“Sueño con ser una diva como Susana” – GENTE Online
 

“Sueño con ser una diva como Susana”

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Cuidado: no me compares mucho con ella, porque es única”, advierte Emilia Attias (19), mientras ensaya el mítico “¡Shock!” que hizo célebre Susana Giménez frente a la lente del fotógrafo. La modelo, que triunfa junto a Miguel Angel Cherutti en el teatro de revistas, juega a ser como la diva número uno de la Argentina durante la producción. Es que ahora Emilia está rubia y, al igual que Susana, comenzó haciendo comerciales, es modelo y se puso las plumas como vedette. ¿Serán éstas las únicas coincidencias? La chica, con desenfado, dispara: “Te cuento un secreto: de chiquita mi mamá me decía que tenía salidas susanescas”. Luego la cubren con espuma y cae agua sobre ella, como en aquella histórica publicidad de jabón Cadum –¿la recuerda?, esa que decía “shock de frescura y limón”–, en la que Susana comenzó a conquistar al público con sus curvas. Hay quienes ya se animan a decir que Emilia tiene el carisma, la personalidad y el carácter de la diva, y la señalan como una futura sucesora. Por eso GENTE le propuso a Attias que fuera Susana por un rato. Y las coincidencias están a la vista.

–¿Se dio cuenta de que usted está surgiendo de una manera parecida? Primero fue modelo, después vedette, tiene carisma, un cuerpo escultural, polenta…
–Todo eso que mencionaste es lo que más admiro de ella. Me identifico con su espontaneidad. Porque soy de decir cosas graciosas, a veces sin pensar. Además, lo que tiene Susana de admirable es que se ríe de sí misma. Yo soy igual: me río de mis desgracias, porque me tomo la vida como es. Eso me da fuerza para poder animarme a proyectar lo que quiero. Hoy Susana es la número uno de la Argentina porque siempre hizo lo que quiso. No tuvo miedo a soñar y convirtió sus deseos en realidades. Además, ella también empezó como modelo, igual que yo.

–Moria Casán comentó, cuando la vio pasar a usted en la última fiesta de GENTE en Mar del Plata: “Esta chica me hace acordar mucho a Susana cuando empezó. Está muy fuerte ‘de abajo’, como le gusta a los argentinos...”.
–¿En serio? Mirá vos... Susana me parece una diosa. Y no sabía que Moria había hecho esa comparación. Le agradezco.

–Un tema importante en la historia de Susana fueron los romances famosos. Primero se enamoró del empresario Héctor Cavallero y luego del basquetbolista Norberto Draghi y el boxeador Carlos Monzón. ¿Ya se prepara para su primer amor con una celebrity?
–Uno de los hechos que convirtieron a Susana en diva fueron sus romances. Siempre la historia de una lady como ella debe tener amores apasionados. Yo no soy de estereotipar la pareja. Hay algunas mujeres que sí lo hacen. A unas les gustan los polistas, a otras los empresarios. Yo soy muy libre, muy abierta, voy más a lo humano. Obviamente me tiene que gustar la parte física, me tiene que seducir la persona, pero no proyecto con quién voy a salir. En esto me identifico con Susana, porque creo que ella tampoco planificó sus amores: los vivió auténticamente y sin ocultar nada. Ella es apasionada, igual que yo. Y sus relaciones fueron de un extremo a otro.

–¿Lo dice por su romance con Carlos Monzón?
–Claro, yo soy igual: si me vuelve loca el príncipe de Inglaterra, bárbaro, y si me enamoro del verdulero, mejor. Soy súper abierta y sencilla en ese sentido. No siento que porque vaya subiendo de target la persona que me acompaña me tenga que igualar. Monzón fue un gran amor de su vida y un hombre muy humilde a la vez. Y todos respetaron esa relación. Porque es bien de diva ganarse ese respeto. Eso me gusta mucho. Lo busco y trato de generarlo. Y como soy muy humilde creo que lo logro. Las divas nunca pasan inadvertidas.

–Otro romance intenso que vivió Susana fue con Ricardo Darín. Piense en un galán del momento para vivir una historia parecida.
–Ninguno. Si no, lo hubiese ido a buscar. Ja, ja, ja... Sé que estamos jugando, pero si me gusta alguien voy a buscarlo y lo provoco. Por supuesto, todo va a ser tan sutil que nunca se va a dar cuenta. Soy muy inteligente para eso.

–No me diga que no pensó en alguno. Confiese quién le provoca algún que otro ratón...
–(Sonríe) Te juro que no me pasa. Tendría que conocerlo para que me suceda algo. Mi enganche tiene que ver mucho con la energía de las personas. Pero no tengo un tipo físico, ni de trabajo, ni de profesión. Cuidado, porque no me hace falta hablar mucho: soy muy perceptiva, necesito tenerlo enfrente y ver cómo se mueve y qué me provoca. Una mirada me puede fulminar. Soy muy vulnerable en mis relaciones, enamoradiza y apasionada. Me encantan los grandes romances. Y hacer locuras por amor…

–Cuente entonces...
–Esperar a alguien en la puerta de su casa, tres horas a la madrugada, bajo la lluvia, para decirle lo que siento. O viajar doce horas para buscar a un amor que creía perdido.

