“Sueño con casarme, tener hijos y envejecer con alguien, pero no sé si va a suceder” – GENTE Online
 

“Sueño con casarme, tener hijos y envejecer con alguien, pero no sé si va a suceder”

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Si existiese la categoría Mujer para invitar a tomar una cerveza a un bar cualquiera, hablar de todos los temas y divertirse mucho, Ursula Vargues seguramente pertenecería a ella. Chica “bien de barrio”, como suele definirse, la panelista de Duro de domar no sólo conserva su grupo de amigos del colegio, sino que también sigue saliendo con ellos (“Son mis amigos de toda la vida, los mismos de siempre”, dice). Pero además ha hecho teatro con Lito Cruz, Jorge Lira y Julio Chávez. Estudió Abogacía y Periodismo. Asiste a un taller literario. Está de novia desde hace casi un año con el actor Ludovico Di Santo (29). Se acaba de comprar una casa en Florida, donde se crió y vive (transitoriamente, hasta que terminen las refacciones de su nuevo hogar) con sus padres. Y, por si fuera poco, se muestra simple, espontánea y anti-diva total, por más que las fotos sugieran lo contrario. Ergo: sería una Mujer para invitar a tomar una cerveza a un bar cualquiera, hablar de todos los temas y divertirse mucho, si existiera la categoría.
–Yo me río de todo lo que me ocurre. Porque soy de las personas que piensan que cuando las cosas tienen que ser, son, no hay vuelta que darle. Si me acuerdo de cómo empecé en esto, todavía lloro de risa…

–¿Y cómo fue aquello?
–Con una amiga siempre nos rateábamos del colegio. En una de esas fugas, yo decidí cortarme el pelo como lo tenía Araceli (González) en ese momento. Pero a mí, obvio, no me quedaba como a ella. En otra rateada nos dijimos: “Bueno, vamos a trabajar de modelos”. Teníamos, no sé… 16 años. Pusimos los brazos en jarra (hace la pose), nos pintamos los labios de rojo y nos sacamos fotos… ¡con todos los muñecos de peluche que yo tenía en mi cuarto! Las revelamos y las llevamos a un montón de agencias. ¡Llegamos hasta lo de Pancho Dotto! Imagináte… Abrieron la puerta, nos miraron y dijeron: “No. Escobas ya compramos, gracias…”. Era como si te mostrara el álbum de “estuve en Miramar”.

–Sin embargo, finalmente alguien le dio lugar…
–Sí, pero tardé mucho… Para publicidad hice 45 castings y no quedé en ninguno. Pensé que me había equivocado de carrera. Me dije: “Bueno, voy a buscar de vendedora”. Hasta que me llamaron y arrancó una seguidilla. Mientras, seguía con la Facultad de Derecho. Después se dio lo de El Garage y, faltando dos años para recibirme, dejé la carrera. Yo había aclarado en las agencias que quería hacer publicidades y televisión, no tantas cosas de modelo. Siento que me defiendo mucho más con la palabra.

–Es linda y tiene una imagen muy sexy. ¿Se siente en la obligación de demostrar eso de que, además, es inteligente?
–En algún momento me sucedió, no lo voy a negar. Pero ya no… El ser humano es un animal prejuicioso. Encasillamos a la gente todo el tiempo. La norma “es linda, es tonta” existe, pero si uno la escucha y la escucha, termina presionándose con eso. Hay que relajarse. Por más que hagas lo que hagas, si te quieren ver tonta, te van a ver así aunque escribas un best-seller, que tampoco es garantía de nada. Siempre hay gente que piensa que hablás porque te bajan línea o porque alguien te dijo qué tenías que decir. Pero mientras vos te sientas bien y sepas para qué lado más o menos querés ir, alcanza.

–¿Y para qué lado va Ursula Vargues?
–A mí me gusta el entretenimiento. Es un término amplio: abarca el humor, lo cultural, el drama, lo periodístico… Si el entretenimiento está bien hecho, puede ir de la mano del aprendizaje, hacerte usar la cabeza. Me encanta sacarle risas a la gente. Al principio soy tímida, pero cuando mido qué puedo decir, empiezo a tirar comentarios graciosos. La energía que se produce cuando alguien hace reír al otro, es fantástica. Me encantaría, en algún momento, conducir un programa ligado al entretenimiento.

