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“Soy la gran provocadora argentina”

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Sí, me saqué un poquito –confiesa. Y pronto los ojos del periodista deciden confirmarlo.

–¿Cuánto?
–330 centímetros cúbicos cada una. Por dos, 660.

–Disculpe, la matemática no es nuestro fuerte. Redondéenos, por favor.
–Redondeemos, entonces. Me había quitado lolas una vez. No obstante, decidí bajarme otro poco. Arranqué de 99 a 97 centímetros, y ahora bajé de 97 a 95,5. Pasaron a pesar menos de un kilo. Fijáte que se separaron: alargué mi torso, sumé armonía.

–Vemos. También comprobamos que ningún tema la pone colorada.
–Ninguno –acepta categórica Luciana Salazar (26, belgranense del 7/11/1981; hija de Liliana y Fernando; hermana de Marisol, Maite y Camila; 36.5/37 de calzado; 42 a 43 kilos)–. ¿De qué querés que conversemos? –desafìa–. ¿Que continúo asociada a la marca Playboy, generando contenidos? ¿Que en diez días comenzaré a filmar Brigada explosiva III, junto a Emilio Disi, Gino Renni, la Hiena Barrios, Toti Ciliberto y el Bicho Gómez, y que luego partiremos a Punta Cana y rodaremos dos semanas? ¿Que firmé contrato para presentarme en un programa de Canal 5 de Perú, onda Saturday night live, que se llamará Risas y salsa y saldrá los sábados a las 22? ¿Que hay un noventa por ciento de posibilidades de subirme al teatro Atlas de Mar del Plata con Artaza y Gasalla, y que depende del “sí” de Antonio para que yo acepte, porque ya arreglé con Nito la plata y no ponerme plumas ni bajar la escalera? ¿Que a mediados de 2008 planeo sacar mi disco onda pop latino en castellano, y lo lanzaré a través de distintos shows?... En serio, ¿de qué querés que conversemos?

–Del lío que armó apenas dejó Ibiza y pisó Buenos Aires, descargando, desde su ametralladora verbal, cuatro proyectiles que aceleraron el pulso masculino y revolucionaron al país macho.
–¿Lío? ¿Ametralladora? –Recogemos los casquillos y le mostramos. Primera bala: “Durante la intimidad de pareja me convierto en una geisha”. Segunda: “Este 2007 hice el amor 129 veces, cada dos días”. Tercera: “No hay ninguna zona de mi cuerpo cerrada al tránsito”. Cuarta bala: “Hace un par de meses cumplí mi fantasía de integrar un trío”.–Ah, okay charlemos de sexo nomás.

–¿Usted es o se hace la provocadora?
–Quizá soy la gran provocadora argentina, si se entiende por ello a una mujer espontánea que, sin premeditación y caminando el límite de la buena educación, relata sus aprendizajes en la materia. Adoro hablar de sexo. No tengo pudor. Comparados con Brasil, Europa, Estados Unidos, acá somos pacatos. ¿Por qué no somos así de pacatos respecto a la droga y el alcohol, el pucho? ¡Si el sexo es algo hermoso, forma parte biológica de las personas! Yo contesto lo que me pregunten de la cuestión. Sólo me reservo el derecho de dar nombres.

–Ergo, ¿no va a mencionar a Luis Miguel, Rafael Nadal, Fernando González, Nicolás Massú, Juan Carlos Ferrero ni a las numerosas celebridades de la música y el deporte con quienes se la relacionó?
–A nadie. –¿Ni siquiera al músico Mario Velloso y a su hermano Paulo, el par de brasileños con los que, en julio, compartió alcoba? –Sucedió y punto. Bombones de dos metros y ojos celestes. Imagináte cómo quedaba yo, de 1.63, en medio de ellos. Súper gracioso, porque antes había salido con ambos. Nos encontramos de casualidad en Nueva York y ardió Troya.

–¿Ha tenido bastantes novios en su vida?
–Novios novios, dos. Duramos cinco y tres años. Después, en relaciones de seis meses, diez. Una docena, ponéle, hasta 2002, el último.

–¿Qué recuerdo guardan ellos de usted?
–El mejor. Me han evaluado con un 9,5. El 0,5 que falta se debe a que me cuesta expresar al oído lo que me indica el corazón, estilo “te amo”.

–¿Y como amante qué calificación le han entregado los afortunados partenaires?
–Suelen darme un 11.

–Arriésguese: ¿qué cantidad de amantes declara?
–Mejor dejémonos de cifras (carcajada). Igual, calculá que a mí, a “la provocadora”, nada la provoca tanto como un hombre tomando la iniciativa. No me pidan a mí romper el hielo. Espero, a la antigua. La histeria vale. Que intenten, que se esfuercen. Yo los admiro, me ratonean, a mí me pueden. ¿Alguna vez viste una foto mía con un novio? Se llegó a pensar que atendía los dos teléfonos. Si no los cuidás y respetás, se alejan. Y yo no soy de las que llaman a la prensa. Sin embargo, a ciertos tipos convendría perderlos. No me molesta que quienes estuvieron conmigo lo mencionen y canchereen, pero me ponen frenética los que ni siquiera registro y se jactan: “Estuve con Luli Salazar”. Varios, famosos. Un asco. No son hombres, en realidad.

–¿Le hubiese divertido nacer en un cuerpo masculino?
–Olvidáte. Sería gay, o transexual, porque me enloquecen los hombres.

