«Toda la vida soñé con el Oscar» – GENTE Online
 

"Toda la vida soñé con el Oscar"

Actualidad
Actualidad

"Como argentino, me siento orgulloso de que se haya hecho una película tan excepcional como El hijo de la novia. Es sublime y emocionante. Al verla, el alma te queda reconfortada por unos cuantos días. Mis felicitaciones a todos los responsables, y mucha suerte en los
Oscar". Esta frase es una de las tantas que se pueden leer en la página www.elhijodelanovia.com, el sitio oficial de la película. Y en España, en plena gira de prensa, Juan José Campanella (42) revisa los mensajes y no puede contenerse:

-Muchas veces llego al hotel, enciendo mi computadora, y cuando leo todo lo que me escribe la gente, se me humedecen los ojos… Casi no puedo creer que esta historia haya pegado tan fuerte. Me parece mentira…

-¿Esperaba este éxito? Un millón trescientas mil personas en las butacas no es moco de pavo…
-Ni en el más optimista de mis sueños.

-¿Por qué dudaba?
-Entre otras cosas, porque hubo productores (varios, eh…) que no creyeron en la película.

-Ciegos, sordos y mudos…
-Creían que una historia de amor entre dos personas mayores "no es comercial": frase textual, al pie de la letra… Pero, por fin, la gente de Pol-ka dijo sí. Y nos hicimos a la mar.

-¿Con qué presupuesto?
-Más o menos un millón seiscientos mil pesos, y el convencimiento de que sólo íbamos a salvar la plata.

-Firmaban el empate…
-Sí. El único que se atrevió a decir que El hijo de la novia sería un éxito en el país y afuera fue Adrián Suar.

-¿Cómo nació la historia?
-Fernando Castex y yo teníamos en la cabeza a Rafael: un personaje muy, muy de estos días. Un tipo que corre de un lado para el otro, sin ningún compromiso ideológico, convencido de que siempre llega tarde…

-…donde nunca pasa nada, según Serrat.
-Exacto. Y además, desconectado de la familia. Teníamos al personaje, pero nos faltaba la historia. Lo más difícil. Y una noche…

-Dele, empiece a filmar… Con suspenso y todo.
-Una noche del 98, mientras cenaba con mi padre, que tiene 85 años, me dijo que tenía ganas de casarse por la Iglesia con Luisa, mi madre, de 79… Me conmovió tanto, que se lo conté a Fernando. Por alguna razón, hablamos horas del tema, y de pronto…

-¡Eureka!
-Sí. Era lo que necesitábamos. Exactamente.

-¿El título también nació en esa charla?
-Siempre dijimos que antes de escribir el guión teníamos que ver El padre de la novia, un clásico de los años 50, con Spencer Tracy y Elizabeth Taylor. La vimos, y no nos sirvió para el guión. Pero el título, sí: se lo pusimos como un homenaje a ese cine…

-Muchos pensaron que el verdadero hijo de la novia era usted.
-(Ríe a carcajadas). No… La charla con papá fue el disparador, pero la película no tiene nada de autobiográfica. Nada. Mi vida y el guión van por caminos distintos.

-¿Por qué eligieron a esos actores?
-Escribimos el guión pensando en Ricardo Darín y en Eduardo Blanco, a medida para ellos. Con Alterio y Aleandro fantaseamos: eran ellos (estaba cantado), pero no sabíamos si aceptarían. ¡Y aceptaron!

NOCHE DE ESTRENO. El 23 de noviembre, los cines españoles estrenarán El hijo de la
novia
. Y con chapa: ya ganó la Espiga de Plata en Valladolid, y dos premios en Montreal: el especial del jurado y el del mejor filme latino. Por eso las páginas de cine hablan mucho y bien de Campanella, y citan su currículum. Que dice así:
"1979, comienzo en el Grupo de Profesionales del Cine; 1981, Universidad de Avellaneda; 1983, master de cine en Nueva York; 1991, primer largometraje:
El niño que gritó "puta"; 1996, Ni el tiro del final; 1999, El mismo amor, la misma lluvia
(ocho premios Cóndor en la Argentina)". Y seguirán las firmas…

-¿Le vieron uña internacional, o los sorprendió?
-Pensamos que era muy porteña, y que sólo nosotros la entenderíamos. Pero resultó bastante universal. En Montreal y en muchas ciudades de España ríen con los chistes, porque yo mismo escribí los subtítulos… 

-¿La nominación para competir por el Oscar era un as de espadas en la manga o un cuatro de copas?
-Tenía expectativas. Muchas. Pero la competencia era muy fuerte. Digamos que no era el as de espadas, pero tampoco el cuatro de copas. Eso sí: en la crisis económica más grande de la historia, el país tuvo un gran año de cine.

-Uno de los tantos misterios criollos…
-Sin duda. Por una cosa o por otra, somos únicos.

-Y ahora, al grano: ¿habrá nominación Made in USA para la estatua dorada, o no?
-Quién sabe. Compiten películas muy fuertes. Aunque, a juzgar por las críticas de Hollywood Reporter y de Variety, que son dos grandes termómetros de Hollywood, tendríamos que estar… Pero…

-No se achique, Campanella.
-No me achico. Pero no subamos al coche antes de comprar la rifa.

-Algunos directores suelen decir que no les interesa el Oscar. Que ganarlo o no es lo mismo. Que no les cambia la vida. ¿Y usted?

-¿Yo? ¡Toda la vida soñé con el Oscar!

-Los que dicen lo contrario, ¿macanean?
-No sé. Pero es el gran premio. El que tiene más prensa. El que asegura el estreno de la película en todo el mundo. Tiene historia. Es más que un símbolo. Y además, es uno de los pocos del mundo que entrega la gente que realmente hace cine.

-¿Aleandro-Alterio pueden repetir?
-Por lo menos son cábala: lo ganaron con La historia oficial y casi, casi con La tregua.

-¿Se ve con la estatua en la mano, o le tiene miedo a la escena y grita ¡Corten! antes de rodarla?
-Me imagino esa escena desde que empecé a estudiar cine. Siempre fue una loca fantasía, pero…

-Pero la está arañando.
-Crucemos los dedos. Porque nunca estuve tan cerca. Nunca.

En la madrileña Plaza España, Campanella sonríe y saca cuentas: <i>El hijo de la novia</i> ya fue seleccionada en la Argentina; si la nominan en Hollywood, el Oscar está a un paso.

En la madrileña Plaza España, Campanella sonríe y saca cuentas: El hijo de la novia ya fue seleccionada en la Argentina; si la nominan en Hollywood, el Oscar está a un paso.

El día de la première madrileña de su película, con los actores Natalia Verbeke y Eduardo Blanco.

El día de la première madrileña de su película, con los actores Natalia Verbeke y Eduardo Blanco.

Todo empezó una noche, mientras cenaba con mi padre, de 85 años. Me dijo que quería casarse por Iglesia con mi madre, de 79, y encontré la historia…"">

"Todo empezó una noche, mientras cenaba con mi padre, de 85 años. Me dijo que quería casarse por Iglesia con mi madre, de 79, y encontré la historia…"

Más información en Gente

 

Más Revista Gente

 

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig