“Soy un obsesivo como Bielsa, y me gusta ganar a cualquier precio, como Bilardo” – GENTE Online
 

“Soy un obsesivo como Bielsa, y me gusta ganar a cualquier precio, como Bilardo”

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Autos de colección, mujeres hermosas, una chacra con salida al mar, la informalidad de una actividad sin traje ni corbata que, para colmo, deja grandes dividendos... En resumen: el ideal de cualquiera. Debe ser la respuesta a ese trabajo de campo realizado por la empresa Unilever que asegura que el referente de una gran masa de jóvenes argentinos (de entre 25 y 40 años) es Pancho Dotto y también que si pudieran elegir la vida perfecta elegirían vivir como el renombrado manager de modelos. “Es normal que crean que mi vida es perfecta: el último año me vieron en el Fashion Week de Nueva York, y después con dos bellezas como Lucía Pedraza y Julia Robben paseando por la Quinta Avenida; en México con 25 modelos y ahora en Punta del Este. Todos quieren ser Pancho Dotto, pero me gustaría ver cuántos se quedarían con mi vida si la tuvieran”, explica él en el parque de su chacra marítima, Paraíso de Mar, con link directo al Atlántico.

Será por eso que el imaginario popular lo ubica en el lugar de la versión criolla del creador de Playboy, Hugh Hefner (¿quién no querría vivir rodeado de todas esas conejitas?), aunque Luis Francisco Dotto (54, bah, Pancho), prefiere separarse de esa imagen. “No me siento identificado con Hefner. Me encantaría vivir así de relajado, pero el tipo vende pura fantasía. Todo muy angelical, difícil de creer... Lo que no puede negarse es que hizo un imperio impresionante, ¿no?”, argumenta. Es más, Dotto prefiere presentarse como algo mucho menos glamoroso, como el DT de un equipo de fútbol que durante el verano realiza una pretemporada en la estancia de Punta para encarar el año. Entonces, lo que todos ven como la Mansión Playboy sería el lugar de concentración. ¿Qué clase de técnico sería Pancho? Uno muy obsesivo, como en todos los órdenes de su vida: “Yo sería una mezcla de un obsesivo como Bielsa y un estudioso como Bilardo. Además, pienso que hay que ganar como sea”.

–¿Hasta dónde llega la obsesión de ganar como sea?
–No me gusta perder a nada. Mirá: en el ’93 teníamos un equipo de fútbol formado por Valeria Mazza, Bárbara Durand, Inés Rivero, Inés Peralta Ramos y Paula Lates. Jugamos contra Las Tinelli’s y nos estaban gastando porque tenían todo a su favor: el árbitro, el conductor, el público... Entonces, yo me metí en la cancha y paré el partido. Le avisé a Marcelo que la cosa iba en serio y les dije a las chicas: “Hay que ganar o ganar: no importa si le quebramos una pierna a una de ellas”. Lo dimos vuelta: ganamos 3 a 1.

–Y ahora que están tan de moda las botineras, ¿aconseja a sus modelos sobre las relaciones?
–Ya no me meto, porque cuando les decís, “con ése no”, van para ese lado. No les temo a los futbolistas, los peores son los buitres que me esperan todos los años cuando vuelvo de los scoutings del interior. Ya los conozco, eh. Yo a las chicas les digo: “Elijan un pibe laburador, que no sea el hijo o nieto de...”.

–¿Sos muy estricto con las chicas?
–Lo necesario. Mirá, hace más de veinte años, Valeria Mazza hizo su primera pretemporada en Punta del Este conmigo. Un día llegó a las siete de la mañana y le expliqué que ella había venido a levantarse a esa hora, no a acostarse: “No tenés chapa para subirte al carro de (Bárbara) Durand y (Carolina) Peleritti. Necesitás bajar de peso. No estás en la posición de las chicas”. Hoy uso el ejemplo de su disciplina con las nuevas.

–Decís que lo importante es ganar. ¿Qué pasa cuando perdés?
–Yo empecé hace 26 años con Raquel Gorospe, que fue la argentina que más trabajó, junto a Julieta Kemble. Después aparecieron Araceli, Deborah de Corral, Carolina Peleritti, Moira Gough, Dolores Barreiro, Bárbara Durand, Pampita, Jessica Toscanini, Inés Rivero... ¿Dónde está el paralelismo? Te acepto que Mariana Arias ha sido una top, gran trabajo de Ricardo Piñeiro. En un cuarto de siglo aparecieron un par... El resto fueron todas mías.

–¿Te considerás un tipo exitoso entonces?
–El éxito es un equilibrio que yo no tengo. Para muchos soy un tipo exitoso, pero acabo de terminar un día de trabajo y no tengo una mujer que me espere con la comida en mi casa. Tampoco sé si eso es lo que quiero, eh. Y tengo un perro, pero no le doy bola. El éxito sería tener tiempo para jugar al tenis con tus amigos, encontrarte con tu familia el fin de semana...

–Ahora ampliaste tu agencia de modelos a celebridades. ¿Representarías a un mediático?
–No, ni loco. No me salí del camino cuando pasaba la aspiradora, menos ahora. Todo el tiempo alguno de estos señores me pide que le maneje la carrera. Mi respuesta siempre es: “Te llamo”.

