Menos es más, dice el axioma, y para ilustrarlo, nada mejor que las fotos que rodean este texto. Si todavía no se entendió, aclaremos: algunas chicas, cuanto menos lleven encima, cuando más piel expongan, mejor. ¿Un ejemplo indiscutible? María Eugenia Ritó, 26 años espléndidos, que todas las noches se desnuda de pies a cabeza -aunque nadie se detenga en tales extremos en ese momento- en el teatro Neptuno, donde actúa en Destino de gloria junto a Antonio Gasalla. Sin embargo, mucha agua surcó los meandros de su anatomía. Podríamos decir que no sólo es un buen cuerpo, pero ¿a alguien le importaría? Insistamos, de todos modos: geminiana, del barrio de Flores, hija de un cantinero, hincha de Boca, ex empleada de panadería y de un local de ropa. Mala alumna, cero libros, pero buena para el gimnasio -y se nota-, y ex estudiante de Educación Física, de Teatro con Carlos Evaristo y de Danza con Manuel Vallejos. En tevé, la lista es amplia y homogénea: Petardos, con Hugo Sofovich, fue su debut, luego llegaron Amor Latino, Polémica en el bar, con Gerardo, Matrimonios y algo más, y más acá jugó para River y para Boca: de Son Amores pasó a Costumbres Argentinas. Pisó tablas en Carlos Paz y la calle Corrientes. Mucho, en un envase chico, pero contundente.
-Muchas se animan a exhibir las lolas en escena. Usted, en cambio, muestra todo sin pudor.
-A mí no me gustan los términos medios. Nadie me regaló nada, todo me costó mucho, lo hice yo solita... Cuando Antonio me dijo cómo iba a ser el show y que tenía que desnudarme, no me importó, porque trabajar con él es muy bueno, y el desnudo es coreográfico.
-¿En el amor tampoco le gustan los términos medios?
-No me gustan ni en el escenario, ni en la intimidad. Para una noche romántica me encanta tener todo bajo control, ¡me muero si algo sale mal! Entonces prendo velas, me pongo ropa interior negra y con encajes, pido delivery de sushi, aromatizo el ambiente y abro champagne. Me gusta seducir, histeriquear, ser una sensación para mi hombre…
-¿Es verdad que usted pasó por el quirófano para quitarse, en vez de ponerse?
-Me puse… y me quité. Sí, tuve que pasar por el quirófano para evitar un choque de planetas (se ríe). Decidí reducirme un poco el volumen de las lolas. Y ahora, aunque se necesita mirar con precisión para advertir la diferencia, me siento más cómoda.
-¿Y nadie se quejó todavía por lo que falta?
-No me importa, yo lo quería, necesitaba verme más natural. No es que me sentía disconforme con mi cuerpo, sino que buscaba más armonía. Ahora me siento más segura. Debo estar en noventa clavadito…
-Tipo una Pamela Anderson criolla…
-Yo puedo ser la Pamela Anderson argentina porque las dos tenemos curvas peligrosas, pero soy mucho más santita que ella, aunque no me crean. Sin embargo, debo reconocer que algunos hombres se asustan de mis curvas.
-Por lo visto, el que no se asustó, y desde hace tiempo, es su novio Marcelo Salinas.
-¡El, para nada se asustó!… Con Marce estamos cada vez mejor. Tenemos muchos proyectos en común y hace tres años ya que estamos conviviendo. La verdad es que en todo este tiempo, no tengo nada, pero nada (guiña un ojo) que reprocharle.
por Pablo Procopio
fotos Christian Beliera
agradecimientos: Class Life, Las Lulas, Camarón Brujo, Lucho's Tattoo, y Parador Luna Roja. Peinó Marcelo.
Ni en el escenario ni en la intimidad me gustan los términos medios", dice. Y le creemos.">
En la playa, onda California, mata. En el teatro, con su desnudo, también. "Ni en el escenario ni en la intimidad me gustan los términos medios", dice. Y le creemos.
Para una noche romántica prendo velas, me pongo ropa interior negra y con encajes, pido delivery de sushi, aromatizo el ambiente y abro champagne. Me gusta ser una sensación para mi hombre…"">
"Para una noche romántica prendo velas, me pongo ropa interior negra y con encajes, pido delivery de sushi, aromatizo el ambiente y abro champagne. Me gusta ser una sensación para mi hombre…"
