«Valeria es la única mujer a la que he amado» – GENTE Online
 

"Valeria es la única mujer a la que he amado"

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"Si vos sabés que nunca me voy a casar con Valeria." Contradictorio. Tan
contradictorio como aquella frase que murmuró en la oreja de un íntimo amigo a
principios de 2000 cuando, mirando de reojo a Valeria Liberman -ubicada a cuatro
metros de distancia-, desestimaba socarronamente la posibilidad de casarse con
ella. Contradictorio. Tan contradictorio como aquella huida -pergeñada a
principios de 2003- hacia Cumbres de la Ballena, el romántico hotel de Punta del
Este cuando, cautivado por las curvas y el acento guaraní de Gabriela Bo, dejó
"colgada" la nota con este periodista, el mismo al que la noche anterior le
había confiado entre copas: "Escucha, te lo aseguro: no hay como las argentinas.
Trabajadoras, independientes, bien mujeres".

Contradictorio. Así es Cristian Castro (29). Por ello, su boda con Valeria
Liberman (34), dieciocho días después de que le confirmaran la separación legal
con Gabriela Bo (24) no podría ser de otra manera que… contradictoria.

MI GRAN CASAMIENTO JUDIO. Salió del sector F del Aeropuerto de Miami, el viernes
a las 16:03, llegando de su tierra y cargando una pequeña valija Louis Vuitton.
"Hola. ¿De Argentina? ¿Vienen hoy a la boda?
-nos preguntó Cristian Castro,
mientras intentaba conseguir un taxi:

-¿Entonces es cierto que se casa? Muchos lo dudaban...

-Bien cierto. Esta vez sí me caso para siempre. Valeria es la verdadera mujer de
mi vida.

-Lo mismo le escuchamos el 8 de marzo del año pasado, al lado de Gabriela Bo,
¿recuerda?
-¿Al lado de quién? -se ríe con ironía-. La futura madre de mis hijos se llama
Valeria. Es la única mujer a la que he amado. Mañana le voy a pedir otra
oportunidad. Y los espero.

-¿En serio se podrá ver algo? Porque se está hablando de una ceremonia y una
fiesta secretas.
-Claro que sí. Encontrarán sorpresas, sólo sorpresas.

Y por cierto que las hubo. La prensa había sido citada a las 19:30 del sábado.
"Puntuales o quedan afuera", alertó BMG, la compañía discográfica del cantante
mexicano. La rigurosidad, no obstante, permitió un tibio contacto con las
principales celebrities presentes: el productor musical Kike Santander y su
esposa Adriana (¡que es prima de Gabriela Bo!, aunque prefiere a Valeria
Liberman), y los cantantes Mijares y Lucero. Aunque el apuro de los
organizadores por subirnos al Salón Davis cercenó la posibilidad de entrevistar
a personajes como Matías, el hermano de la novia y otrora novio de Nicole
Neumann.

Noventa minutos más tarde reaparecieron los protagonistas, posaron para la foto
oficial y tomaron el micrófono rodeado de pétalos rosas. Cristian pidió
disculpas por su equivocado paso anterior ("quiero aprovechar la ocasión para
pedirle disculpas, tanto a su familia como a Valeria por el error que cometí"
,
dijo en obvia referencia a Gabriela Bo). Valeria, en cambio, agradeció fríamente
la presencia de los medios, y de inmediato, los dos se marcharon hacia la
fiesta. Sí, mientras los periodistas permanecíamos encerrados, ellos concretaban
el enlace bajo los principios de la religión judía, kippá y ocho violinistas
incluidos, en el jardín frente al mar. Acto seguido, nueva despedida, descenso a
la planta baja y a disfrutar, siempre en privado, de un reencuentro bastante
particular.

ENTRE LA EXPOSA Y LA ESPOSA. Claro, bastante particular porque hubo el doble de
periodistas (85) que de invitados (42) y porque se habían conocido a mediados de
1999 en Fisher Island, la exclusiva isla de Miami donde residía Cristian. "De
entrada me impactaron sus ojos. A continuación, imagínate",
bromeaba él por
aquellos tiempos, que supieron de viajes juntos, un compromiso en Buenos Aires
apenas Valeria se recibió de abogada en la Universidad de Belgrano, e intensos
contactos entre parientes. Sin embargo, con mucha prudencia, alejados de
declaraciones altisonantes y comidilla, terminaron transitando rutas opuestas.
Castro, la del enamoradizo empedernido y voraz, hasta que lograron encandilarlo
los encantos de Gabriela Bo, la hija de un adinerado empresario paraguayo; se
casaron en Asunción, prometiendo lealtad y amor eterno, duraron apenas un año y
rompieron, acusándolo ella de esposo infiel, ausente y otras yerbas. Valeria, la
ruta de dama de la alta sociedad dispuesta a conseguir candidato para armar una
familia. Así comenzó a relacionarse con Gil Nezer, el hijo de un multimillonario
socio de Donald Trump dueño de la mayor colección de autos de los Estados
Unidos: 600, contando uno de Adolf Hitler y otro de James Bond. Rompieron cuatro
meses atrás, justo en los días en los que volvió a encontrarse con Cristian.
"Mejorcito, hermano -respira en castellano caribeño un amigo de Gil-. Demasiado
histérica, malhumorada y de un carácter terrible. Fíjate que el padre de Gil les
obsequió un penthouse de dos millones de dólares y la chica protestaba porque le
entraba mucha luz."

