Mariana (39) siente que completará la foto. “La parejita, ¿viste? Esa imagen de familia que siempre tuve en la cabeza”, cuenta, con el tono más dulce que se le haya escuchado e intercalando esas risas –estruendosas, contagiosas– que son su sello personal. Máximo (37 semanas dentro del útero), su segundo hijo, nacerá a mediados de septiembre. Y así Mariano Chihade (39), productor de televisión y su “marido” hace 8 años –aunque no esposo, porque aún no se casaron–, también será padre por segunda vez. Mientras que Matilda (4 años cumplidos el 4 de mayo) estrenará rol de hermana. Entonces, los Chihade-Fabbiani completarán la lista de emes. “Queríamos seguir con esa inicial y Máximo es un nombre que tiene significado especial para mi marido... A mí siempre me gustó. Lo definimos desde un principio”, agrega Mariana. El martes 26 fue su despedida oficial de El diario de Mariana (El Trece), aunque anticipó que por ahí se da una vueltita antes del nacimiento. “El médico me pidió que empiece la licencia, porque ya estoy con algo de contracciones y porque tengo que empezar con los monitoreos. Hasta ahora venía bien... Pero llegó la hora de parar”, admite Mariana. “Me hacía bien trabajar. Tal vez me costaba arrancar, pero una vez que llegaba al canal, la adrenalina del programa me iba llevando y lo disfrutaba. ¡La maternidad me puso más poderosa!”, agrega.
–¿Cuál es el plan para estos días?
–Descansar, sentirlo moverse... Y nada de trabajo. Cerré todo. Además, a diferencia de cuando estaba embarazada de Mati, ¡ahora tengo una hija! Con mi primer embarazo yo volvía de trabajar y me echaba a reposar cual foca (se ríe) ¡Ahora no puedo! Es un momento hermoso. Son los últimos días con mi hijo en la panza. Y los últimos días de Matilda como hija única. Muy movilizante... Estuve muy sensible todo el embarazo, pero ahora ¡más! Soy muy hormonal. Y este embarazo fue muy buscado. Muy deseado.
–¿En qué aspectos fue distinto al de Matilda?
–En mi primer embarazo tuve náuseas, pero sólo los primeros tres meses. La iba llevando... En éste ¡vomité hasta el sexto mes! Dicen que los embarazos de mujeres son más difíciles que los de varones... ¡Nada que ver! Todo lo contrario. Pero por suerte fue sólo eso. Nada grave. Y saber que al final llegaría mi hijo, lo más lindo de la vida, era un aliciente.
–Desde el punto de vista emocional, ¿qué tiene de distinto la espera de un segundo hijo?
–Con el primero todo es incertidumbre. Tenía mucho miedo de perder mi independencia y de cómo sería traer al mundo a una personita que dependiera de mí en un cien por cien. Pero cuando nació Matilda, la vida se me dio vuelta como un guante. Es una sensación intransferible. Cuando esperás un hijo, todo se justifica. Además, descubrí que uno se tiene que dejar llevar... Esa fue la primera gran enseñanza de la maternidad.
–¿Cómo esperan Mariano y Matilda a este bebé?
–Muy conectados. Me unió mucho más con Mariano. Nos encuentra más maduros, más aplomados, más asentados. Matilda se muere de ganas de conocer a su hermano. Quiere que salga ya y lo dibuja afuera de la panza. Está muy ilusionada. Yo le digo que va a ser mi ayudante y ella se pone a acomodar los pañales. Tiene el instinto maternal a flor de piel. ¡Es re loco! Tan chiquita... Obvio que debe haber algo de celos, pero será una etapa de adaptación.
–¿Qué sentís con respecto al parto?
–El de Matilda fue natural y muy largo. Me quedó una linda sensación. Me gustaría que se pueda volver a dar. Pero veremos cómo se ubica el bebé... Ojalá... No me quiero ilusionar. Hice gimnasia pre parto y me preparé psicológicamente. Voy muy tranquila y sin miedo al dolor. Si tengo la suerte de un parto normal, mejor. Pero si tengo una cesárea, estaré preparada para vivirlo con la misma intensidad. Con Matilda estaba más obsesionada con que fuese un parto normal, pero ahora sé que será lo que tenga que ser, pensando en la salud del bebé.
–¿Qué te ilusiona de tener un varón?
–Ojalá que seamos compañeros. Al igual que con Mati, quiero darle a Máximo las herramientas para que sea feliz. Pienso cómo será, qué necesitará... Me imagino un varón enamorado de la mamá. Mariano está feliz, porque va a poder compartir con su hijo la pasión por el fútbol.
–Tu abuela Myrna murió hace cinco meses. ¿Pensás en ella en este momento tan especial?
–Sí... Mucho... (llora) ¡Mirá lo sensible que estoy! En una de nuestras últimas charlas, le conté que estaba embarazada y llegué a ver en sus ojos la ilusión por tener otro bisnieto. A Matilda la disfrutó mucho y soñaba con que mi hija la recordara. Su objetivo está cumplido. La tiene re presente. La voy a extrañar mucho en el parto. Tal vez la tribu femenina que se genera alrededor de un nacimiento... La abuela era la número uno de una familia muy matriarcal. Pero la siento conmigo, siempre. Además, tengo al abuelo... (el genial músico Mariano Mores) ¡¿Podés creer que me reprochó que no le haya puesto Mariano a mi hijo?! (se ríe) Por suerte, después le gustó Máximo, ¡y todos contentos!
El fotógrafo Gabriel Machado retrató las 37 semanas de embarazo de la conductora. Fue el más amoroso regalo para su amiga.
“Voy a extrañar mucho a mi abuela Myrna en el parto. Tal vez por la tribu femenina que se genera alrededor de un nacimiento. Era la número uno de una familia muy matriarcal”
Mariana cuenta que Matilda (4) “dibuja a su hermanito fuera de la panza”. Papá, Mariano Chihade (39) –su pareja desde 2006– “está feliz, porque va a poder compartir con su hijo la pasión por el fútbol”, dice Mariana.
