No esconde el par de delfines ni las iniciales de su nombre y el de Diego Simeone (“C” y “D”) tatuados en su pierna derecha. “Los delfines van a todos lados en pareja; nosotros también. Nos apoyamos y nos queremos. Ellos simbolizan la fidelidad y el amor que sentimos uno por el otro en cada momento de nuestras vidas”, explica la ex modelo que vuelve a ser modelo, que regresa al ruedo mediático luego de acompañar al Cholo (37) en increíbles momentos deportivos (como cuando recorrió medio mundo vistiendo la camiseta argentina, cuando fue campeón en Italia con la Lazio y el Inter, y en España, con el Atlético Madrid, y ni qué hablar cuando obtuvo –ya vestido de técnico– el torneo Apertura 2006 con Estudiantes de La Plata), y de estar junto a él en sus mejores horas como persona (el nacimiento de sus hijos: Giovanni, de 12, Gianluca, de 9, y Giulano, de 5). “A todos les puse nombres con G, bien italianos. El apellido lo ameritaba, aunque los dos primeros nacieron en Buenos Aires y sólo el más chico en Roma”, cuenta Carolina Baldini, quien acaba de ingresar descalza, dentro de un kimono-bata, en su gran living con vista a la laguna, para confirmar la noticia de que en 2008 formará parte de Patinando por un sueño 2.
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“Después de sentir que mi familia ya estaba adaptada a las costumbres argentinas y que mis hijos habían crecido, decidí retomar mi vocación. Cuando era chica deseaba ser modelo y actriz. Empecé a los 16 años a estudiar con Tini de Bocourt e incluso pasé por la agencia de Pancho Dotto. Amaba mi profesión. Ni me fui de viaje de egresados, porque debía trabajar. Sin embargo, cuando conocí a Diego me enamoré, y poco a poco mi carrera pasó a un segundo plano, hasta que decidí dejar todo por amor. Pero ahora siento que todavía estoy a tiempo y en forma para retomar y que tengo el apoyo de mi familia para convertirme en una gran artista”, apunta Carolina, quien junto a los Simeone se mudó hace dos meses a esta casa que construyeron en Nordelta, donde se ocupa de cambiar cada semana las flores exóticas de los distintos ambientes, decorados por ella misma: una suerte de fusión del arte zen y el hindú, abundante en esculturas y cuadros traídos de sus años de residencia en Europa.
–¿Nunca sentiste que hubiese sido mejor combinar profesión y familia que haber dejado la primera para seguir a tu marido?
–No me arrepiento de nada. Las cosas que hice las hice con amor. Después de tres años dedicándome a las publicidades, conocí a Diego, que jugaba en España, y empecé a viajar para verlo. De a poco le empecé a restar espacio y tiempo a mi carrera. A los 21 me casé y a los dos meses quedé embarazada y dejé el modelaje. Bueno, pasaron once años y acá estoy de retorno: voy a modelar, voy a abrir un local de indumentaria en Palermo, voy a patinar en lo de Marcelo Tinelli e incluso estoy dispuesta a participar en alguna película, de ser posible comedia.
–¿El otro extremo? ¿Del bajo perfil a la superexposición? ¿Vas a tener tiempo de dedicarte a tu hogar?
–Sí. Mi hogar fue, es y será siempre la prioridad. No lo dudes.
–¿Diego es un hombre celoso?
–Al principio lo era. Ahora tiene la cabeza más abierta. Aprendió a escuchar y notar mis necesidades de mujer. Además, cada día que transcurre se convierte en un ser más romántico. Me sorprende continuamente.
–¿Y vos sos romántica?
–Yo soy más pragmática y realista. Pero lo importante es nuestra química y haber aprendido a encontrar un equilibrio emocional, lo que nos permitió construir la impresionante familia que hoy tenemos.
–¿No temés que se te compare con Victoria Adams, la mujer de David Beckham, o con Mariana Nannis, la de Claudio Caniggia? Por lo pronto, en tu vestidor pueden verse modelos de los principales diseñadores europeos.
–Mirá: lo único en común con esas mujeres es que están en pareja con jugadores de fútbol, y que a los seis nos gusta la ropa de Dolce & Gabbana.
–¿Sos de hacer cosas en la casa?
–Cada tanto preparo la comida. Me encanta cocinar, aunque mucho tiempo no me queda. Además, controlo los cuadernos de los chicos.
–Varias damas pueden llegar a envidiarte y preguntarse cómo lográs exhibir semejante cuerpo luego de tres embarazos… ¿La receta?
–Lo mío es pura genética. Nunca me preocupé por mis curvas. No sé ni cuánto tengo de caderas o lolas. Soy una mujer natural. Hasta ahora no necesité hacerme ninguna cirugía estética. Me gusta la imagen que me devuelve el espejo. Claro que, para mantenerme, tampoco me quedo todo el día panza arriba. Entreno con mi profe, Flavia Pittis, una hora y media, tres veces por semana. Pesas, trabajos aeróbicos… ¿La receta, me preguntabas? No sé... La alimentación y la perseverancia.
–De cuerpo vemos que estás bárbara. ¿Y de alma?
–Me siento bien. No busco fama ni hacer fortuna. Sólo quiero tomarme esta etapa de la vida como un reto personal. Siempre se está a tiempo de retomar un sueño. Nunca es tarde. Diego es el que más me apoya. Antes era yo la que lo acompañaba y alentaba ante cada nuevo reto. Ahora mi esposo y mis hijos son mis fanáticos número uno. Diego cree que las mujeres pueden sentirse identificadas conmigo y darse cuenta de que nunca es tarde para volver a empezar.
–¿Y vos qué creés?
–Que tiene razón.
“Soy obsesiva: cuando me propongo algo, no paro hasta que no consigo lo que quiero”, asegura la mujer del DT de Estudiantes de La Plata antes de retomar su vocación.
"No sé cuánto tengo de caderas o de lolas. Soy una mujer natural. Me gusta la imagen que me devuelve el espejo".
Una diosa que tres veces por semana entrena a full con su profesora. Los resultados están a la vista.
