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“Tocamos fondo y salimos fortalecidas”

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Guauuuuu, maaaaaa!", exclama Sofía Gala, con tanto entusiasmo por la obra de arte, como admiración por su madre. Acaba de atravesar el umbral del Museo de Arte Contemporáneo de la Provincia de Buenos Aires (MAR), en Mar del Plata, y la mega instalación de Edgardo Giménez se erige tan monumental como la diva. "¡Foto con Sofía!", exige Moria y posa, junto a su primogénita y su "yo" de 1980, siete años antes de que Sofía Gala Castiglione llegara a este mundo. Entonces madre e hija coinciden en que "es una locura magnífica" y, mientras Sofía se sigue sorprendiendo y Moria atiende los embates de la gente, juntas recorren la muestra de arte pop que la pone en primer plano. "Sofía tenía ganas de venir para ver la muestra en persona. Ella está orgullosa de mí y me lo dice todo el tiempo", le cuenta Moria a GENTE sobre el reencuentro con su hija en La Feliz.

ICONICA Y ADELANTADA. Acerca de la obra que su hija quiso ver de cerca y que sirvió de corolario para la reconciliación, cuenta: "Me honra ser un referente de la movida pop. Con una obra de arte de 11 metros de altura y en la puerta del museo, que está en la entrada de Mar del Plata, me siento la anfitriona de la ciudad. Es un premio a la vanguardia que represento. Fui la primera mujer a la que le hicieron un body painting, en 1980. Hoy todo el mundo se lo hace. En esa época, ¡nadie! ¡Siempre estoy veinte años adelantada! Lo hice para la doble tapa de la revista La Semana. Edgardo Giménez me hizo el body painting para la producción de fotos en el hotel Bauen, en plena dictadura y cuando ahí nomás estaban haciendo un allanamiento. Me pintó con un lápiz que se llamaba Danabar. Después, recuerdo patente, estuve dos horas tratando de despintarme, bajo la ducha y con aceite", rememora Moria sobre la estructura gigante.

ARTE PARA RECONCILIARTE. Sofía llegó a Mar del Plata el jueves por la noche, acompañada de un minúsculo grupo de amigas. Sabia decisión de su madre, se alojó en el Hotel Hermitage y no en la casona del barrio Los Troncos donde vive Moria, porque más vale "juntas pero no revueltas". ¿Helena (5)? La hija de la actriz se fue a Disney con su papá, Diego Tuñón –tecladista de Babasónicos– y su actual pareja, la actriz Julieta Cardinali, más Charo (7) la hija de ésta y el músico Andrés Calamaro.

Sin embargo, a pesar de dormir separadas, madre e hija hicieron todo juntas en Mar del Plata. Sofía pasó el viernes en la casa con pileta de Moria, junto a sus amigos –ellos sí se alojaron en lo de la diva– y también con Bruno Spinetto (36), el novio de su mamá. A las seis de la tarde fueron al Museo y después se quedaron tomando algo en la confitería. Por la noche, Sofía fue a ver Sorpresas, la comedia musical que protagoniza con Carmen Barbieri, y la aplaudió de pie.

El sábado la rutina fue más o menos parecida. Pileta –nunca tomar sol– de día, y por la noche, Brillantísima, la revista que también protagonizan las divas, con Vicky Xipolitakis como primera figura. Pasadas las dos funciones, el clan partió hacia Guapa para cenar en grupo. Una constante de la fugaz visita de Sofía Gala: no quiso que le sacaran fotos y mucho menos hablar con la prensa sobre la reconciliación con su madre.

INQUEBRANTABLES. ¿Repasamos el incidente? En octubre del año pasado Sofía llegó tardísimo a la grabación de Malas muchachas, el programa de C5N que comparte con Moria, Carmen, Cecilia Milone y Any Ventura. Esto desató el enojo y la preocupación de su madre, que habló de su falta de profesionalismo, de sus adicciones y que –sobre todo– se manifestó preocupada por su hija. La ira, entonces, se duplicó en Sofía, que le recriminó haber hecho pública una cuestión personal. Estuvieron dos meses sin hablarse y sin que Helena viera a su abuela. La reconciliación a nivel privado tomó forma en el acto de fin de curso del jardín de la última, y se hizo pública la última semana de diciembre en Malas muchachas, donde todo había empezado. En la pantalla, una Moria conmovida le pidió perdón a su hija. Y Sofía lloró al escucharla.

"Entre mi hija y yo hoy todo está perfecto. Con Sofía tocamos fondo y salimos fortalecidas. Lo que pasó entre nosotras desató un tsunami de emociones. Y ella, que es muy sensible, tridimensionó las cosas. Hoy tomó las riendas de su vida", asegura Moria, a un mes de aquello. Agrega que a Sofía la ayudó releer Más allá del bien y del mal, de Friedrich Nietzsche –se lo había regalado cuando tenía quince años–. Entonces concluye: "No soy poseedora de mi hija. Fui un vehículo para traerla al mundo. Ahora la tengo que sobrevolar…" Viernes a las 18 hs. Madre e hija a los pies de la mega instalación con la imagen de Moria creada por el artista plástico Edgardo Giménez. Están en el hall central del MAR. Atrás quedaron las peleas entre ellas.

Viernes a las 18 hs. Madre e hija a los pies de la mega instalación con la imagen de Moria creada por el artista plástico Edgardo Giménez. Están en el hall central del MAR. Atrás quedaron las peleas entre ellas.

Después de aplaudir a su mamá en Sorpresas, en el Completo Teatral Atlas–América, la visitó en camarines, donde también se encontró con Carmen.

Después de aplaudir a su mamá en Sorpresas, en el Completo Teatral Atlas–América, la visitó en camarines, donde también se encontró con Carmen.

Sábado a las 3 de la mañana. Tras la segunda función de Brillantísima, Moria llega a Guapa para cenar con su su novio Bruno Spinetto, Sofía y el resto del clan. La hija luego la acompañó hasta su casa. Y el domingo, volvió a Buenos Aires.

Sábado a las 3 de la mañana. Tras la segunda función de Brillantísima, Moria llega a Guapa para cenar con su su novio Bruno Spinetto, Sofía y el resto del clan. La hija luego la acompañó hasta su casa. Y el domingo, volvió a Buenos Aires.

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