“Soy más bohemia que mi novio” – GENTE Online
 

“Soy más bohemia que mi novio”

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Su cabello color trigo es peinado por una muy módica brisa veraniega, una suerte de respiro a los más de cuarenta grados que hacen una sola pieza los stilettos y la brea en plena ciudad. Un poco más acá, tras su viaje relámpago a Punta del Este, se vacaciona en la quinta de Benavídez, donde el sol se queda con ganas de broncear esa piel pálida, a salvo (y a propósito) de los rayos UV. A Palermo va y viene manejando, a bordo de su auto que sigue en venta, y en el que siempre oficia de taxi driver, con cosas como Frank Ocean a tres cuartos de volumen. Es Mica Breque (24), el amor del Salmón, la chica que juega a femme fatale pero viene de Remedios de Escalada, un bar rio de casas bajas y familia trabajadora, de colectividades, en su caso de inmigrantes eslovenos como sus abuelos maternos, que resultan “casi un club (anti) social muy cerrado”.

El verano en la ciudad amontona inopinadamente los tópicos más comentados, como la imposibilidad de hacer compras online en el exterior sin completar el formulario de la AFIP. “Tengan piedad de nosotros. ¿Ya no vamos a poder comprar nada? Igual, compro cuando viajo. Pero no estamos en una época para gastar mucha plata. Soy una simple modelo free lance y monotributista. Te digo que resulto más bohemia que mi novio”, discurre la ex estudiante de Periodismo y Publicidad (¡sí!) que detesta vivir con deudas y se planta: “En casa siempre hubo una cultura del trabajo bien marcada. Entonces, cuando es laburo...”.

–... siempre hay que padecerlo un poco.
–Sí. Creo que es normal que signifique sacrificio. No hay que alarmarse por eso.

–Bueno, en tu casa sabés de eso. Los músicos también sufren para poder crear.
–A todos nos pasa. Es una constante, y siempre hay consecuencias. Andrés hace un disco y tiene cosas que padece mucho, como las ruedas de prensa. Se niega y se lleva a las patadas con la idea, pero en definitiva creo que todos somos rehenes de lo que nos gusta hacer.

–¿Y el mundo de los desfiles? ¿Te gusta o lo hacés medio de reojo?
–Hay cosas que no se pueden creer. Por ejemplo, cuando te hacen hacer la foto final. Más de una vez me fui y salí corriendo. Convengamos que allí soy de las más chiquitas, de las que están básicamente para sonreír, así que no tengo mucho para perder. Cuando el resto se mataba a los codazos, más de una vez yo ya estaba de vuelta en el auto. Los desfiles televisados son los peores, una jungla.

–¿Andrés se engancha viéndote desfilar?
–Vive pegado a la tevé cuando desfilo. Cuando abro el WhatsApp está lleno de mensajes divinos.

–Muchos fantasean que, por ser pareja de un rockstar, tenés tantos Louboutins como Victoria Beckham.
–Está claro que no cargo bolsas en el puerto, pero nunca hay que confiarse. No nací en cuna de oro. A los veinte me mudé a Belgrano con mucho miedo de no poder sustentarme. Para bancar el alquiler hacía desfiles en boliches, de todo...

–A veces te mostrás con otro perfil. ¿Te arrepentiste de ser una chica Playboy?
–Hay una larga fila esperando una oportunidad así. ¿Cómo podría arrepentirme? No es algo que nadie quiera hacer. Eso sí: hay que hacerlo a la edad y en el momento justo. Las conejitas son un imperio y te da cierto status haber participado. No sé... Llegábamos con mi novio a Los Angeles, prendíamos la tele y estaba yo. El Gaucho estaba chocho; a mí me impresionaba un poco.

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Se muestra feliz de ser tía postiza de Pierina, hija de Guillermina, su mejor amiga. “No lo puedo creer... Hay días que no caigo. ¿Si tengo ganas de tener hijos? Con los niños me llevo súper bien, pero es un tema de mucha responsabilidad y no quiero ser brusca”, susurra, siempre pausadamente. Y sigue, luego de un brevísimo silencio: “Es algo que me tomo tan en serio que reconozco que éste no es el momento. Tengo que madurar muchas cosas. Sé que te cambia la vida cien por ciento y todavía no estoy dispuesta. Pero no por egoísta, eh”.

–¿Cuál creés que es la edad ideal para ser madre?
–Y... los 35. Me faltan once años, toda una vida. A mí me crió mi mamá, jamás tuve una niñera. Y yo también quisiera criar a mi hijo full time.

–Hace poco inventaron que te casabas. ¿Cómo reaccionaste ante la noticia?
–Lo escribieron con tal seguridad que me pareció gracioso. Hay rumores buenos y malos. No me puedo enojar con alguien que dice algo así, que sería algo lindo, algo que no lastima a nadie, digamos. Igual, está claro y ya lo dije: no me casa nadie. Esta vez, la desmentida está muy lejos de ser una confirmación.

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Aunque pocos lo sepan, estudió teatro para dejar de ser tímida. “¡Vaya si funcionó!”, dirá más de uno con perspicacia. “Estuve más de un año en la escuela de Julio Chávez. Creo que cada uno tiene que encontrarse con el método que mejor le siente. Como era demasiado introvertida, intenté hacer algo al respecto. También estudié con Pablo Ini”, revela. No es casual su seducción ante las cámaras. Filmó Palmera, un film psicodélico dirigido por Leo Damario, con quien terminó de rodar una ópera rock inspirada en las canciones del Salmón, junto a la actriz Carla Quevedo.

–¿Cómo te encontró Buenos Aires rodando en pleno enero?
–Trabajar con Leo es algo de gran disfrute. Es muy diferente a desfilar, porque yo de eso vivo... Filmar esta nueva película me dio una alegría enorme. El solo hecho de volver feliz a mi casa cada noche es algo de un valor enorme. Y si estoy en este proyecto no es porque me lo haya dicho Andrés, sino porque elijo acompañar esta bella locura, con mucho de fantasía y arte. Siempre me pregunto: “¿Soy actriz? ¿Modelo?”. Sí sé, claramente, lo que no soy. No transo con cosas que no me gustan, que en este ambiente son muy corrientes.

Dice que en su casa de Remedios de Escalada “siempre hubo una cultura del trabajo bien marcada”, y que aprendió a no quejarse. “El laburo siempre tiene algo que se padece”, reflexiona la blonda, ex estudiante de Periodismo y Publicidad.

Dice que en su casa de Remedios de Escalada “siempre hubo una cultura del trabajo bien marcada”, y que aprendió a no quejarse. “El laburo siempre tiene algo que se padece”, reflexiona la blonda, ex estudiante de Periodismo y Publicidad.

“Hay rumores buenos y malos. No me puedo enojar con alguien que dice que me voy a casar, que sería algo lindo. Una noticia así no lastima, digamos. Igual, ya lo dije: no me casa nadie”

“Hay rumores buenos y malos. No me puedo enojar con alguien que dice que me voy a casar, que sería algo lindo. Una noticia así no lastima, digamos. Igual, ya lo dije: no me casa nadie”

¿La excusa de su paso por Punta? Pisó la arena apenas cuarenta y ocho horas –¡con suerte!– tras la invitación a la mega-fiesta de GENTE, donde celebró junto a sus compañeras de Life Chekka.

¿La excusa de su paso por Punta? Pisó la arena apenas cuarenta y ocho horas –¡con suerte!– tras la invitación a la mega-fiesta de GENTE, donde celebró junto a sus compañeras de Life Chekka.

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