«Y pensar que nadie apostaba por nuestro amor» – GENTE Online
 

"Y pensar que nadie apostaba por nuestro amor"

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Lo que se dice remar, y remar, hasta llegar a algún lado, o hasta los brazos
de alguien, no es fácil. Para Heidi Klum (31), modelo germana de rango muy
super
, fue a mediados de 2004, cuando sorprendió al mundo con su nuevo
novio, que no era un playboy al estilo Isidoro Cañones como el último,
Flavio Briatore, capo de la escudería Renault con pancita de cincuentón,
que le dio una hija, Leni, y se fue más rápido que las máquinas de Fórmula 1
que regentea. Para colmo, don Flavio se olvidó de la curva del regreso, o de
siquiera conocer a su hija. El nuevo amor era Seal (42), un moreno alto,
británico, cantante soul de linda voz, dientes enormes, con unos cuantos
hits encima, algunas marcas en su cara que le dejó una enfermedad de la
infancia. Una figurita pop medio extraña, no tan lindo para el estándar de
belleza de los tiempos que corren. Pero a Heidi le vino bárbaro, fue el refugio
para tantos desengaños del corazón. Todo fue muy rápido. Ahora están casados,
desde hace menos de un mes. Seal le oficia de padre a Leni. Y pronto van a ser
papás: faltan dos meses.

Primero, hablemos del compromiso. Fue en febrero de este año en Whistler,
un centro de esquí en Canadá… sobre un glaciar. Seal la llevó en helicóptero y
le preguntó. Más romántico, bueno, no se puede. Se casaron a principios de mayo
pasado, en México, sobre la playita de Costa Careyes, mirando al
Pacífico. Secreto total, cuarenta invitados, vestido de novia signé Vera Wang,
de encaje color marfil. Y Leni, la hija de ella, que ahora es la hija de Seal.
El cantante dice: "Ser marido y padre es mi ocupación más hermosa. Hace poco
vi cómo se paró y empezó a caminar
".

¿Briatore? Bien, gracias. Se lo vio en Cannes hace poco, descorchando con
Naomi Campbell, su otra ex supermodelo, que ahora es su chica otra vez. Para
ella, es necesario aclararlo, fue su segundo matrimonio. En 2002 se divorció
tras cinco años del coiffeur Ric Pippino, tras algunos sinsabores. Frente
al presente, Heidi dice: "Este es nuestro sueño. Nada nos hace más felices. Y
pensar que nadie apostaba por nuestro amor
". Medio raro eso de remar por el
amor, en una chica tan bonita, de 86-60-86, lo mejor de Alemania desde Claudia
Schiffer, con mil tapas, desfiles, campañas y mucha locura por parte de la
platea masculina. Pero bueno, nos pasa a todos.

Ahora veamos: ¿quién es Seal? Su vida no tiene muchos paralelos con la de su
mujer, hija de un buen hogar y con una genética que la ayudó a convertirse en un
sex symbol de veras. Henry Olusegun Olumide Samuel -su verdadero nombre-
no la sacó barata. Hijo de una nigeriana y un brasileño, nació en Killburn, un
pueblito inglés. No mucho después sus padres, que eran estudiantes con empleos
temporarios, lo mandaron a vivir con una pareja de blancos por un tiempo. Luego
su madre cayó enferma y debió volver a Nigeria. A Henry no le quedó otra que
vivir con su padre, Francis, que abusaba de él a los golpes cuando quería,
cuantas veces quería. Deseaba que el nene se hiciera médico, o abogado. Ni a
golpes le funcionó. A los 11 cantó a capella en el colegio. Cuatro años después
se escapó de casa. Sólo volvió para llevar las cenizas de su padre a Nigeria. En
esos tiempos sufrió de lupus, una enfermedad que afecta al sistema inmunológico
y que provoca erupciones en la piel. Como secuela, las marcas en su cara. Ya de
grande se recibió de arquitecto y trabajó en un McDonald's, diseñó prendas de
cuero y varios etcéteras. Hasta que se unió a Push, una banda funk,
con mediano éxito. Hasta 1990, cuando con el productor Trevor Horn -grosso total
del pop de los años 80'- vio la veta: su primer álbum solista, con casi cuatro
millones de copias vendidas por todo el mundo. En 1994, el segundo: cinco
millones más, y unos cuantos premios Grammy. Su hit supremo fue
Kiss from a Rose
, de ese mismo año, el tremendo lento de la película
Batman Forever
. "A lo que tengo en esta vida llegué por soñar", dice.

Semanas atrás hubo carnaval en Bergisch Gladbach, el pueblo alemán
donde nació Heidi. Sí, allá también lo celebran. Y llevó a su chico. Los dos,
con look dinosaurio, para el Kamelle, el clásico de allá que consiste en
revolear dulces desde una carroza. Seguro, estaban las señoras del barrio, con
su cuchicheo, al apreciar que el vientre de Heidi ya evidenciaba la llegada del
fruto del nuevo -y verdadero- amor.
Heidi, divina y embarazada en el <i>Life Ball</i> de Viena –un evento cuyo fin es<br />
recaudar fondos para las víctimas del <i>VIH</i>– (izquierda). Con su nuevo hombre,<br />
bien orgullosa, este febrero en la fiesta posterior a los <i>Oscar</i> de <i>Vanity Fair</i><br />
en Los Angeles (derecha) </p>
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Heidi, divina y embarazada en el Life Ball de Viena –un evento cuyo fin es
recaudar fondos para las víctimas del VIH– (izquierda). Con su nuevo hombre,
bien orgullosa, este febrero en la fiesta posterior a los Oscar de Vanity Fair
en Los Angeles (derecha)

Heidi, <i>sex symbol</i> total, en un desfile de <i>Victoria´s Secret</i>.

Heidi, sex symbol total, en un desfile de Victoria´s Secret.

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