«Voy a trabajar en la gestión de un gobierno, no a meterme en política» – GENTE Online
 

"Voy a trabajar en la gestión de un gobierno, no a meterme en política"

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El viernes 25 de abril, en la Sala Victoria Ocampo de la Feria del Libro,

Carlos Melconian presentó su libro Recuperar la ilusión. Ante un auditorio
colmado, y entre frases que despertaron aplausos, dijo, como al pasar, que "el
año pasado, en Olivos, una bala me pasó cerca
". La oración, lejos de tener
connotaciones policiales, fue una metáfora que entonces, a dos días de la
primera vuelta electoral, pocas de las 350 personas allí presentes entendieron
con exactitud. Se refería a lo sucedido el 24 de abril de 2001, cuando el
presidente Duhalde lo sondeó -en medio de la procelosa sucesión de Jorge Remes
Lenicov- si estaba dispuesto a asir el timón de la cartera de Economía. En aquel
momento, la respuesta fue "no". "Había algunos temas que no tenía debidamente
cerrados, y además, éste es un gobierno de carácter transicional, y en la
Argentina se deben tomar medidas de una profundidad que no eran posibles en este
período. Pero sí me di cuenta de que la bala podía pasar cerca nuevamente, y me
preparé a fondo para este momento…
", explica el propio Melconian. El resultado
de aquella reunión fue la creación -junto con Rodolfo Santangelo, su socio en
M&S Consultores y coautor del libro antes citado, publicado por Editorial
Atlántida- de la Fundación para el Cambio, donde estudian aspectos económicos y
preparan recetas "para salir a la cancha". Y el momento llegó dos días después
de las elecciones, con el resultado puesto y de cara al ballottage: el martes
por la tarde, por teléfono, Carlos Menem le propuso ser su ministro de Economía.
Y, esta vez, dijo "sí". Al día siguiente, en el avión que llevó al candidato a
San Luis, sellaron la designación con un abrazo.

El estudio de Melconian, en Leandro Alem y Viamonte es un hervidero. Jimena, su
secretaria, no da abasto con los llamados. El propio economista, que se define
como "liberal progresista", va y viene pegado a su celular. En una oficina
contigua a su despacho, donde se suceden las reuniones y recibe colegas (por
ejemplo, Enrique Szewach se cruzó en el ascensor que llevaba al piso 15 con este
periodista), Melconian habló con GENTE. Primero, claro, sobre una designación
que sorprendió a varios, pero no a él: "Desde hace varios meses, a sugerencia
del propio Menem, le alcanzo ideas de carácter económico. Lo único que le pedí
fue que no lo publicitara, ni que me metieran en internas políticas. Bueno, esta
semana, me pidió que lo acompañara en el gobierno, y por supuesto acepté ser su
ministro de Economía si gana en la segunda vuelta".

Carlos Melconian, 42 años, nacido un 6 de noviembre en Valentín Alsina, hijo de
comerciantes armenios de suburbio, casado con Mariela desde hace 13 años, cuatro
hijos, hincha furioso de Racing, tiene un estilo donde sus raíces de barrio lo
acercan al lenguaje de la gente. Y no teme, dice, adentrarse en los intrincados
pasillos de la función pública: "Yo sé que este es un país donde al que viene de
afuera y quiere trabajar en el sector público lo empiezan a chicanear, a
vapulear, se meten con lo que gana… Entonces, se hace difícil que la gente
decente que trabaja en el sector privado tenga ganas de entrar. Y el resultado
es que el país termina como el bar de las sociedades de fomento de los barrios.
¿Sabe cómo son? En las mesas, a las cinco de la tarde, siempre están los mismos
cinco borrachos, y a cualquier persona sensata que se le ocurra ir le hacen la
vida imposible. Un día, el bufetero echa a los borrachos, pero como los otros ya
están hartos, no van. Entonces, al dueño del bar no le queda más remedio que
llamar de nuevo a los borrachos, que encima vuelven agrandados"
.

-¿Y no tiene miedo que le hagan la vida imposible?
-No, porque tengo una historia de transparencia, y la gente me conoce.

-Usted ha señalado que las decisiones tienen que ser menos "de necesidad y
urgencia
", y que debe haber más participación parlamentaria ¿Cómo se imagina
negociando reformas con senadores, diputados, cuando le metan las chicanas de la
política en el medio?

-La institucionalización exige que las cosas salgan por leyes. Es el avance que
necesita el país. Habrá que debatir, convencer, hacer docencia. Otra no hay…
Pero, además, yo voy a trabajar en la gestión de un gobierno, no a meterme en
política.

