«Todavía no encontré al amor de mi vida» – GENTE Online
 

"Todavía no encontré al amor de mi vida"

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No menciona la palabra ni por casualidad. Apenas la insinúa sin darse cuenta, como si fuera tabú o si alguna oscura y roja maldición pudiera caer sobre la ilusión de los fieles racinguistas. Nadie le saca un "Racing campeón" de la boca a Reinaldo Carlos Merlo
(51), aunque la

Academia, bajo su batuta, lleve ocho puntos de ventaja y el título -que se escapa desde hace 35 años- esté ahí, al alcance de la mano. 

Mostaza -apodo que se ganó por su color de pelo- jugó 15 años en primera, siempre en River (tiene el récord de superclásicos, 42), donde en un equipo de virtuosos sobresalía por su férrea marca -que lo digan las piernas de sus rivales- y su inconfundible voz ronca. Hoy Merlo (tipo sencillo, con fama de recto y buen amigo en el mundillo del fútbol, porteño hasta la médula) sabe que está a un paso de quedar, con justicia, en la historia del tercer grande -así se definen los hinchas de Racing- de la Argentina. El, por las dudas, hace cuernitos y no festeja por anticipado. Antes del partido del domingo frente a Chacarita -que Racing ganó 1 a 0 con esfuerzo y él jugó a la par de sus dirigidos al borde de la raya de cal- habló con
GENTE.


-¿Cómo maneja la ansiedad cuando el título está ahí nomás…?

-Vivo esto con tranquilidad, siempre pensando en el próximo partido. Me pone contento que la gente de Racing apoye y tenga expectativas, pero tenemos que ir paso a paso. No podemos jugar al ritmo del hincha, porque nos perjudica. Eso nos pasó, y perdimos algún punto.

-Usted salió campeón con River en 1975, después de 18 años sin dar la vuelta. En Racing hace 35 que eso no sucede. ¿Cómo vivía, como jugador, las últimas fechas de aquel torneo?

-Cuando yo jugaba, lo que más quería era que el campeonato terminara de una vez. Pero ahora soy técnico, veo las cosas desde otro lugar. Hay que ser pacientes.


-Racing siempre fue un club caótico. ¿Cómo se trabaja hoy?

-Muy bien. Lo de Fernando Marín -el presidente de Blanquiceleste S.A., la empresa privada que gerencia al club- es muy importante. Racing es un club serio, donde se cobra puntualmente, y el jugador se dedica a entrenar y jugar, nada más.

-¿Qué hace con su tiempo cuando no entrena?

-Fuera del fútbol hago una vida normal. Voy al café, me encuentro con amigos (el
Coco Basile, que está contento porque Racing es su club, el Negro Jota Jota López, Chiche Sosa), ceno en el restaurante de algún amigo y a dormir…


-Merlo, a los 51 conserva un invicto. Sigue soltero.

-(Sonríe). Sí. Y es difícil conservarlo. En serio, son cosas de la vida. Todos pensamos en formar una familia. Tuve parejas, pero no se dio. Será que todavía no encontré al amor de mi vida.


-¿Y lo anda buscando?

-(Ríe con picardía). No, estoy bien así. Por ahora estoy solo, pero no es ningún drama.


-Antes de las elecciones, por Internet lo postulaban para senador. ¿Sabe que ahora, además, le buscan novia?

-(Ríe). ¿En serio me buscan novia por Internet? Les agradezco, pero eso me lo busco yo solito.


-¿Cuántas cábalas tiene?

-No muchas. Podía ser la camisa celeste, pero la cambié después de Boca. Nada más…


-Vamos, Mostaza, ¿y los cuernitos?

-A veces, pero no me doy cuenta cuando los hago. Ni me acuerdo cuando los empecé a hacer. Salen por instinto, y me di cuenta de que los hacía cuando lo vi por tele... Por ahora nos ayuda...


-¿Hace deportes? ¿Se cuida?

-Me gusta cuidarme, sí. Cuando puedo, voy al gimnasio.


-¿Quién es más rubio, su amigo y ayudante de campo René Daulte o usted?

-Creo que él…


-¿Y no hace nada para empardarlo, algún toquecito de tintura…?

-(Ríe). Nooo… Eso también es un mito.

-¿Dónde vivía cuando era chico?

-En Paternal. Ahora hace tiempo que vivo en Palermo. Mi viejo, Francisco, era colectivero de la Línea 7. Murió cuando yo tenía 24 años, así que me vio jugar en primera. Mi mamá, Selva Genovese de Merlo, falleció en el 98. Era ama de casa. Familia humilde, cuando empecé a jugar en primera, ella no laburó más.


-¿Qué fue lo primero que compró con su sueldo de jugador?

-Un Fiat 600. Y ahora veo que los muchachos andan en cada auto... Yo tuve que jugar seis meses en primera para comprarlo. Y después, un departamento para mis viejos. Pero las épocas no se pueden comparar. Ahora hay más medios, mucha televisión.


-Y apenas pueden, se van a Europa. En su época era raro.

-Yo tuve la posibilidad y no quise ir. En el 76 me quería el Zaragoza, pero preferí quedarme en River. Fueron 15 años, con la misma camiseta número 5.


-¿Por qué?

-Y… justo habíamos salido campeones. Además, la verdad, porque soy fana de Buenos Aires y nunca me quise mudar.

-Cuando dirigió en Colombia al Atlético Nacional debe de haber extrañado horrores…

-No, porque estuve en Medellín, que es una ciudad muy linda. Hay mucho tango ahí también.


-¿Qué lo emociona fuera del fútbol?

-No soy un tipo de lágrima fácil. La última vez que lloré fue cuando murió mi vieja, hace dos años y medio.


-¿Sus padres eran severos, o le daban mucha calle?

-Normal. Ellos me dieron buena educación y, fundamentalmente, todo, todo el amor del mundo.


-¿Cómo se llevaba con los libros?

-Bien. Hice el Comercial hasta segundo año, después empecé a hacer doble turno con River y no pude ir más. Todavía no estaba la escuela en el club.


-¿Qué equipo iba a ver de chico?

-La primera vez fue a los nueve años. Mi papá era fana de San Lorenzo, y me llevó a verlo contra Ferro. Después empecé a jugar en las inferiores de River, y me hice hincha de ese club. Pero, ojo, ahora estoy con Racing a muerte, eh…

-Entonces, para terminar, defíname a la Guardia Imperial, la hinchada de Racing.

-En algunas canchas, uno es visitante en serio. Y eso pasa en Avellaneda, porque la hinchada de Racing es fenomenal. Si salimos campeones, esto va a ser una locura.
El vestuario de la Academia después del entrenamiento del sábado 17, antes de enfrentar a Chacarita. Merlo, en primer plano, es el conductor de un sueño de campeón tantas veces postergado.

El vestuario de la Academia después del entrenamiento del sábado 17, antes de enfrentar a Chacarita. Merlo, en primer plano, es el conductor de un sueño de campeón tantas veces postergado.

La <i>Guardia Imperial</i>, tal el nombre de la hinchada de Racing, está más loca que nunca. No es para menos, después de 35 años de sequía. Aquí, la explosión cuando el equipo salió a la cancha.

La Guardia Imperial, tal el nombre de la hinchada de Racing, está más loca que nunca. No es para menos, después de 35 años de sequía. Aquí, la explosión cuando el equipo salió a la cancha.

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