre un homicidio -2013-) y Kóblic -2016-).
El fenómeno internacional de Argentina, 1985
Argentina, 1985 es digna de ser considerada un fenómeno mundial, tras su exitosa gira por los distintos festivales de cine internacional y su paso reciente obteniendo el Globo de Oro como Película extranjera y el Goya al filme iberoamericano.
-Contame del armado de tu personaje: Bruzzo.
-Cuando le pregunte a Santiago Mitre si el personaje existía, me dijo que no, que era un personaje ficticio. Pero lo que hicimos fue nuclear en Bruzzo intervenciones que sabemos qué sucedieron de distintos operadores políticos. Es un personaje que termina siendo el nexo con el poder real. Tanto así, que en algunos momentos baja línea y en otros acompaña.
-¿Te imaginaste que Argentina, 1985 iba a tener la repercusión y reconocimiento a nivel internacional?
-Sabía que era un documento histórico muy importante, aunque la primera señal fue el Festival Internacional de Cine de Venecia, el primero en el que se presentó. Ahí fue la primera proyección. Saber que cuando terminó el público aplaudió de pie por 9 minutos fue un gran disparador, porque a ese festival no van solo italianos, sino personas de todas partes del mundo. Y se conmovieron con Argentina 1985.
-¿A qué le adjudicas que se haya vuelto un fenómeno internacional?
-Yo creo que la historia que relata se universaliza. Está contando es un juicio histórico que no se hizo en ninguna otra parte del mundo. En todo el mundo hay genocidas, represores y gente que no fue juzgada por estos crímenes, pero esto sucedió en Argentina... Me acuerdo la primera crítica que salió de la película, me la mandó un amigo: 'Argentina, 1985, la película que habla del juicio que en España nunca nos atrevimos a hacer (en referencia al dictador español Francisco Franco). Estas injusticias que se universalizan hace que todo el mundo conecte y se vea interpelado por esta película.
-¿Hay algo que hubieses cambiado o agregado en la forma en la que fue abordada?
-No. Es una película absolutamente respetuosa, que también tiene momentos en los que te podés. Dentro de la fuerza del relato, no todo es dramatismo. Pero destaco que el guion, donde habla incluso de las torturas de la Dictadura en aquella época, no apela a golpes bajos ni a mostrar una sola gota de sangre.
-Aun sin necesidad de mostrar, la emoción del espectador está a flor de piel…
-Eso pasa cuando algo está bien contado. La imagen queda en la mente el espectador, y muchas veces tal imagen es mucho más cruenta que lo que podes mostrar vos en escena.
-Esta es una película con un relato fuerte... ¿Cómo se vivió el clima durante el rodaje de la película? ¿Hubo momentos de distensión?
-Todos sabíamos que estábamos haciendo un documento histórico. El nivel de profesionalismo y respeto durante el rodaje fue excepcional. Por su puesto que hubo momentos más relajados. Nos hemos matado de risa con Ricardo (Darín) a lo largo de todo el rodaje, pero cuando tocaban escenas como la que te conté (el alegato de Strassera), se vivía un clima de mucho respeto. Es raro que esto pase en la mayoría de las producciones cinematográficas.
Ricardo Darín es como Maradona: hace laburar mejor a todos los que lo rodeamos
Gabriel Fernandez
-¿Cómo fue trabajar con Ricardo Darín?
-Trabajar con Ricardo es maravilloso porque sabe todo del cine. Además, es un compañero magnífico. Siempre está pensando qué es lo mejor para el producto, para la escena. Cómo acompañar y hacer lucir a sus compañeros... Eso fue lo que hizo conmigo siempre. Ricardo es como Maradona: que hacía jugar mejor a los que estaban su alrededor. Bueno, Ricardo hace laburar mejor a todos los que lo rodeamos.
-¿Y con Santiago Mitre?
-A Santiago Mitre lo vi muy seguro. Sabía perfectamente lo que quería lograr en la filmación. Es un director que dirige adentro de la escena. A diferencia de otros, él está al lado de cada escena y al mismo tiempo la ve por su monitor móvil.
