Relata la vivencia (“el primer día dejé mi departamento en Copacabana, rumbo a Barra de Tijuca...”) y lo hace a puro detalle (“marqué el camino rápido en el GPS; avancé bastante... ¡y no encontraba la salida!”), como si estuviera transmitiendo un partido de fútbol (“seguí, seguí, subí al eterno puente Río de Janeiro-Niterói, de 13 kilómetros, el más extenso de Latinoamérica, y no aparecía la salida...”), imprimiéndole el ritmo necesario para que su ocasional audiencia –el fotógrafo y el periodista– no pierda la atención. “Hasta que –mete tercera, en tono y énfasis–, ya en la loma de no sé qué, surgió un retorno, giré y emprendí la vuelta”. Remata la anécdota cual si se tratara de un gol: “Cuando llegué tarde al estudio y conté dónde había estado, me alertaron: ‘¡Qué peligroso! Pasaste a metros de Ciudad de Dios’”, convierte el tanto Alina Moine (rosarina del 9 de noviembre de 1979). “A los retos, aprendí de los locales que el camino seguro es bordeando siempre el océano Atlántico”, completa.
–Llegó el 4 de junio, partirá el 15 de julio... ¿Cuántas valijas trajo?
–Dos ¡grandes! Y, serán más de 90 programas. Si bien me quedaré en la zona, de avanzar el equipo de Sabella a cuartos, probablemente emitamos Mundo Leo desde donde juegue Argentina.
–Ropa, zapatos, trajecitos... Coméntenos la cantidad de vestimenta con la que aterrizó.
–Veinticinco vestidos, 29 conjuntos y siete pares zapatillas y tres de zapatos, jajá.
–¿Hasta dónde asciende su coquetería?
–Normal. ¡No me gusta maquillarme! Me gusta mi cara al natural. Soy feliz cubriendo el Rally Dakar, ya que no necesito make up ni peinarme para salir al aire.
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Hija de Adriana (53, jefa de ventas de una empresa de medicina prepaga) y Miguel (60, maestro mayor de obras); hermana de Pamela (33, comunicadora social), Sebastián (32, ingeniero civil), Mauricio (22, dedicado al cine) y Abril (14); nieta de Gladys (72), Luis (77), Coki (82) y Orlando (fallecido hace dos décadas); y técnica informática, auxiliar en áreas expresivas (cine, televisión, fotografía, teatro y periodismo) y locutora matriculada, Alina comenzó su carrera luego de un casting que la trasladó a Buenos Aires. “Desde que arranqué, once años atrás, siempre demostré ganas de aprender. Sé trabajar en equipo y, ante la duda, preguntar, y me lo valoran. De la misma manera que mis compañeros me consultan a mí, que soy, por ejemplo, la que tiene bastante presentes los reglamentos”, explica la conductora deportiva del momento, quien a la fecha cubre la XX FIFA World Cup para Fox Sports (180 minutos diarios al aire, rotando horarios) y la TV Pública (programa Mundo Leo, durante las medianoches, y Fútbol permitido, los domingos a las 23.30).
–¿Sabe de fútbol?
–Disfruto hablar de deporte en general, pero, bueno, si uno habla a diario de algo, aprende.
–¿Cómo subsiste una mujer joven, mona y simpática en un ambiente tan machista como el futbolero?
–Muestro personalidad ante todo. Con tantos caballeros alrededor, saco mi costado masculino: soy uno más. Les consulto a ellos situaciones de cómo piensan los varones, y ellos a mí, cosas de mujeres. Ya podría escribir un libro sobre los hombres.
–¿Cuántas declaraciones sentimentales por minuto recibe? ¿Lleva un registro?
–Olvidate. No me importa. Es normal que te larguen cosas cuando sos la única mujer de un team. Yo, te juro, me divierto.
–¿Su mejor método para ahuyentar a las fieras?
–Lanzo un serio “tengo novio” (Fabián “Chino” Turnes, ex Puma, ex entrenador de Los Pumas y actual secretario de Deportes de Vicente López), y listo.
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Confiesa, sin nombre ni apellido, que fue pareja de un futbolista, “a mis 19 años. El amor es el amor, así que nunca digas ‘nunca’”, entiende. Asevera que de elegir en lo estético, entre los jugadores latinos, europeos, africanos y asiáticos, “prefiero a los altos, con cuerpos atléticos, léase los europeos”; y en lo deportivo, “a los que mezclan creatividad y garra en la cancha”. Sin embargo, “el físico de un futbolista no me atrae tanto: a mí me van los morrudos”, informa la santafesina, hincha de “todos los equipos de mi Rosario”.
–Hay 32 planteles en Brasil 2014. ¿Abundaron los lances de ciertos muchachos de camiseta, pantaloncitos y botines?
–Eso no se responde, jajá.
–¿Otras pasiones de su vida?
–Amo el deporte. Entreno cinco veces a la semana, cerca de dos horas. Escalo, corro, me encanta la gimnasia... Actuar es mi otra gran pasión. Empecé teatro a los 12 años y continué hasta los 23, cuando me radiqué en la Capital Federal. Gracias a aquello, me siento tan cómoda al aire.
–Entonces, ¿entre sumarse al Bailando por un sueño, protagonizar un desnudo o semidesnudo en Playboy y participar en una ficción de Suar, qué elegiría?
–Actuaría en una tira de Suar.
–¿Sueño personal?
–Armar una familia, sin dejar de lado la profesión ni abandonar mi pasión por entrenar. O sea, lograr una armonía.
Metro setenta y uno, 90-65-92, cincuenta y cuatro kilos, cabello rubio, ojos celestes, Tata (tal su apodo) posa en el barrio de Flamengo, con la bandera argentina y el Pan de Azúcar, de 396 metros, detrás.
“El físico de un futbolista no me atrae tanto. A mí me van los morrudos”, puntualiza. “¿Si sé de fútbol? Quien habla a diario de algo, aprende”, contesta.
Se turna entre Fox Sports (en la imagen, junto a Diego Maradona) y la TV Pública, de tarde y de noche. En la cadena de cable ingresó, previo casting, a los 23. Suele correr temprano. Su única fobia es “permanecer mucho tiempo debajo del agua”