Las rutas de Cristian y Valeria volvieron a cruzarse. Primero reaparecieron
tomados de la mano en Disney World, Orlando, y el miércoles 28 de julio,
salieron a las carcajadas del Departamento de Licencias Matrimoniales de Miami-Dave,
tras abonar 93,50 dólares, mostrando al mundo la licencia número 24416733 que
acreditaba el divorcio consumado el 13 de ese mismo mes. Pista libre, entonces,
para los confites, y premura para confirmarle a la diseñadora colombiana Silvia
Tcherassi, que aquel elaborado vestido de civil descartado sería nomás el soñado
vestido blanco de novia.

DEL RITZ A ESTAMBUL.
Cristian entró al Salón One del brazo de su abuela Socorro.
Valeria, del de su padre José, y bajo la vista atenta de mamá Stella Maris. A su
alrededor, veinte custodios pagados por la discográfica y quince del Ritz-Carlton,
de Key Biscayne, monitoreaban que no corriera riesgos el contrato de
exclusividad con la revista TVNotas (pagó 50.000 dólares, lo que elevaría de 600
mil a 1,2 millón su tirada). Ese dinero le sirvió a la pareja para ahorrarse un
tercio de los gastos, el anillo de diamante, los cinco fotógrafos particulares y
la fiesta.

¿Qué hay de la fiesta? Arrancó a las 19:45 con un cocktail, al ritmo
lento de dos talentosos guitarristas, y continuó con la cena preparada por el
chef ejecutivo Jeffrey Vigilla: entrada (torta de cangrejos), segundo plato
(ensalada en forma de flores comestibles), plato central (filet de mignon con
cebollas de Didalia y salsa de Cabernet y guarnición de papas y vegetales) y dos
postres a elección (mousse de chocolate o cream brulee). Bebidas, a elección.
Licores servidos a pulso de guante blanco. Vinos, argentinos. Champagne, Veuve
Cleuuot etiqueta amarilla. Hubo sendas opciones musicales, Manolo Puerto y El
ciclón bananero, un vals emotivo y el corte de la torta de cuatro pisos de
vainilla rellena con dulce de nata de chocolate blanco, by el chef ejecutivo de
pastelería Frédéric Monnet. Y la hora de las ausencias, la más notoria, fue la
de la mamá Verónica Castro. "Tuvo que viajar a Francia para tratarse un problema
en la columna vertebral"
, apuntó Cristian; pocos le creyeron y es que es grande
el rumor de que Verónica no se banca a su nueva nuera.

A las 2:12 de la madrugada, los novios adelantaron que el miércoles viajarían de
luna de miel a Estambul, y se despidieron sin dejar a nadie por abrazar. Tomaron
acaramelados el ascensor y desaparecieron rumbo a la suite. Ella tarareaba el
tema Mi vida, que él le había cantado minutos antes, acompañado de mariachis. La
misma canción que le dedicara a Gabriela Bo un año y cinco meses atrás.
Contradictorio. A lo Cristian Castro.

por Leonardo Ibáñez
fotos: Alejandro Carra y Cristian Lazzari
(enviados especiales)

Cristian y Valeria sellan su amor con un beso en la noche de Miami. El cantante le pidió disculpas a la familia Liberman por haberse casado con Gabriela Bo hace poco más de un año.

Cristian y Valeria sellan su amor con un beso en la noche de Miami. El cantante le pidió disculpas a la familia Liberman por haberse casado con Gabriela Bo hace poco más de un año.

Cristian y Valeria salen por un instante a saludar a la prensa. Luego, sentados frente a las cámaras y micrófono en mano, dijo que Valeria era la mujer de su vida.

Cristian y Valeria salen por un instante a saludar a la prensa. Luego, sentados frente a las cámaras y micrófono en mano, dijo que Valeria era la mujer de su vida.

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