Una multitud se agolpa en un bar de La Barra. Pero nadie entra. Los adolescentes -y mayores también- allí reunidos, no pueden cerrar la boca y, por momentos, parecen a punto de perder la conciencia. Es que Luciana Salazar (23), como una aparición, pasea su cuerpo impecable y cubierto con poca ropa, como si estuviera sola. La mirada de los otros no le afecta y sonríe como si nada. La bomba diminuta arma su agenda para un año feroz de trabajo: Los Roldán, el renovado VideoMatch y un tercer proyecto también con Ideas del Sur, que aún está evaluando. Y como si fuera poco, en febrero viaja a Chile para cubrir el festival de Viña del Mar, para un canal trasandino.
-¿Qué vino a hacer a Punta del Este?
-Vine a acompañar a Antonio en la conducción de su programa (Gasalla en pantalla, por América). Yo voy a presentar notas de la noche, de la playa, de la movida joven. Por supuesto, además voy a hacer clips y mostrar el cuerpo.
-¿Y en qué estado lo tiene?
-Mirá, siempre me ocupé mucho de mi cuerpo, pero este año tuve tanto trabajo, que no pude hacer gimnasia. Por eso estoy recuperando el tiempo perdido.
-Tuvo un año intenso…
-En lo laboral fue diez puntos, pero en lo personal te diría que cinco puntos. Le puse tanta energía al trabajo, que mi vida afectiva quedó en segundo lugar. Igual, todo no se puede.
-Hubo muchas chicas sexies que aparecieron durante el año, pero usted explotó. ¿Por qué?
-Yo creo que el motivo fue la exposición que me dio Marcelo Tinelli. El es el número uno de la televisión y eso me dio mucha más popularidad.
-¿Su personaje estaba guionado o fue creación suya?
-Yo improvisaba todo. Es más, esa frase "soy una puerquita" fue mía y Marcelo casi se muere... Le pareció genial cómo la decía. Yo viajo mucho y las señoras grandes, en el interior, me alientan mucho. El otro día, en el lobby del Conrad me agarraron dos señoras y me felicitaron.
-¿Las mujeres la quieren?
-El público femenino me aprueba y me quiere. Tengo mucha llegada con las mujeres. Supongo que ven que lo hago desde el humor y se ríen conmigo.
-¿Piensa que las siliconas la ayudaron para ascender?
-Creo que no. Para algunas cosas me ayudaron, y para otras no.
-¿Por ejemplo?
-Mirá, cuando me las hice, Ricky Sarkany (diseñador de zapatos) me retó. Me dijo que eso me iba a limitar en mi trabajo como modelo. Pero yo me siento realizada porque igual logré avanzar en mi carrera. Yo siempre luché por mis curvas, por explotar la "pulposa". Y pude defender eso. Es más, hasta me llaman Roberto Giordano y Héctor Vidal Rivas para que participe de sus desfiles. Logré romper esa barrera que siempre hubo entre las modelos y otro tipo de mujer a la que se las llamó vedettes. Pero ahora, a partir de esta nueva tendencia, Giordano va a poner más curvas en sus desfiles. Siento que a partir de mí, se impuso un estilo nuevo de mujer. Soy una chica con lolas y cola, pero muy chiquitita. Antes, acá, las más voluptuosas eran catalogadas de "gatos", pero se está imponiendo un estilo más norteamericano, tipo chica Playboy.
-Sus lolas son un tema casi universal. ¿Le molesta estar en boca de todos por eso?
-Para nada, pero en algunos sectores les cuesta todavía aceptarme. Siempre opinan de todo. Algunos me dicen que me las saque y otros que me las deje. Pero yo estoy contenta porque pude lograr ser una chica sexy y demostrar que no le debo todo a mis lolas.
-¿Siempre estuvo tan segura de que no debía sacarse las siliconas?
-Completamente. Cuando me las hice sabía lo que hacía. Por supuesto que en un futuro, cuando esté en otro plan, tener hijos y demás, tal vez cambie de opinión. Pero ahora me quedo así. Me gusta lo que veo en el espejo.
-¿Novios?
-Me encantaría llegar a mi casa y tener alguien que me mime. Pero lamentablemente estoy sola. Soy una chica complicada.
-Pero qué mala prensa se hace. ¿Por qué?
-Porque soy muy exigente. No quiero que tenga ningún defecto. Quiero que me guste físicamente, que sea caballero, que le vaya bien en el trabajo.
-Pero usted pide de todo.
-Y sí. Pero estoy muy sola, soy una solitaria. Cuando yo leía que los cantantes y artistas hablaban de la soledad, yo no les creía. Pero ahora que me toca vivirlo en carne propia, lo entiendo. Tengo demasiados prejuicios. No sé si los hombres se me acercan para estar con Lu o para acostarse con la Salazar. Necesito alguien que me conozca.
-La gente dice que se operó la cara…
-Ay, pero cuando te operás las lolas, decretan que te operaste toda, y no es así. Hay otras cosas que te podés hacer sin llegar a la operación.
-¿Qué cosas?
-Yo voy a la esteticista. Me cuido mucho las piernas. Me hago masajes linfáticos, masoterapia, uso contractores. Pero bisturí, no. Además, no me podría haber hecho nada en la cara porque estaría llena de moretones y yo no paré de trabajar. Es imposible.
-Hablemos de Robbie Williams. Cuánto ruido se armó con el cantante.
-Mirá, yo no quise entrar en la disputa, pero estuve con él, lo conocí, él me invitó a través de su representante. Me presentó a sus músicos y después me quedé charlando con él. Yo no me iba a perder esa oportunidad.
-Volvamos al amor. No le creo que esté tan sola.
-Bueno, conocí el otro día un chico inglés que me gusta mucho. Es músico y vive en San Pablo. Pero se queda por pocos días. Es una lástima porque es un bombón.
Cuando puede, busca playas alejadas para tomar sol tranquila. No conoce el pudor y en dos movimientos queda en topless. Ella está conforme con la imagen que le devuelve el espejo. No es para menos.
Cuando me hice las lolas, algunos me retaron. Me dijeron que me iba a limitar en mi trabajo. Pero yo me siento realizada. Porque igual logré avanzar en mi carrera". ">
"Cuando me hice las lolas, algunos me retaron. Me dijeron que me iba a limitar en mi trabajo. Pero yo me siento realizada. Porque igual logré avanzar en mi carrera".