–Pampita fue bastante mediática.
–Ella quería serlo, y lo trabajamos muy bien. Hicimos un trabajo de marketing increíble para una modelo tan bajita. Logró un nivel en los medios impensado por nadie... excepto por mí.

–¿Podrías representar a Ricardo Fort?
–Yo estoy para generar personajes. No me bancaría que me dijeran a dónde vamos; no soy un chofer. Te cuento algo: él empezó en mi agencia. Era callado, respetuoso... Hoy es un huracán, y no estoy para tornados. El fenómeno Fort es igual que el de los políticos: “¿Quién carajo lo votó?”. Es patológico, la sociedad los critica y a la vez los necesita.

–¿Con tanto trabajo descuidás tu intimidad?
–Nunca lo hice. De hecho, es lo único que me han criticado siempre: la diferencia de edad con mis novias. Pero nunca tuve relaciones escondidas. Cada vez que estuve de novio me mostré, y siempre fui aceptado por las familias. Ahí se acaban mis conflictos.

–Suponiendo que el hombre tiene la edad de su mujer, ¿qué edad tiene Pancho Dotto?
–No es algo que tenga incorporado, pero está clarísimo que me gustan más jóvenes que yo. Eso me ha pasado siempre. ¿Qué edad tengo? No lo sé. Hace tiempo que no estoy con nadie. De hecho, trabajo como cuando tenía 30 años, y mi cuerpo grita: “¡Tenés 54!”. Ya sufrí tres hernias de disco. La carrocería y el motor te empiezan a dar aviso.

–Ya tenés 54, ¿probaste el viagra?
–Como te digo que jamás probé droga, te digo que sí, lo probé. Y no sentí mucha diferencia. No me causó el efecto que dice la gente. Al otro día me dolió la cabeza como cada mañana. Por eso no se lo atribuí al viagra.

–Especulemos sobre tu retiro... ¿Es más factible que dejes la agencia de modelos o la soltería?
–En principio, no tengo previsto casarme ni dejar de laburar. Ojalá que un día me despierte y quiera las dos cosas. Tengo claro que el amor es la base de todo y lo pongo en mi trabajo. Pero no tengo tiempo para practicarlo de la otra forma.

“Lo único que necesita Liz es tiempo”
Me encontré con ella 19 días después de la tragedia que le tocó vivir con la muerte de Leonardo Verhagen, su novio. Es cierto que soy su manager, quien se ocupa de su trabajo, pero primero soy su amigo, y tengo claro que lo único que necesita hoy es tiempo: su familia y sus amigas son su gran aparato de contención. Con ellos va a salir adelante.

En estos días me limité a no molestarla, pero siempre supe dónde estaba y no dejamos de comunicarnos por mail. Este verano me divertí mucho con Liz. Nunca la había visto tan plena... y de repente se encuentra con semejante golpe. Con su dolor estamos aprendiendo todos, porque nunca pasamos por algo así en la agencia, sufrir una muerte tan joven.

Algunos dicen que la mejor terapia es el trabajo, pero una actriz vive de su expresión y de su estado de ánimo. Antes de esta tragedia tenía ofertas de actuación y conducción, y viajes a siete países para presentar Champs 12, pero ahora no puede, tiene que estar consigo misma. Necesita despejarse y hacer el duelo. Recién cuando todo pase arrancaremos de nuevo.

Hace más de dos décadas que Pancho fundó su agencia y jura que, desde entonces, nunca paró: “Hace 26 años que no me tomo vacaciones”, dice el hombre que descubre diosas y más diosas.

Hace más de dos décadas que Pancho fundó su agencia y jura que, desde entonces, nunca paró: “Hace 26 años que no me tomo vacaciones”, dice el hombre que descubre diosas y más diosas.

Como cada verano, Pancho se instaló con toda su troupe de modelos en Punta del Este. “Vivo esto como una pretemporada: acá preparo a las chicas para todo el año”, cuenta. El día empieza bien temprano, a las ocho de la mañana. Después del desayuno comienza la actividad física y mental: yoga, gimnasio y aeróbico. Por las tardes, la pileta de la casa es el lugar ideal para relajar. Otra de las pasiones de Pancho son los autos clásicos... además de las mujeres, claro.

Como cada verano, Pancho se instaló con toda su troupe de modelos en Punta del Este. “Vivo esto como una pretemporada: acá preparo a las chicas para todo el año”, cuenta. El día empieza bien temprano, a las ocho de la mañana. Después del desayuno comienza la actividad física y mental: yoga, gimnasio y aeróbico. Por las tardes, la pileta de la casa es el lugar ideal para relajar. Otra de las pasiones de Pancho son los autos clásicos... además de las mujeres, claro.

“<i>Así como te digo que jamás probé droga, admito que probé el viagra. Y no sentí mucha diferencia. No me causó el efecto que dice la gente</i>”.

Así como te digo que jamás probé droga, admito que probé el viagra. Y no sentí mucha diferencia. No me causó el efecto que dice la gente”.

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