“Somos independientes, pero en la vida amamos y sufrimos por igual” – GENTE Online
 

“Somos independientes, pero en la vida amamos y sufrimos por igual”

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Creí ser la Mujer Maravilla, que podía contra todo. La vida me puso en un Fórmula Uno, y muchas cosas me pasaron sin darme cuenta. Perdoné y justifiqué. Ahora puedo ver mis debilidades, y es lo mejor que me puede pasar: estoy atenta”.

Así habla Araceli González (40), mientras su hija, Florencia Torrente (19), la escucha. Los últimos meses les depararon cambios radicales: la mamá se separó de Adrián Suar, su pareja durante dieciséis años, el padre de su hijo, Tomás (9), e inició una relación que ya cumplió cuatro meses con el actor Fabián Mazzei. Su hija también tuvo lo suyo: terminó su noviazgo de dos años con Nicolás Cabré, y asegura que, por ahora, el amor dejó de ser su prioridad.

–¿Cómo influyen las experiencias vividas en las futuras decisiones de ambas?
Araceli:
Siempre le mostré mis equivocaciones, mi parte vulnerable, mi talón de Aquiles. Mil veces le dije: “Aprendé de lo que yo me equivoco”.
Florencia: Sí, en este ambiente no me queda otra alternativa que confiar en mí misma. Eso significa cuidarme en cada cosa que hago y en cada palabra que digo, a dónde voy y a dónde no. Sé que de lo que haga ahora depende mi futuro.
Araceli: Tuvimos que recibir algunas piñas de la vida al mismo tiempo, y nos encontró desprevenidas. Lo sólido se hacía agua.

–¿Se arrepienten?
Florencia:
No, caemos pero renacemos. Cada cosa que nos pasó y escuchás, te hace crecer.
Araceli: Las dos preferimos pelear por lo que queremos, antes que ser amebas que se mueven con la corriente. Yo, por momentos, lo padecí: jugarme por lo que realmente quise me dejó muchas veces en soledad, pero después llegó una luz mucho más linda.

–Bautizada Fabián Mazzei…
Araceli:
(Risas) Sí, estoy en un momento muy lindo, de plenitud total. Y, a la vez, siento los temores de cualquier ser humano ante los cambios de la vida, incluso los que uno elige. Debo decir que una de las virtudes de Fabián es que entiende que el vínculo de una madre con sus hijos es el más importante.

–¿El hecho de ser personas públicas las condiciona?
Araceli:
Hay días en los que siento que estoy en un psiquiátrico abierto (risas). Si bien a veces me alejo de esa demencia, otras tengo que interactuar, porque se dicen cosas terribles y me veo empujada a contestar. ¡Hay una mugre tan generalizada que no podemos diferenciar quién es el impune y quién el que cuidó todo!
Florencia: ¡Lo mismo digo!
Araceli: Y temas delicados… temas privados como separarse, con la frustración que eso implica, o tener una nueva pareja, con toda la intensidad de ese momento, terminan pareciendo superficiales por la exposición que tenemos.
Florencia: Es una tensión enorme. Yo sé bien quién soy y las personas que me interesan también lo saben. Si hubiese querido, podría haber hecho más de un quilombo, pero no me interesa: prefiero hacer mi trabajo y hablar de mí.
Araceli: Es mi momento de abrir los ojos. Además, ¿quién puede tirar la primera piedra?
Florencia: Gracias a Dios muchas personas se fueron, otras regresaron y algunas llegaron por primera vez a nuestras vidas…
Araceli: Gente que nos hace muy bien, que nos renueva. Obviamente también hay momentos de tristeza y frustración por lo que dejó el pasado.
Florencia: ¡Somos seres humanos, mamá!

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¡Vamos, Tota! ¡Qué momento! La primera tapa juntas… ¿No es un acontecimiento?”, le dice Araceli a su hija. Entonces, sus inmaculadas curvas empiezan a integrarse como piezas de un rompecabezas perfecto. La madre, de a ratos, no puede evitar pensar por las dos: “Bien, Tota, bien rea… A ver ese pelo… ¿Qué tal está el mío? No quiero que parezca que me quiero hacer la nena”, advierte la madre. Se nota que hubo un tiempo en el que fueron un solo cuerpo. Carne de su carne. Quizá por ello ahora sus cuerpos rebosan, juntos, naturalidad.

–¿Imaginabas a tu hija siguiendo tus pasos?
Araceli:
Era muy chiquita cuando la llevaba a los desfiles, y hasta ensayaba conmigo. Hubiera sido extraño que no surgiera la inquietud de probar. Por suerte, las dos nos divertimos con lo que hacemos.
Florencia: Para mí es lo más común del mundo. Y me da mucha bronca cuando dicen que competimos. Al contrario: si podemos trabajar en lo mismo es porque la rivalidad no tiene cabida entre nosotras. Somos madre e hija, y de todas las cosas que compartimos una es el trabajo. Esta tapa juntas me divierte.
Araceli: ¡A mí también! Creo que si hasta ahora no lo hicimos fue porque no quise avasallar su carrera, porque pensé que lo mejor era que Flor hiciera su propio camino.

