“Tinelli tiene mucha facha e inteligencia… pero yo soy una chica fiel” – GENTE Online
 

“Tinelli tiene mucha facha e inteligencia... pero yo soy una chica fiel”

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Toma mate. Viaja en colectivo. Es fanática del fútbol. Ama a Messi. Escucha cumbia. Le encanta Amar Azul. Odia el frío. Le gustan los morochos. Disfruta del ron cubano. Cuando está sola en su departamento de un ambiente, y nadie la espía ni la escucha, suelta palabrotas en perfecto lunfardo. Sobre todo si le hacen un gol al Barça, su equipo favorito. Pero ella, ojos verdes y pelo rubio, piernas abismales y gesto pícaro, no es porteña. Ni argentina. Nació en un pueblito de menos de 2.000 habitantes en un archipiélago sueco llamado Spillersboda.

Islitas, una al lado de la otra, donde los inviernos son largos, helados y oscuros. Pero ella –Alexandra Charlotte Larsson, 26 años, La Sueca que la rompe en ShowMatch– es pura luz. Se ríe. Hace reír. Después de tres años en el país, del boom mediático y la repercusión inusitada, lo que menos piensa es en volver allá. Lo suyo (la vida, el amor, los sueños) ahora está acá.–¿Querés tomar mate? Me encanta, pero nadie toma conmigo. Dicen que los hago mal, muy dulces. Horribles, bah.

–¿Qué les ponés?
–Edulcorante. Pero no sé, no tienen mucha aceptación. Son mi desayuno de todas las mañanas, con galletitas de arroz y mermelada de frutilla. Los mates me dan energía.

–La necesitás, estás flaquita.
–Más que nunca, ahora que ando de acá para allá. Pasa que soy celíaca y hago una dieta muy estricta.

–¿Qué comés?
–Mucho pollo, pescado... Y licuados de cualquier cosa.

–Hablemos de hombres. ¿Cómo te gustan? ¿Maduros? ¿Jóvenes?...
–Siempre salí con chicos de mi edad.

–¿Nunca más grandes que vos?
–No. No se dio.

–¿Cuántos novios oficiales tuviste?
–Cuatro. El primero a los 14 años, pero todo muy inocente, de colegio. Después estuve con otro chico sueco, tres años. Y en Argentina, dos.

–¿Al primero cómo lo conociste?
–Trabajaba en el mismo call-center que yo. Se llama José y vive en Ciudad Jardín.

–¿Y qué pasó?
–Discutíamos mucho. No le gustaba que fuera demasiado atenta. Un poco “hincha-pelotas”, me decía, ja. Pasa que, cuando estoy con alguien, soy muy demostrativa y cariñosa. Muy. Te hago el desayuno, te escribo notitas...

–Un lujo. Y ahora estás de novia con...
–José Luis Fernández, un futbolista que juega en un club de Portugal (25 años, volante zurdo del Olhanense, ex Racing y Estudiantes). Nos conocimos por amigos en común.

–¿Cómo la llevás a la distancia?
–Bien, bien... Mucho Skype y celular. Es un dulce: una vez, cuando volví re cansada de un desfile en Entre Ríos, me recibió con globos y notitas que decían “Te amo”. Eso no tiene precio.

–Así que vos, en la intimidad, sos...
–¡Re cariñosa! Estoy pendiente todo el tiempo.

–¿Y en el sexo?
–Epa. Pará que soy tímida...

–Dalee...
–Ya te dije: soy cariñosa. Imaginate.

–Al que esté con vos...
–Le doy cariño. Mucho.

–¿En Argentina te viven encarando?
–No tanto... Si las argentinas son muy lindas...

–¿Pero se te acerca mucha gente?
–No te creas. Estoy bien con mi novio.

–¿Y Tinelli?
–Me parece un hombre muy lindo. Tiene mucha facha, es muy simpático e inteligente.

–Pero...
–Yo soy una chica fiel.

–¿Te gustan más los rubios o los morochos?
–Morochos.

–¿Te casarías con un argentino?
–No sé. Una no elige ni maneja los sentimientos... Si estoy bien, puede ser argentino, asiático, lo que sea.

–¿El dinero te importa?
–Para nada. Para mí, valen más las cosas pequeñas. Pero de verdad lo digo. El amor no se vende, ni me}pueden comprar con dinero.

RECUERDOS DEL BALTICO. Se crió en una casa que construyó su padre, maestro mayor de obras que jamás se fue de Spillersboda. Creció a la par de Joaquim, su hermano mellizo, a quien le copió cada berretín: fútbol, hockey sobre hielo, el motocross (que le costó una cicatriz). En su pago había un solo supermercado, atendido por un marplatense hincha de Batistuta, un tal Carlos, de quien aprendió algunas palabras en porteño. Ama el mar y lo extraña, porque su pueblito se levanta al costado del Báltico, entre muelles pintorescos y casitas con techo a dos aguas. También añora los lagos congelados para patinar y las mascotas que podía tener en casa (perros, gatos, hamsters y hasta un tiburón enano y ciego, que conservaba en una pecera). Lo que no extraña son las tormentas de nieve y los veranos con luz las 24 horas, sin noche ni ocaso. En Suecia estudió arte, se especializó en cine y se propuso dos metas: conocer el mundo y aprender cinco idiomas.