–Supongamos que por un momento cambiara de sexo. ¿Hacia qué clase de damas apuntaría?
–Las de cuerpo chico y curvas grandes. Scarlett Johansson, Carmen Electra, las Jessica, Biel y Simpson. Aunque, cuidado, la única mujer a la que no me resistiría se llama Madonna. Con ella, me parece que podría aprender un toco.

–Interesante. ¿Y le restan fantasías, o ya se le agotaron?
–Mirá: considerando que en el planeta existen dioses como Al Pacino, Josh Hartnett, Kiefer Sutherland, te respondería que quedan. Con Jack Bauer me encerraría, no 24, ¡48 horas! Las ideas nacen. Llegué a calzarme ligas para debutar a los 18, y me he vestido de cocinera, de bebita a colitas y chupete, de Gatúbela, de enfermera, de cowboy, de policía. Había guardado en mi departamento disfraces de las cámaras ocultas que grabé en VideoMatch y les di un excelente uso. También he personificado a la Coca Sarli, en el campo, jugando que mi pareja, mi Armando Bó, me espiaba. Acepté que se me desnudaran un par de conocidos vía webcam. Hice debutar a un mexicano de 22 años. Me filmé… No hay límites para la imaginación.

–¡Stop! ¿Cuándo? ¿Dónde se compra? ¿Cuánto vale la copia?
–Antes de popularizarme. En la actualidad no lo repetiría. Demasiado riesgo. Y no se compra en ningún lado. Yo sumaba 19 pirulos y le regalé la experiencia a mi chico, el día que apagaba 20 velitas. En principio, me anticipó que lo había borrado; a posteriori, que no. Prometió conservarla bajo llave. Me sentiría pésimo si apareciera en internet. Las fantasías nunca se agotan. Por lo pronto, de mi reciente viaje, volví con unas bombachas comestibles –convidaré a quien corresponda– y con un fantástico anillo-vibrador.

–¿Lo probó?
–Obvio. Encantador. No hay que abusar. Una se malacostumbra. A menos que te suceda como a mí, que en la época de Bailando por un sueño 3 no paraba un segundo, y anduve dos meses sin mantener relaciones. Un récord. Extrañaba mal. A mí jamás me faltan ganas.

–Respecto a las bombachas, ¿en serio colecciona? ¿En serio guarda alrededor de un centenar?
–Seguro. Montones, sin estrenar. Las ordeno por colores. A unas, inclusive, las bauticé poniéndoles el nombre de los caballeros para quienes las lucí. Corpiños no uso, por razones de dominio público.

–Pamela Anderson acaba de manifestar que en una ocasión perdió 253 mil dólares jugando al póquer en un casino de Las Vegas, y que aceptó el ofrecimiento de un turista, de canjearle la deuda por una noche en su habitación. ¿A usted le sucedió algo parecido? ¿Qué resolvería en el lugar de Pam?
–Amigo mediante, hace cinco años me llegó una oferta de 20 mil pesos y no la acepté. Tampoco aceptaría en lugar de Pamela. Sí, en el de Demi Moore: un millón de dólares, como en Propuesta indecente. Ahí pondría un leve reparo: que el señor no supere los 75 años... Bueno... los 70.

–Nombra a un hombre de 70. Coméntenos, ¿leyó sobre Anna Nicole Smith?
–Lógico, la Playmate americana que murió a los 39 por una sobredosis, luego de casarse con el magnate James Howard Marshall, 62 años mayor que ella, y heredar su fortuna en 1995.

–Un final cargado de soledad y tragedia similar al de Marilyn Monroe, tan admirada por Nicole Smith.
–Pará un instante, que gente cercana a mí me trazó un paralelo entre ellas y yo.

–¡Epa! ¿En serio? Nosotros, modestamente, pretendíamos relacionar de manera caprichosa e ilustrativa a dos jóvenes íconos rubios que terminaron solos, con nuestro joven ícono rubio que aún no concreta un compromiso serio. ¿Usted cree…?
–Juro que me niego a creerlo. Sueño encontrar a mi hombre y convertirme en madre. Y –¿por qué no?– casarme de blanco y en una iglesia. Me ilusiona el futuro. Igual, te lo afirmo: no me copa nada saber hoy cómo será mi mañana.

“Me considero seductora por naturaleza, aunque también hípertímida. Me cuesta salir a la calle y, si salgo, me cubro toda”, advierte la porteña desde sus ojos verdes y sus 95,5-54-89.

“Me considero seductora por naturaleza, aunque también hípertímida. Me cuesta salir a la calle y, si salgo, me cubro toda”, advierte la porteña desde sus ojos verdes y sus 95,5-54-89.

“Llegué a calzarme ligas para debutar a los 18, y me he vestido de bebita, de Gatúbela, de cowboy. Había guardado en mi departamento disfraces de las cámaras ocultas que grabé en VideoMatch y les di un excelente uso”.

“Llegué a calzarme ligas para debutar a los 18, y me he vestido de bebita, de Gatúbela, de cowboy. Había guardado en mi departamento disfraces de las cámaras ocultas que grabé en VideoMatch y les di un excelente uso”.

“También he personificado a la Coca Sarli, jugando que mi pareja me espiaba. Acepté que se me desnudaran vía webcam. Hice debutar a un mexicano de 22 años. Me filmé… No hay límites para la imaginación”.

“También he personificado a la Coca Sarli, jugando que mi pareja me espiaba. Acepté que se me desnudaran vía webcam. Hice debutar a un mexicano de 22 años. Me filmé… No hay límites para la imaginación”.

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