La mayoría de las automotrices ven al mercado estadounidense como un objetivo a conquistar y es por es que en muchas ocasiones hacen productos especialmente para Norteamerica. Eso ocurrió con el Kia Telluride, un SUV de lujo diseñado específicamente para esa parte del mundo. En este proyecto tuvo un rol importantísimo la mexicana Ángeles Elena Van Ryzin, ingeniera Senior de Tren Motriz de la compañía surcoreana.
Enamorada de los autos de muy pequeña, Ángeles Elena estudió en la Universidad Cal Poly Pomona y en 2009 se graduó como ingeniera mecánica. Durante ese tiempo formó parte de la Sociedad de Ingenieros Profesionales Hispanos (SHPE) y de la Sociedad de Mujeres Ingenieras (SWE).
En su último año se unió a la Sociedad de Ingenieros Automotrices (SAE), donde construyó un auto de carreras y compitió en una competencia internacional en Alemania.
Tras finalizar sus estudios fue inevitable su llegada a la industria automotriz. “Me uní porque siempre me han fascinado los autos. No me considero un entusiasta de los autos, pero al crecer, vi a mi papá trabajar en los autos de nuestra familia... Estaba motivada por cómo la movilidad es esencial en nuestra vida cotidiana. Sabía que al trabajar en la industria automotriz, estaría ayudando a las personas”, destaca la ingeniera.
En 2011 se unió al Centro Técnico Hyundai-Kia en el departamento de sistemas de propulsión. Allí le tocó trabajar en el proyecto del Kia Telluride liderando el diseño de capacidad de conducción del tren motriz, la programación de la transmisión y la calibración de par motor.
“Telluride tenía sus desafíos únicos y había mucho en juego: ser el SUV insignia más grande de Kia. Además, estaba equipado con un nuevo motor. Ser parte de algo nuevo ha sido emocionante. Este programa también fue la mayor responsabilidad que he tenido desde que trabajaba para Kia”, explica Van Ryzin.
Esta importante responsabilidad no le impidió continuar con su vida familiar. Van Ryzin comenzó a trabajar en el Telluride con un viaje a Corea mientras estaba embarazada de cinco meses y a un mes de dar a luz a su primer hijo tuvo que soportar el calor del Valle de la Muerte durante las pruebas de los prototipos.
Después de convertirse en madre afirma que su estilo de conducción ha cambiado, al igual que su visión de los automóviles. “Ahora le doy prioridad a la suavidad, por lo que probablemente estará más enfocado mientras trabajo en el próximo vehículo”, explica Ángeles Elena, la ingeniera que lleva su experiencia de vida a los motores de Kia.