Por eso, hace tres años buscó una ciudad donde perfeccionar el español y eligió Buenos Aires. Llegó como alumna de intercambio con una mochila al hombro... y no se fue más. Trabajó en un call-center de propietarios suecos, probó suerte en los castings y quedó en Sábado Bus, elegida por Nico Repetto. Este año fue la gran explosión: su participación en el programa de Jorge Lanata, donde se disfraza de enfermera y paraliza corazones, más su despegue en ShowMatch, hicieron el resto.

–¿Te sentís sexy?
–Mmmm... Sensual. Pero tendrían que decirlo los hombres.

–Bueno, evidentemente algo hay.
–¿Sabés con qué puedo seducir? Con la sonrisa. Soy medio una tabla de surf, ¿viste? Tampoco tengo lolas impactantes. La curva más seductora es mi sonrisa. Obvio que me siento sensual... Y me gusta. ¿A qué mujer no? Las suecas somos tan cariñosas como las latinas; de eso no tengas dudas.

–Esto que te está pasando, ¿lo imaginaste alguna vez?
–Toda la vida fui trabajadora. Y de las que creen que, si alguien desea mucho algo y lucha para conseguirlo, lo logra. Por esoestoy acá. Amo Buenos Aires de corazón. Y estoy tan agradecida... Trato a la gente como me gustaría que me trataran a mí. Elijo estar acá, amo lo que hago, y eso me hace feliz. Tampoco es fácil, porque nada en la vida te viene regalado.

–Marcelo te eligió especialmente...
–Nunca pensé que me iba a convocar para bailar. Soy una más de las “Tinelli’s”... Me tomo todo con calma.

–¿Vos siempre jugaste al fútbol?
–Desde chica hice todos los deportes. Y fútbol miro por la tele cada vez que puedo. Cuando juega el Barcelona, me planto frente a la tele con la pava y el mate. Y puteo (sic) de lo lindo. Mi ídolo máximo es Henrik Larsson, goleador de la selección de Suecia. Lástima que ya se retiró.

–Toda esta fama súbita... ¿te puede volver loca, cambiarte?
–No, no. Lo que soy no lo puede cambiar ni el trabajo, ni un hombre, nada. Soy la que criaron mis viejos. Cuando me preguntan por qué no me voy a modelar a Europa, les contesto que amo Buenos Aires y lo quiero hacer acá.

PINCELADA FINAL. Es muy “mamera” (término suyo). Y a su amada Ivonne –ahora en pareja con otro hombre, dueña de un restaurante en Estocolmo– la recuerda a cada momento. Adora las películas de terror y odia las comedias románticas. Le gustan las de Ingmar Bergman, claro, pero no es fanática. Es de Boca (por los colores de la bandera sueca), aunque también de Racing (“por la pasión de su gente”). Está leyendo una biografía de Zlatan Ibrahimovic, crack sueco que brilla en el mundo. Escucha la cumbia de Los de Fuego a todo volumen. Nunca se operó. Y acá va el dato más curioso: cree en espíritus. Dice que hay uno que la siguió desde su patria, que se le aparece deambulando y se filtra en los espejos. Que le apaga la tele, le explota vidrios y le prende el horno sin consultarla. Creer o reventar. En fantasmas. En la suerte. En el destino. Y en todas las historias inverosímiles que algún día dejan de serlo.

Rubia de ojos verdes y con piernas de ensueño. A los 26, Alexandra Charlotte enciende corazones desde la pantalla de El Trece. Pura simpatía y sensualidad.

Rubia de ojos verdes y con piernas de ensueño. A los 26, Alexandra Charlotte enciende corazones desde la pantalla de El Trece. Pura simpatía y sensualidad.

Alexandra, remolona para levantarse (“lo mío es la noche”, admite), vive en un moderno pero pequeño departamento, en Palermo. Desayuna todos los días con mate, galletitas de arroz y mermelada de frutilla. Cada tanto se prende con un licuado. Como es celíaca, tiene que cuidarse en las comidas. “Me encanta el pollo”, cuenta. Muy flaquita, complementa su nutrición con algunas vitaminas.

Alexandra, remolona para levantarse (“lo mío es la noche”, admite), vive en un moderno pero pequeño departamento, en Palermo. Desayuna todos los días con mate, galletitas de arroz y mermelada de frutilla. Cada tanto se prende con un licuado. Como es celíaca, tiene que cuidarse en las comidas. “Me encanta el pollo”, cuenta. Muy flaquita, complementa su nutrición con algunas vitaminas.

“Toda la vida fui trabajadora. Soy de los que creen que, si alguien desea mucho algo, lo logra. Por eso estoy acá. Amo Buenos Aires. Pero en serio, eh, de corazón”

“Toda la vida fui trabajadora. Soy de los que creen que, si alguien desea mucho algo, lo logra. Por eso estoy acá. Amo Buenos Aires. Pero en serio, eh, de corazón”

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