–Seguramente sabe que en una oportunidad a Susana le acercaron un video en el que su pareja lucía demasiado acaramelado con una vedette. Y ella terminó arrojándole un cenicero.
–Y… la verdad que la entiendo. Yo tendría que vivir el momento, pero te aseguro que no hubiese hablado de manera pacífica, porque soy visceral. Para mí es un hecho imperdonable, y reproducido en tevé, más aún. No lo soportaría. No soporto la mentira. Ah, y lo echaría de mi casa, como hizo ella. Pero antes lo torturaría seis horas, porque tendría que escucharme.

–¿Qué haría si esa ex pareja le reclama 10 millones de dólares y finalmente logra el objetivo de despojarla de parte de su fortuna?
–¡Uy, qué difícil! Aunque te aclaro que yo me doy cuenta cuando alguien viene a sacarme algo… Ya me engañaron, y aprendí la lección. Ahora soy muy cuidadosa. No me enamoraría de una persona que quiera meterse en mi vida para despojarme de lo mío. Pero también reconozco que uno se puede enamorar y después todo puede cambiar. Nunca me arrepiento de las cosas que hago por amor. Pero sé que le estoy vendiendo el alma al diablo. Asumo el riesgo.

–¿Usted también le hubiese arrojado un cenicero, o prefiere un cutter o una bandeja de hierro forjado?
–Todo depende... (sonríe). Que lo hubiese echado a patadas, seguro.

–Susana vivió un gran amor con Jorge Rodríguez, casi veinte años menor que ella, y hoy se confiesa enamorada del uruguayo Jorge Rama, también más joven. ¿Para usted es un obstáculo la diferencia de edad a la hora de iniciar un romance?
–No tengo prejuicios con la edad. Cuando pasen varios años y eso pueda suceder, veremos. También puede ser 20 ó 30 años más grande que yo. ¿Por qué no?

–Otro examen que debe pasar para convertirse en diva es el de la mascota, que sí o sí debe ser muy particular. Susana tuvo a su yorkshire, Jazmín. ¿Usted qué raza prefiere? ¿Doberman o chihuahua?
–Me encantan los gatitos. En ese sentido no tengo mucho de diva.

–¿Cómo se lleva con las cirugías? Porque una diva siempre debe verse bien.
–No me gustan, y no me hice ninguna. Cuanto más natural pueda mantener el cuerpo, mejor.

–Susana tiene a Miguelito Romano como coiffeur y amigo personal. ¿Ya pensó en su peluquero y futuro consultor?
–Por supuesto. El mío es Alejo Cabello, un dios.

–A su juicio, ¿qué es lo que más la asemeja a Susana Giménez?
–Las dos somos versátiles, como Madonna. Susana siempre se animó a los cambios. Somos transgresoras. Ella es una diva y yo tengo personalidad de diva.

–¿En el sexo también es tan transgresora?
–¡Epa! ¡Qué preguntita! En el sexo vale todo siempre y cuando exista el respeto y el acuerdo mutuos. Yo necesito contención. Soy una loca pasional jugadísima, pero con la persona que amo.

–Olmedo y Porcel acompañaron a Susana en varias de las películas hot de aquellos años. Elija dos capocómicos para hacer cine con usted.
–Mejor tres: Gasalla, Cherutti y Carlos Perciavalle.

–Se dice que la diva vivió un feroz y oculto affaire con Cacho Castaña, el músico de aquel momento. ¿Cuál sería hoy a su entender el cantante que tiene más alma de pirata: Luciano Pereyra, Diego Torres o Daniel Agostini?
–No podría nombrar uno. Pero los tiempos cambian. Cacho sigue siendo un seductor. Pero como no tengo alma de fanática, no te podría decir. No soy de las que dicen: “Lo amo nada más que porque es Robbie Williams”.

–Ahora que terminamos con las fotos, ¿se divirtió siendo Susana Giménez?
–¡Me encantó! Fue superdivertido, porque la imité y me sentí Susana todo el tiempo. En un punto me identifico, porque estoy pasando por el mismo proceso: modelo, vedette, fama… Ahora estoy tomando clases de canto… tratando de incorporar elementos a mi carrera como artista. Por eso tengo ganas de viajar, de estudiar afuera, en Nueva York y Europa, baile, canto, teatro.

–¿Podría definirme qué es una diva para usted?
–Es un ícono cercano a la perfección dentro de lo estético y del ideal. Susana es eso, porque es casi la perfección de mujer que los hombres desean y que las mujeres aspiran ser. Es tener tu propio estilo de vida y ser caprichosa. Soy consciente de que estoy recorriendo ese camino. Y la verdad es que sueño con ser una diva como Susana.

Susana Giménez en los 70. Con el aviso de jabón Cadum se vuelve un personaje. GENTE acusa el impacto del “shock” y hace una tapa con ella. Hoy Emilia Attias se animó a repetir aquella imagen. Tiene personalidad y carisma.

Susana Giménez en los 70. Con el aviso de jabón Cadum se vuelve un personaje. GENTE acusa el impacto del “shock” y hace una tapa con ella. Hoy Emilia Attias se animó a repetir aquella imagen. Tiene personalidad y carisma.

“<i>No me gustan las cirugías y hasta ahora no me hice ninguna. Cuanto más natural pueda mantener el cuerpo, mejor</I>”.

No me gustan las cirugías y hasta ahora no me hice ninguna. Cuanto más natural pueda mantener el cuerpo, mejor”.

“<i>Las dos somos versátiles, como Madonna. Susana siempre se animó a los cambios. Somos transgresoras. Ella es una diva y yo tengo personalidad de diva</I>”.

Las dos somos versátiles, como Madonna. Susana siempre se animó a los cambios. Somos transgresoras. Ella es una diva y yo tengo personalidad de diva”.

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