-¿Lavagna, que es el hombre de Kirchner para Economía, representa un modelo
distinto del suyo?
-Estos temas se plantean sólo acá. En el mundo ya no se discute más sobre el
modelo. En España, Felipe y Aznar tienen el mismo modelo. Lagos, un socialista,
tiene el mismo modelo que la derecha chilena. Por supuesto, en los países más
industrializados no hay más modelo, lo que hay es rumbo y gestión, y creo que
ahí tenemos ventaja. Lula, por ejemplo, ¿qué modelo tiene? Firmó para que se
logre superávit fiscal, va al régimen previsional privado, ¡y es Lula! Dos
modelos no hay más.

-¿Qué imagina para su primer día de gestión?
-Lo primero es tener una agenda fiscal que asegure la solvencia, con una
definición clara del gasto, los ingresos, pago de intereses, financiamiento y
programa tributario. Y la reafirmación de la política monetaria. Pero no es que
habrá un shock. Por supuesto, las medidas se tomarán para que la economía
empiece a crecer, que la estabilidad de precios sea un bien común, y que haya
una recomposición de la masa salarial. La economía normalmente se mide por
crecimiento, inflación, poder adquisitivo y empleo. En la Argentina estamos
acostumbrados a que el resultado de una gestión sea el valor del dólar, porque
tenemos por lo general una visión cortoplacista.

-A propósito del dólar, ¿cuál será su política en este tema que, diga lo que
diga, nos desvela?
-Nos desvela porque aquí fue fuente de conflictos. Con nosotros, tendremos un
régimen monetario flotante. No va a pasar nada. La gente se tiene que quedar
tranquila. El dólar va a valer lo que decida la gente, que forma el mercado. No
habrá ni convertibilidad, ni dolarización. Y hoy, en términos reales, un dólar
uno a uno con inflación, retenciones y competitividad puede valer entre 2,70 y
2,90.

-Habló de un programa tributario. ¿Bajarán impuestos?
-Estamos propiciando una reforma tributaria para todo el período de gobierno de
Menem. No para ponerlo el 26 de mayo y que el 29 se levante. Estamos estudiando
algunos aspectos instrumentales, pero las bajas de impuestos estarán atadas a
mejoras recaudatorias. El epicentro será el castigo al que no paga, y un alivio
impositivo al que pague.

-¿Cómo van a encarar el tema de la deuda externa?
-Sobre la base de las posibilidades de pago de la Argentina. Iremos a una
negociación amigable, pero dura. Pero siempre con el objetivo de llegar a un
acuerdo, no de dilatar las cosas de "guapo" como hizo este gobierno.

-Hay un tema central para la gente: que vuelva el empleo.
-Para eso vamos a trabajar. Pero todo parte de lo mismo: el regreso de la
inversión y el crédito para vuelva el consumo, que hace dos años está
interrumpido, son variables que estarán vinculadas a la confianza. Ese circuito
será el motor y la sal del crecimiento.

-Confianza es una palabra mágica, pero en la realidad, muy difícil de lograr.
¿Podrá?
-La confianza se logra con el paso del tiempo y el mantenimiento de políticas
sensatas y perdurables, que excedan a los gobiernos. Como primer gatillo para
recuperarla, a partir del 25 de mayo llegaremos a la normalización
institucional, y pondremos en marcha un programa creíble con gente creíble. Ese
día marcará el comienzo de la solución de los problemas.

En la intimidad del living de su departamento en el barrio de Caballito, Melconian está casado desde hace 13 años, tiene cuatro hijos, y es Master en Economía del Instituto Torcuato Di Tella.

En la intimidad del living de su departamento en el barrio de Caballito, Melconian está casado desde hace 13 años, tiene cuatro hijos, y es Master en Economía del Instituto Torcuato Di Tella.

Carlos Menem, el domingo 27 por la noche en el Hotel Presidente, recibe datos de las elecciones mientras el libro <i>Recuperar la ilusión</i>, de Melconian y Santangelo, descansa en su escritorio. Dos días antes, los autores firmaron ejemplares en la Feria del Libro.

Carlos Menem, el domingo 27 por la noche en el Hotel Presidente, recibe datos de las elecciones mientras el libro Recuperar la ilusión, de Melconian y Santangelo, descansa en su escritorio. Dos días antes, los autores firmaron ejemplares en la Feria del Libro.

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