“Todos tenemos una vida sexual más divertida que la que contamos” – GENTE Online
 

“Todos tenemos una vida sexual más divertida que la que contamos”

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Irrumpe y sin ningún juego previo, incita: “Que levante la mano quien nunca fingió un orgasmo”. Ausencia de manos en el aire como respuesta. “¿Todas estuvieron con más de dos hombres?”. Al unísono se escucha un “¡siií!” que asegura la presencia de una platea más o menos experimentada. “¿Cuántos de los que estuvieron merecen ser recordados?”. Silencio sepulcral. “¿Alguien les explicó cómo practicar sexo oral?”. Mutis profundo. “¿Saben cómo hacer masajes eróticos?”. Miradas perdidas y algunos hombros encogidos.

Paola Kullock (38) es la atracción principal de un grupo de señoras (promedian los 50 años) que festeja el divorcio de una de ellas. Con lenguaje cada vez más explícito, Paola sacude las expresiones de las atónitas damas que pasan del asombro a la risa y del espanto al encanto. La intención no es provocar, sino enseñar. Desde hace cuatro años fundó su escuela de sexo, PK (iniciales de su nombre que al pronunciarlas invitan a pecar: “pecá”).“Soy masajista profesional matriculada, experta en masajes eróticos”, se autodefine.

Ahora parece haber alcanzado el clímax en su carrera. Además de eventos como despedidas de soltero y cumpleaños, da clases personales y para parejas, y los viernes se presenta en el Espacio Colette del Paseo La Plaza con su clase show Hubiera querido saberlo antes. Previamente a ahondar en su historia y su profesión, necesita aclarar: “Mi carrera es independiente de la de mi hermana Luisa (quien suprimió la doble “l” y la “c” del apellido familiar por el Kuliok artístico). Nada tiene que ver su popularidad como actriz con mi trabajo”. Se apoltrona en un sillón y desafía: “Estoy lista. Preguntá lo que quieras”… Advertencia al lector: la siguiente nota contiene vocablos de índole sexual que pueden afectar a espíritus timoratos.

–Empecemos por tu hermana Luisa. ¿Cómo es tu relación con ella?
–Luisa se casó cuando yo tenía cuatro años… No vivimos juntas y tenemos cero relación. Ojo, nos debemos mutuo respeto por la vida que cada una eligió, pero no tenemos trato. Mi hermana de todos los días es Graciela, que es abogada.

–¿Cómo nació la escuela de sexo?
–Empecé con un “Solos y Solas”. Organizaba reuniones y actividades para que la gente se encontrara. Mi socia se casó con uno de los solos que asistían al grupo, y entonces se me ocurrió fundar PK. Me senté con un cuaderno a escribir todas mis ideas. Tenía claro que lo mío es lo que nadie enseña y todos quieren aprender.

–¿Dónde aprendiste vos?
–No soy sexóloga. Mi profesión es masajista profesional y soy muy buena. Atendí a más de diez mil hombres, y todo lo que aprendí con ellos es lo que enseño a mis alumnas.

–¿Diez mil hombres en cuánto tiempo?
–Varios años. Soy experta en masajes eróticos; son mi fuerte, ciento por ciento. En la clase ejemplifico con un consolador en la mano cómo aplicarlos. Pero todos están vestidos. Hago un show de cómo nos comportamos las mujeres en la intimidad. Llevo juguetes sexuales y explico cómo usarlos. Enseño desde cómo estimular a tu pareja hasta cómo practicar sexo oral. Tengo algo de Annie Sprinkle, la estrella del Real Sex de I-Sat. Una show-woman americana que enseña cómo es una vagina exhibiendo la propia sin ser obscena.

–¿Sos una amante profesional?
–¡No! Soy una maestra muy exigente. Con cada pareja que viene limpio los conocimientos de las anteriores y vuelvo a empezar. También en el sexo hay que reconocer al otro con todo lo que es, sus defectos y virtudes.

–¿Qué opinás del trabajo de Alessandra Rampolla?
–Me gusta. Cuando ella empezó, los hombres me contaban lo que aprendían en sus programas de televisión. Nunca la seguí demasiado. Además, hace seis años que no tengo televisión en casa, porque es un vicio para mí. Así que la saqué, para no tentarme.

–Cualquiera hubiera apostado que tu vicio es el sexo…
–¡Ja ja ja! El sexo no, pero la investigación de sexo sí. Cuando no trabajo me gusta leer y bailar. Tengo muchos libros antiguos que enseñan el arte de amar, las posturas, las maneras, los olores. Esta sociedad pacata reprimió todo. De todas formas, la gente hace más de lo que dice. Todos tenemos una vida sexual más divertida que la que contamos. Nadie dice que mira canales porno ni que usa lencería erótica… La verdad es que somos menos pacatos de lo que parecemos.

–¿Qué edades tienen tus alumnos?
–Tengo más alumnas que alumnos y está la que cumple un año con su pareja y decide sorprenderlo con un strip tease y también la que está casada hace diez años y necesita incentivar un poco al marido aprendiendo nuevos juegos eróticos. Luego están las de 35 a 40 años, que es la edad de tener amantes. Esas son las típicas que practican con los maridos y después lo hacen realmente bien con el amante. A las divorciadas les ayudo a levantar la autoestima y les doy técnicas para volver al ruedo. Y también hay mujeres de 60 y más que descubren un nuevo amor, que por primera vez experimentan el verdadero amor correspondido y se animan a hacer cosas que antes no. Lo mío es servicio puro. Fue animadora de fiestas infantiles, promotora de turismo, masajista profesional y ahora, maestra de sexo. Paola es divorciada, no tiene hijos y afirma ser “una especialista en el arte de seducir”.

Fue animadora de fiestas infantiles, promotora de turismo, masajista profesional y ahora, maestra de sexo. Paola es divorciada, no tiene hijos y afirma ser “una especialista en el arte de seducir”.

“Como masajista atendí a más de diez mil hombres. Todo lo que aprendí de ellos se los enseño ahora a las mujeres. Soy experta en masajes eróticos; son mi fuerte, ciento por ciento”, advierte Paola.

“Como masajista atendí a más de diez mil hombres. Todo lo que aprendí de ellos se los enseño ahora a las mujeres. Soy experta en masajes eróticos; son mi fuerte, ciento por ciento”, advierte Paola.

 “Nadie dice que mira canales porno ni que usa lencería erótica… Pero la verdad es que somos menos pacatos de lo que parecemos”

“Nadie dice que mira canales porno ni que usa lencería erótica… Pero la verdad es que somos menos pacatos de lo que parecemos”

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