–¿Le atrae la televisión actual?
–Veo pocos programas de aire. Gran Hermano, por ejemplo, no me gusta. Entiendo la idea, es como ser una Doña Rosa, entrar en esa fantasía de saber todo de los demás. Igual, me aburre. Como experimento es interesante, pero me gustaría que acá lo hicieran como en otros países, donde realmente se ven los comportamientos ante la nada. Acá lo único que veo, y quizá suene chupamedias, es TVR (es de la productora PPT, la misma de Duro…). Está muy bien hecho. Antes miraba CQC, y me encanta Humberto Tortonese en RSM. Hasta si habla mal de mí me cae bien...

–¿En general, cómo toma usted las críticas que recibe?
–Tenés que bancártela. Estás en exposición, y hay gente a la que le caés bien y otra a la que no. Yo intento respetar y, si critico, no lo hago para mofarme de los defectos. Tengo un humor, salvando las enormes distancias, parecido al de Roberto (Pettinato). Me río mucho de lo que me sucede, de lo torpe que soy. En mi vida privada tuve situaciones de mucho dolor y he aprendido a tomarlas con humor. Entendí que las cosas, aunque te las tomes muy en serio, no las vas a solucionar.

–¿Cuánto lugar ocupa la imagen en su vida?
–El necesario. Hago gimnasia, pero por una cuestión de salud. Fumo desde los 15 años, pero corro media hora tres veces por semana. Tengo mi entrenador, porque si no, sola, no voy. Necesito alguien que me obligue. Lo que me aburre es el gimnasio, las repeticiones, la rutina. Pero lo hago por mi trabajo y porque… bueno, porque soy una mujer coqueta, che. Aparte, si bien aprendí a comer sano, me doy los gustos que quiero: no hago dietas.

–En el plano personal, ¿cómo está su relación con Ludovico?
–No me gusta hablar de eso. Se sabe que estoy con él y nada más. Preservo nuestra intimidad.

–Sin embargo, su relación con Charly Alberti fue muy mediática…
–Por eso. Fue demasiado, y lo aprendí. El ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero también puede evitar que eso suceda una y otra vez. Exponerse a hablar del tema es dejar una puerta abierta que después resulta difícil cerrar. Yo me siento mejor así… Obvio que sueño con casarme, tener hijos y envejecer con alguien, pero no sé si va a suceder. Por lo que veo a mi alrededor, lo más probable es que seamos un rejunte de los tuyos, los míos, los nuestros. Y bueno, siempre que sea buena gente y nos podamos entender… ¡que el domingo seamos un montón de familias y ya!

Tiene 29 años y hace el papel de panelista hot en Duro de domar, pero dista mucho de ser sólo una cara y un cuerpo bonitos. Sencilla, histriónica y bien de barrio, estudió Derecho, Periodismo y Teatro, está de novia con un actor y se animó a hacer una producción súper sexy para GENTE. Sin embargo, dice que su fuerte es el humor.

Tiene 29 años y hace el papel de panelista hot en Duro de domar, pero dista mucho de ser sólo una cara y un cuerpo bonitos. Sencilla, histriónica y bien de barrio, estudió Derecho, Periodismo y Teatro, está de novia con un actor y se animó a hacer una producción súper sexy para GENTE. Sin embargo, dice que su fuerte es el humor.

“<i>Salgo con Ludovico  Di Santo, pero no me gusta hablar de mi intimidad. Es dejar una puerta abierta que, después, es muy difícil de cerrar</i>”.

Salgo con Ludovico Di Santo, pero no me gusta hablar de mi intimidad. Es dejar una puerta abierta que, después, es muy difícil de cerrar”.

“<i>Tengo mi entrenador, porque si no, no voy a correr. Lo que me aburre es el gimnasio, las repeticiones. Pero lo hago por mi trabajo y porque… bueno, porque soy una mujer coqueta, che</i>”.

Tengo mi entrenador, porque si no, no voy a correr. Lo que me aburre es el gimnasio, las repeticiones. Pero lo hago por mi trabajo y porque… bueno, porque soy una mujer coqueta, che”.

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