Comediante, emprendedora y autodidacta, Belu Lucius (34) es una de las influencers más exitosas que logró saltar de las redes a la televisión. Hoy panelista de Cortá por Lozano (Telefe), conquistó al público con su espontaneidad e ingenio a la hora de elaborar los platos –herencia que recibió de su abuela– como figura de MasterChef Celebrity, "el programa más gratificante que hice".
En diálogo con GENTE, la instagrammer que no tiene vacaciones y dona desde sus 18 años cada sueldo de diciembre con fines solidarios habla sobre los límites sobre su vida privada a la hora de mostrar cómo vive 24/7, revela todo el trabajo que le lleva producir "entre 25 y hasta 30 historias diarias" y cuestiona la obsesión dañina de los haters, para la que asegura no estar blindada.
Lucius detalla cómo es su arduo trabajo para generar los contenidos digitales que le valieron popularidad y distingue a la privacidad como un límite a la hora de compartir su vida. "Muestro lo que me va pasando pero me gusta reflejar cosas con las que se puede identificar la mayoría de la gente. De hecho, les pido que me guíen u opinen si es que les pasa lo mismo", señala acerca de su doctrina digital.
"Mis límites en las historias son la intimidad, piensan que si muestro a mis hijos jugando estoy mostrando todo. Mi vida es mucho más que las stories que subo y esa es la magia de las redes", explica. La construcción de su vida privada está regida por lo que es casi un statement: "Abro las puertas de mi mundo pero siempre decido sobre mi contenido".
"No es para cualquiera. Hay que producir mucho, acordarse de los horarios y tener conducta diaria y anual", asegura quien dejó de compartir contenido de humor "porque me sacaba mucho tiempo por día y ahora me dedico a la tele". Según afirma siente que lo suyo hoy está más legitimado, "no es que la gente piensa que los influencers nos rascamos todo el día". Y lo explica así: "Subestiman menos porque se dieron cuenta del laburo que significa".
Las claves de Belu Lucius en las redes
"Yo no imposto y a veces no tener ganas de subir algo, también es un contenido. Eso es algo que le pasa a mucha gente, que genera contradicciones. Y es algo que también les explico a mis hijos (Bautista y Benjamín, fruto de su relación con el jugador de rugby Javier Ortega Desio), aunque haya cosas que no les gusta, sigue habiendo responsabilidades que cumplir", señala Lucius, quien define al universo de redes como algo que "no es color de rosa".
Sobre los haters, que asegura no leer como lema, apunta la posibilidad de que "se regularicen sus ataques, uno no puede calumniar o injuriar, tirar mierda por la vida porque del otro lado hay un ser humano y nunca sabés por lo que está pasando".
No es que no le afecte lo que se diga sobre ella, pero aprendió a evitar las consecuencias. "Siempre te gusta que hablen bien pero no es mi intención caerle bien a todo el mundo. La gente idealiza a las personas famosas o con cierta popularidad y le exigen perfección; ellos tienen los mismos errores que nosotros".
"Siempre están viendo si te equivocaste o cómo tenés a tu hijo. Por ahí la persona que te está criticando deja a los chicos meados todo el día, sin cambiarles el pañal", cuestiona. En ese sentido también se refiere a la hipocresía del público: "A la gente le chupás un huevo. El que te pide una foto, al segundo te mata. Una vez ví en un show de Ricky Martin cómo una persona la estaba matando a Yanina Latorre, que estaba sentada al lado, y al segundo le pidió una foto. La gente es muy panqueque".
Fotos: gentileza B.L.
