Es una de las modelos más codiciadas por Estados Unidos. Aunque la pandemia retrasó sus planes, sigue en la senda de cumplir sus metas profesionales.
Si algo no le falta a Vanesa Wasinger es actitud y ganas de seguir triunfando en el mundo de la moda. A pesar de que la pandemia demoró su proyecto de ir a los Estados Unidos para formar parte de Ford Models, una de las agencias internacionales más prestigiosas, la modelo de 29 años apuesta todo para seguir creciendo. “La reunión se pospuso, pero sigo en contacto con ellos y planeo viajar a fin de año”.
Nació cerca de Rafaela, ciudad santafesina en la que no existían muchas posibilidades para crecer en el modelaje, aunque fue el lugar que le dio la oportunidad de encontrarse con su vocación. Fue allí donde, a los 14 años, la llamaron para hacer una campaña de ropa y carteras de cuero. Desde entonces no paró más: viajó a Rosario, estudió Relaciones Públicas y se mudó a Buenos Aires, donde trabajó para la agencia de Leandro Rud. “Fue una experiencia muy buena. Viajé por todo el país y trabajé en campañas y desfiles”.
Modelo de lencería con un estilo muy europeo, estuvo en Estambul y su próximo destino es Estados Unidos. “Mandé las fotos a la agencia Ford Models y quedamos en reunirnos para continuar mi trabajo allá”, cuenta desde su departamento de Palermo. Y agrega: "Igualmente, mi plan es ir y volver”. Porque a pesar de que aún no esté del todo reactivado el mundo de la moda, ella apuesta a seguir creciendo en el ámbito nacional. Hoy, por ejemplo, es cara de la marca Selú.
Ser modelo en pandemia: cómo cambió la cuarentena sus hábitos
La pandemia y la cuarentena complicaron a muchos negocios. Entre ellos, la indumentaria y los eventos están en los primeros puestos.
Primero, Vanesa tuvo que acostumbrarse, al igual que todos, a frenar. Basta de no poder controlar los horarios, y de jornadas interminables de castings, desfiles y shootings. Fue hora de quedarse en casa y posponer el viaje a Estados Unidos, el siguiente gran paso en su carrera.
Pero ese impedimento nunca la hizo bajar los brazos y siguió cuidándose. Continuó con una dieta sana (¡cocina a full desde que empezó la cuarentena!), basada en proteínas y sin harinas ni azúcar. Mantuvo el cuidado de su piel y siguió haciendo deporte. ¿Cómo entrenó? “Estos meses que los gimnasios estuvieron cerrados, me compré accesorios para hacer deporte y fui mi propia entrenadora”, cuenta orgullosa.
Redrado, historia pasada
“Que el amor llegue cuando tenga que llegar”. Ése es su lema hoy y lo dice con una tranquilidad que contagia. Ya lejos de su historia con Tomás Redrado y de la situación tensa que sufrió por parte de su padre Martín (el economista no quería que su hijo saliera con ella), aprendió a preservar su intimidad y a estar con alguien que la respete al 100%. “Quedó en el pasado”, agrega. Y vuelve a hablar de sus objetivos. Porque ahora que ya se puede empezar a viajar, su meta es prioritaria: convertirse en una modelo de nivel internacional.
