Hay aplausos. La Piazza San Marco, en Venecia, parece desierta (cae la primavera boreal), se siente fría (cinco grados bajo el sol del atardecer) y huele a chocolate caliente (emanado de los pintorescos cafés perimetrales). Sin embargo, dentro de ella, frente a la Basílica, el Palazzo Ducale y la Loggetta del Sansovino, hay aplausos. De italianos (lógicos locales demostrativos), de japoneses, de brasileños, de ecuatorianos, de canadienses, de filipinos (lógicos turistas cholulos) y de los mozos que, vestidos de blanco y con guantes, dejan sus bandejas y sus pruritos y sus pudores, y se suman. Hay aplausos, recalcamos, y en medio de ellos, ella: Sofía Zamolo. Como para no aplaudir.
-Confíenos la verdad: se siente como Diego el día que ganó el Mundial 86. Porque acá no es 'la rubia de GENTE'. Acá, hasta hoy, nadie la registraba.
-Emociona -rodea con las manos un capuchino humeante-. Sin embargo, es algo que deseo y busco. Apenas cumplí dos décadas (21/3/1983, Buenos Aires), decidí parar la pelota. "Mi carrera recién empieza. ¿Qué quiero para mi carrera? Explotarla al máximo, no arrepentirme de haber dejado de intentar algo", y resolví extender mis horizontes tanto en el modelaje como en la tele. "¿Y cómo lo hago?". Entonces, salí a probar suerte y me enteré de que había abierto Multitalent Agency. Tuvimos varias reuniones y firmé contrato. Creo que acerté. Ayer vine de Milán, donde me entrevistaron las agencias Majors y Gay, y pronto regresaré a trabajar.
-Demos marcha atrás. ¿Qué significa de manera exacta "Explotarla al máximo. No arrepentirme de haber dejado de intentar algo?". Suena a vender el alma, a cueste lo que cueste.
-Para quienes no saben de mí, quizá suena fuerte, y no. Hablo desde el costado laboral. Lo que generé, genero y generaré en mi vida ha respetado, respeta y respetará mis principios de crianza y moral. Aborrezco la frase "Vale el fin, no importan los medios para conseguirlo". Adoro la frase "Vale el fin pero más importan los medios para conseguirlo". Uso máscaras en las fotos. No llevo máscaras en la vida. Me considero una mujer transparente.
Pero sí le regatea a un nigeriano de rostro azul marino, de ésos que abundan en los interminablemente mágicos pasillos de suelo veneciano (porque -vale aclarar- entre las 118 islas unidas por 160 canales que conforman la ciudad, además de agua también existen firmes bancos de arena); le regatea, explicábamos, las últimas carteras símil Louis Vuitton y Fendi, versión callejera. "37 euros y se la llevo a mamá", oferta la hija de Cristina (52, agente de viajes) y Diether (59, abogado) y a la vez hermana de Andrea (Andy, 23) y Diego (27) desafiando al vendedor con sus ojos verdes azulados, su metro setenta, sus 48 kilos de peso y 38 de calzado, sus 90 de delantera, 58 de cintura y 89 de cadera. Vendedor que no sabe rendirse ante semejantes atributos.
-Usted jura que pudiendo tomar atajos, prefiere el camino largo -retomamos la cuestión.
-Exacto. Por ejemplo ahora, que todavía mis curvas se mantienen requetefirmes, intento mostrar menos o mostrar de manera ultracuidada.
-Huele a novio celoso vigilándola de cerca.
-Error. Ando solita y hasta quiero volver a enamorarme. No pasa por ahí.
-¿Por dónde pasa, si nos permite?
-Quizá por serme fiel. Admito que doy un perfil de dama audaz, encaradora y de carácter avasallante, pero en realidad soy una chica conservadora en un cuerpo que ratonea. Nunca me verás encarar a un tipo, clavarle la mirada o sacarlo a bailar. Nunca pasé la noche con alguien que acababa de conocer. Nunca entré a un quirófano por cirugías. Sólo acepto broncearme en topless dentro de una cama solar. Me imaginan distinta de lo que soy. Apenas tuve dos novios, de los 14 a los 18 y de los 19 a los 20. Siempre de edad similar y alejados del ambiente. Di mi primer beso a los 14…
-¿Y debut…?
-Digamos que compartí bien la cosa (ríe).
-Sorprende en serio. Faltaría que mencionara un eventual paso por los claustros religiosos para que nos entreguemos y ahoguemos en las aguas que nos rodean.
-¡Tanto no, che! Rezo seguido y tengo cierto ángel de la guarda especial. Se llama Fede, mi hermanito fallecido en un accidente de moto. Sé que me escucha y sé que me protege… Datos al margen, qué sé yo, adoro patinar sobre rollers y cabalgar, me recibí de bachiller en el Colegio Marín de San Isidro con 8, uno de los mejores promedios; estudié Diseño de indumentaria en la UBA, sé italiano, hablo inglés y…
-Basta, Zamolo, que nos va a convencer de mostrar poco y tampoco nos interesa.
-No te enojes porque, aparte de todo lo que te conté, soy muy sensible.
por Leonardo Ibáñez
fotos: Santiago Turienzo
producción: Sofía Delger
agradecemos a Laurencio Adot, Trosman, María Vázquez,
Class Life y Ricky Sarkany
(enviados especiales a Venecia, Italia) 
Así se define Zamolo. "Aborrezco la frase `Vale el fin, no importan los medios para conseguirlo´. Me considero una mujer transparente", sostiene nuestra bella ragazza luego de posar sobre una típica góndola veneciana bañada por el mar Adriático.
"Decidí parar la pelota, meditar. 'Mi carrera recién empieza, ¿que quiero para mi carrera? Explotarla al máximo, no arrepentirme de haber dejado de intentar algo'. Entonces, salí a probar suerte"