Argentina, 1985: "documento histórico" que se convierte en un "ícono del cine argentino"
"No me di cuenta cuando estaba filmando, pero guardaba mucho material (recuerdos) en mi cabeza. Tenía unos 18 años cuando sucedió todo esto. El proceso militar lo había vivido con 12-13, y en el '85 me encontraba haciendo el servicio militar", rememoró aquellos tiempos el actor, antes de analizar la importancia de esta proyecto cinematográfico que "prevalecerá en la historia argentina":
"Hay una escena muy fuerte en la que mi personaje le dice al fiscal Strassera -ilustró Fernandez-: 'Si los militares se levantan, quién va a juntar los muertos, ¿vos?, ¿yo?'. Es tremenda porque eso yo lo viví cuando hacía el servicio militar. Estaba en Esquel, Chubut, y había mucho susto adentro del servicio militar".
Y agregó: "Nos trataban muy mal, estaban muy asustados. Creo que era porque tenían miedo porque estaban perdiendo poder. Sin embargo, creo que de alguna manera ese pibe de 18 años que era yo me dio información y me permitió desarrollar esa escena tan fuerte, sabiendo perfectamente de qué hablaba mi personaje. Nutrirme de mi propia experiencia personal fue algo en lo que caí en cuenta después de que filmamos la película".
-¿Qué anécdota te queda de Argentina, 1985?
-Hay una que me marcó. Estábamos por filmar la última escena, en la que interactúan mi personaje y el de Ricardo (Darín). Era muy importante y estábamos muy concentrados. Cuando estábamos por comenzarla me dice: 'Pará, pará, pará, tenés una antena'. Y me mira y me toca las cejas, tenia un pelo de las cejas levantado. 'Bueno, está bien, bajalo', le pido. Y me manda: 'No boludo, no baja. Traeme una tijera'. Entonces le traen una tijera y me corta el pelo. Yo no lo podía creer. Pero si te ponés a pensar, ese pelo después en la pantalla del cine se iba a ver y podía hasta distraer al espectador. Eso es Ricardo trabajando: atento al más mínimo detalle.
-¿Cómo te repercutió la película una vez que se estrenó?
-Cuando la película salió en Argentina me empezó a llamar llorando todo el mundo. Por ejemplo, cuando fui al cine a presentarla en Quilmes, una señora del publico vino, me abrazó y me dijo: 'Gracias por esta película, porque yo estuve ahí'. Chicos como mis hijos que me decían: 'Papá, sabía que había pasado esto pero no tenía idea de la dimensión'. Cada que ganamos un premio o la película es reconocida, conocidos o amigos me llaman para avisar y felicitarnos.
-¿Qué le deja Argentina, 1985 al país y al mundo?
-Hecha casi en su totalidad por argentinos, demuestra que no tenemos nada que envidiarle a Hollywood. Este es un thriller político como el que se hace en Inglaterra o Estados Unidos. Al país le deja un documento histórico: hay muchos lugares, como las escuelas, que la pasan para que la vean los más chicos. Y al mundo le deja un documento que hace reflexionar el porqué solo se vivió un hecho así en Argentina y no así en ningún otro país.
Rumbo al Oscar 2023
"Argentina, 1985 es una película que habla del pasado pensando en el futuro. Estoy muy contento con eso", nos destacó Gabriel Fernandez, para quien el filme "está hecho para captar la atención tanto de grandes como de los más chicos".
Respecto a su condición de favorita, junto a la alemana Sin novedad en el frente, para llevarse esta noche el premio Oscar como Película Extranjera, el intérprete de Bruzzo señaló entre risas: "Si ganamos la terna, me encantaría que nos juntemos todos y que Ricardo (Darín) aparezca con el Oscar como Messi con la Copa del Mundo. Ese videíto sería tremendo".
-Al igual que el Mundial con la Copa del Mundo, esta nominación presenta la particularidad de poder darle a la Argentina su tercer Oscar...
-Al margen de ganar o no, algo que es importante darnos cuenta es que si todos tiramos del mismo lado podemos hacer cosas maravillosas. Estas cuestiones van mucho más allá de las ideologías políticas. Es lo que nos dejó el Mundial y refuerza esta nominación al Oscar.
-¿Cómo vivís la espera de los premios?
-Con tranquilidad. No tengo cábalas ni nada. Si lo ganamos sería maravilloso, pero si lo perdemos, sé que hicimos un gran trabajo y que Argentina, 1985 va a quedar como un ícono del cine nacional.
-¿Con quién vas a ver la entrega?
-Justo este domingo estrenó un espectáculo. Se trata de funciones privadas en el lugar que lo gestamos, para luego llevarlo al teatro. Así que esta va a ser la excusa perfecta para estar distraído (cerró la nota con GENTE en medio de una carcajada).
Fotos: Cortesía de Gabriel Fernández
