Ya no se ocultan, y le sonríen al amor – GENTE Online
 

Ya no se ocultan, y le sonríen al amor

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Colonia del Sacramento. Lugar con pasado de piratas, tesoros y contrabando. Supo ser fundamental para la economía de la época colonial y guarda historias tan románticas como escandalosas entre comerciantes, estudiosos y mujeres bellísimas. Cualquier semejanza con la realidad actual es pura coincidencia. Un fin de semana, de viernes a la tarde a domingo a la misma hora, fue suficiente para Martín Lousteau (40) y Carla Peterson (37) en la más pintoresca de las ciudades uruguayas, aquella que en 1680 fundara el capitán portugués don Manuel Lobo.

Trescientos treinta y un años después, el ex ministro de Economía y la actriz llegaron en Buquebus a Colonia y, según comprobaron sus compañeros de viaje, se fueron directamente a un hotel cercano a la rambla. Allí pasaron lo que quedaba del viernes. Recién el sábado salieron a dar una vuelta, aunque cortita, entre los sombreados boulevares de la pequeña urbe rioplatense. Muy lógico: era el primer fin de semana sin teatro para Carla. El primero enterito para el amor...

Con sol, calor y un viento entusiasta sobre la playa, el domingo apenas pasado el mediodía, Martín y Carla decidieron dejarse ver en uno de los lugares donde las escapadas románticas son un clásico, aun en el Siglo XXI. ¿Y qué mejor que comenzar el paseo por la Calle de los Suspiros, que baja hacia el río en el Barrio Histórico? Una vez en la rambla, la rubia –que acaba de terminar sus funciones de La guerra de los Roses en el teatro Maipo, junto a Adrián Suar– sacó su cámara y retrató cuanta esquina pintoresca vio. Alentada por su chico, buscó los mejores ángulos, jugó a desafiar la luz y hasta se animó a alguna toma en sepia. No fue la única en hacer fotos. También se dejó retratar –además de por esta lente, claro– junto a un par de fanáticas que obviaron olímpicamente al economista y aseguraron seguirla desde los tiempos de Los exitosos Pells.

¿Interrupciones al paseo? Sólo las que podía atender vía telefónica Lousteau, que no se despegó de su Blackberry, la misma que tan útil le había resultado hace unos meses –cuando la relación era incipiente– para comunicase, pin de por medio, con la rubia que acababa de conquistar. No sólo fueron telefónicas las consultas para el ex ministro de Economía del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que la semana pasada había estado en Bariloche disertando sobre el devenir de las reservas y el dólar. Le dio al teclado con ganas cada vez que sonaba el “¡ping!”. En cambio Carla, de la mano de su chico, anduvo libre de la telefonía y más aún de la metafórica bola de acero para presos que tan certeramente denomina a la Blackberry.

El autor de Economía 3D –éxito en ventas por su contenido, pero también por el archiconocido escándalo con Juana Viale que protagonizó justo días antes de su lanzamiento– propuso “alguna de las cosas ricas” de La Bendita y la ex de Mike Amigorena aceptó la moción del ex de Rosario Ortega y varias famosas más... La cosa siguió barranca arriba entre artesanías y antigüedades, uno de los mayores atractivos en materia de compras de la ciudad que en 1995 fue declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad. Entre adoquines, carruajes y azulejos se fue, tranquilo, el domingo, que Martín y Carla caminaron a sus anchas, sobre todo entre extranjeros que nada sabían de ellos, de sus escándalos, de sus funciones públicas y actorales, ni mucho menos del romance que hace unos meses sonaba insospechado... y que hoy GENTE deja absolutamente confirmado. Domingo 4. Por el Barrio Histórico, Lousteau y Carla se muestran felices para el fotógrafo de GENTE. Un amor súper confirmado.

Domingo 4. Por el Barrio Histórico, Lousteau y Carla se muestran felices para el fotógrafo de GENTE. Un amor súper confirmado.

De la mano y sin importarles las miradas ajenas, Carla y Martín caminaron como simples turistas. Ella, con short de jean pasado por lavandina, zapatillas con suela de yute –cuasi alpargatas– y remera blanca con relieves, más trenzas de princesa. El, de bermudas y remera de adolescente.

De la mano y sin importarles las miradas ajenas, Carla y Martín caminaron como simples turistas. Ella, con short de jean pasado por lavandina, zapatillas con suela de yute –cuasi alpargatas– y remera blanca con relieves, más trenzas de princesa. El, de bermudas y remera de adolescente.

También tuvieron tiempo para comprar productos regionales de Colonia y sus alrededores. Las miradas de Carla hacia Martín no dejan dudas de cuán enamorada está.

También tuvieron tiempo para comprar productos regionales de Colonia y sus alrededores. Las miradas de Carla hacia Martín no dejan dudas de cuán enamorada está.

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