Ya no está solo… porque tiene a su nueva Pampita – GENTE Online
 

Ya no está solo... porque tiene a su nueva Pampita

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–Quizá me parezco algo en la actitud (admite).
–Y en la cara.
–Sí, y un poquito en la cara (acepta obediente).
–Y en la altura.
–Sí, y un poquito en la altura (dibuja media mueca).
–Y en la contextura física.
–Sí, y un poquito en la contextura física (ríe fuerte).
–Y en el pelo castaño.
–Sí, y un poquito en el pelo castaño (se muerde los labios).
–Y en el color marrón oscuro de los ojos.
–Sí, y un poquito en el color marrón oscuro de los ojos (lanza una carcajada).
–Y, claro, en que sale con quien era su marido, Martín Barrantes.
–¡Pará! Me parezco a Pampita en lo que nombraste, a excepción de lo último. Con Martín recién empezamos a frecuentarnos, ¿entendés?

Entendemos, y unas líneas más abajo la seguiremos. Pero ahora les toca a los lectores conocerla a ella, la chica que recibió el verano explotando en la portada de GENTE, ¿a la nueva novia del ex de Carolina Ardohain?… Perdón, repetimos, unas líneas abajo la seguiremos. Hablamos, of course, de María Lucila Fernández, que aunque posea el apellido que más figura en la guía telefónica argentina, nos parece única. Primero, porque nació el 10 de febrero de 1988 en Azul, a 300 kilómetros de Buenos Aires, tiene como padres a Roxana (46, esteticista) y a Rodolfo (48, despachante de aduana), como hermanos a Nicolás (22) y Nazareno (24), como “hijos” –así los define–, a Luna (una perra raza pitt bull), a Sweety (una perra raza perro) y a Carambucha (una veterana pajarita blanca con pico rojo) y como pariente lejano al ex campeón de Fórmula Uno Emerson Fittipaldi. Y segundo, porque merecen un detalle especial –y varios suspiros– su 1,71 (“que no me permitirá descollar en las pasarelas, lógico”), sus 88-61-90 (“que encuentran en los 88 centímetros la preferencia masculina, si bien también me las rebusco marchando de espaldas”), sus 47 kilos (“que reciben constantes ataques gastronómicos. Me cuido nada”) y su espontaneidad (“que cultivo. Valoro la autenticidad. ¿Sabés dónde me enteré que había salido en la tapa? Arriba del colectivo 93. Bajé sufriendo taquicardia y me compré cinco números”).

Ex chica Super M 20/03 y ex chica Ricardo Piñeiro, y actual modelo de la agencia García Navarro Models (“The best: lanzó mi carrera a full. Hoy hasta me convocan de dos canales líderes”), Luli vive con su mamá en Palermo, en el tres ambientes del segundo piso de un edificio que suma tres plantas y carece de ascensor, y pasa los días de verano posando y estudiando, para terminar de rendir libres 4º y 5º años de la secundaria. “Dejé la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini cuando comencé a trabajar con Gerardo Rozín en Medianoche de un día agitado”, comenta antes de confiar que heredó sus manos toscas de “mi adorado” abuelo herrero Chinolo (Omar) y el carácter dulce de “mi amada” abuela Quica (Esther); que su fuerte son las campañas nacionales y extranjeras y los catálogos de ropa interior, que escucha a La Ley, a Sabina y a Serrat, que lee a Dan Brown y a Ernesto Sabato, que visita mucho el cine y que no le teme al ambiente en el que decidió moverse y crecer. “Desde que entré a la fecha –recapitula– yo, que no pruebo ni un cigarrillo, he visto lo que no te podés imaginar, me ofrecieron lo que no te podés imaginar y se me acercaron personas que no te podés imaginar. Hablamos de un medio difícil. Sin embargo, aprendí que la mejor manera de perdurar es mostrarte boba y que nadie se dé cuenta de que en realidad sos despierta. De lo contrario quedás fuera de juego. En lo personal –resume–, vengo trazando mi camino a pulmón, remándola. Nadie me regaló un lugar ni yo compré ninguno. Lo mío es doble mérito”, redondea. Y ahora nos toca redondear a nosotros…

–¿Entonces?
–¿Entonces?

–¿Sale o no sale con Barrantes?
–No. Me lo presentaron pocos días atrás.

–Pero le gustaría. Facha y simpatía le sobran.
–¿Qué mujer opinaría lo contrario?

–¿Hubo algún acercamiento que merezca mencionarse?
–Charlamos bastante cara a cara y por teléfono. Nos llamamos.

–¿Si la invitara a comer, por ejemplo?
–Todavía no me compré la bola de cristal.

–Vuele, imagine qué contestación le daría.
–Se la daría a él, no a vos.

–Le brillan los ojos.
–El reflejo del sol, debe ser...

–Luli, ¿sabe que la dobla en edad, verdad?
–Lo sé. Igual, no creo en la edad cronológica, creo en la edad mental. Jamás tuve parejas menores.

–Tal vez repita a su lado la historia de él y Carolina…
–¡Uf! Vengo laburando fuerte y a conciencia para que en un futuro cercano nadie diga: “¡Mirá, la piba que se parece a Pampita!” sino: “Ahí va Luli Fernández”. El tiempo probará que nuestro parecido, en todo sentido… ¡en todo, eh!, resultó apenas casual.

Silencio elegante por el lado de Martín. “<i>Recién empezamos a frecuentarnos</i>”, por el lado de Luli. E imágenes irrebatibles por el lado de Esturión Beach, en Montoya, la playa que eligieron para compartir en soledad.

Silencio elegante por el lado de Martín. “Recién empezamos a frecuentarnos”, por el lado de Luli. E imágenes irrebatibles por el lado de Esturión Beach, en Montoya, la playa que eligieron para compartir en soledad.

Morena, ojos castaños, curvas perturbadoras, rostro angelical… Luli Fernández, milagro de la naturaleza, de una similitud física sorprendente con Carolina Ardohain.

Morena, ojos castaños, curvas perturbadoras, rostro angelical… Luli Fernández, milagro de la naturaleza, de una similitud física sorprendente con Carolina Ardohain.

“<i>Vengo laburando fuerte para que en un futuro cercano nadie diga</i>: ‘¡Mirá, la piba que se parece a Pampita!’, sino: ‘Ahí va Luli Fernández’. <i>El tiempo probará que nuestro parecido, en todo sentido… ¡en todo, eh!, resultó apenas casual</i>”

Vengo laburando fuerte para que en un futuro cercano nadie diga: ‘¡Mirá, la piba que se parece a Pampita!’, sino: ‘Ahí va Luli Fernández’. El tiempo probará que nuestro parecido, en todo sentido… ¡en todo, eh!, resultó apenas casual

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