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La tecnología que hace impermeable a los parabrisas de los vehículos

Un tratamiento especial que combina conceptos nanotecnológicos y de química avanzada funciona como un repelente del agua.
Autos y Motos
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La función primordial del parabrisas en un vehículo es proteger y ofrecer la mejor visibilidad posible, algo imprescindible para una correcta toma de información y de decisiones en un tiempo de reacción mínimo mientras se conduce. Según diversos estudios, la mala visibilidad a bordo causa más del 15% de los accidentes de tráfico.

Aunque uno podría suponer que esta pieza del automóvil está ajena al uso de tecnología no es así ya que existe un tratamiento especial que funciona como un repelente del agua, algo que permite una visibilidad óptima en caso de lluvia. El llamado efecto hidrofóbico hace que las gotas apenas toquen la superficie del cristal, formando “perlas” que ruedan rápidamente por el parabrisas hasta desaparecer. También impide la adherencia del hielo en los días más fríos, y de los mosquitos en verano; facilitando su retirada.

Este producto también es altamente resistente a la abrasión producida por la acción de los limpiaparabrisas o sistemas de limpieza, llegando a mantener su efectividad hasta ocho meses, aproximadamente.

El diseño y fabricación del tratamiento repelente de la lluvia parte de un proceso innovador que combina conceptos nanotecnológicos y de química avanzada para obtener un producto de muy altas prestaciones y gran durabilidad.

Esta tecnología se inspira en el Efecto Loto que descubrieron los botánicos Barthlott y Ehler en 1977, describiendo las propiedades superhidrófobas y autolimpiantes de las hojas de esta planta. Este fenómeno se puede resumir en cómo las gotas de agua mantienen su forma esférica al caer sobre la superficie de la hoja de loto. Su epidermis tiene unas microscópicas papilas con ceras epicuticulares que son hidrófobas.

En este sentido, el ángulo de contacto es el principal factor para determinar la hidrofobicidad de una superficie, de modo que una superficie se considera hidrofóbica cuando tiene un ángulo de contacto igual o superior a 90º: a mayor ángulo, mayor repelencia al agua.

Teniendo en cuenta este fundamento se han desarrollado compuestos que permiten modificar la tensión superficial del vidrio con el objetivo de aumentar su ángulo de contacto respecto a las gotas de agua.

Esta tecnología se basa en la creación de una lámina intermedia en el parabrisas de naturaleza básicamente cristalina, pero con capacidad de repelencia al agua. Esta propiedad hace que las gotas de lluvia se recojan sobre sí mismas de forma más esférica y que el contacto con el vidrio tratado se produzca en un punto muy pequeño.

En términos técnicos, el ángulo de contacto aumentaría en el vidrio tratado frente al vidrio no tratado, originándose así una menor superficie de contacto. Esto provoca que cualquier fuerza externa (velocidad o viento, por ejemplo) haga que las gotas de agua se pongan a rodar por el parabrisas y se evacuen rápidamente.

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