–¿Cuáles son los momentos más preciados de ambas?
Florencia:
Las sobremesas, como pasa en cualquier familia. También las tardes de los sábados, en las que muchas veces pintamos. Durante la semana nos vemos poco. Yo sigo yendo al gimnasio de Anahí López, en Ramos Mejía, pero a veces nos encontramos en lo de la esteticista Sandra Dillon y nos ponemos al tanto de nuestras cosas.

–¿Qué diferencia a una mamá de 40 de su hija de 19?
Araceli:
Flor es mucho más abierta en sus pensamientos. La veo muy libre en sus decisiones, más atrevida, revolucionaria. Cuando yo tenía 19 años mis prioridades estaban vinculadas a mi economía: tener mi casa, asegurar mis ingresos… Por suerte, hoy mis preocupaciones se relacionan más a mi evolución como persona.
Florencia: Yo no soy efímera, pero el medio sí lo es. Acá hoy podés sentirte Gardel y mañana, nadie. De allí que, aunque trabajo desde hace cinco años, sigo alimentando otros intereses, como la pintura y la fotografía. Por eso pronto viajaré a Nueva York para capacitarme.

–¿Buscarás trabajo también?
Florencia:
Me presentaré a algún casting. ¿Por qué no? No pierdo nada…

–¿Araceli y Florencia separadas?
Araceli:
Ese tema, la verdad, me cuesta mucho… Ya lo trato en terapia… Pero también pienso que la eduqué con alas, para que pueda volar hacia donde quiera. Yo debo tener la fortaleza como para soportar bien las decisiones que tome. Igualmente, voy a estar cerca, en México, con mi hijo Tomás (9), filmando una comedia romántica para Disney.

–¿Y Fabián?
Araceli:
Se quedará en Buenos Aires haciendo teatro… Estaremos repartidos en distintas latitudes.

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Entonces, ante el pedido de GENTE, la actriz-modelo, que se siente madre por sobre cualquier otro título, juega a mirar el pasado en una sucesión de imágenes. Y se ve cambiando, en minifalda, sobre la avenida Juan B. Justo, con su beba adentro del auto, una goma pinchada. O, años después, asomada a un balcón de su departamento de Ramos Mejía, con su hija de la mano y en silencio. Por último, mira a aquella adolescente a la que tuvo que empezar a golpearle la puerta de su habitación antes de entrar.

–¿Quién será mamá primero?
Araceli:
Tener hijos me encanta, aunque en mi caso la vida haya querido que nacieran cada diez años.

–¡Entonces te toca este 2008!
Araceli:
Llegará si se dan las condiciones propicias, no lo descarto. Ojo, que también me gustaría tener muchos nietos.
Florencia: Mamá, justo justo en este momento es muuuuy imposible (risas).

–Florencia, ahora que tu mamá está de novia y vos sola, ¿te sentís mucho más libre para tomar decisiones?
Florencia:
Me tranquiliza saber que mi mamá está acompañada por otro hombre... además de mi hermano Tomás. (risas)
Araceli: La vieja tiene quién la entretenga… (más risas). Te juro que el momento feliz que estoy viviendo en lo personal no cambia en nada mi forma de ser mamá. Sigo siendo acaparadora, sobreprotectora, quiero que mis pollitos duerman en casa.
Florencia: Cuesta, pero en lo personal me parece necesario. Aunque sé lo que quiero y lo busco todo el tiempo, yo me siento en una etapa de aprendizaje.
Araceli: Más allá de que nos vean en una producción a las dos vestidas igual, maquilladas y peinadas, detrás tenemos una vida muy relajada, muy familiar. Somos independientes y unidas a la vez.
Florencia: Aprendemos de los pasos que va dando la otra, los que fueron bien dados y los que no.

–¿Cómo, hija? ¿Hay cosas de tu mamá que no querés repetir?
Florencia:
Sí, claro. Pero también me pasa que le critico aquellas en las que soy igual.
Araceli: Hay algo que siempre repito: ella es la versión mejorada de las mujeres de la familia.

producción: Sofía Delger y Teresa del Valle
peinado: Alvaro, para Cool Cut
maquillaje: Verónica, para Mabby Autino, con productos Mabby Professional Make Up.
agradecemos a Charlotte Solnicki, Ricky Sarkany, Apogeo, Luna Garzón, Hieber y Manifesto

Bellas, carismáticas, iguales pero distintas. Mientras Florencia sigue los pasos profesionales de su madre, Araceli asegura: “<i>Ella es la versión mejorada de las mujeres de la familia</i>”.

Bellas, carismáticas, iguales pero distintas. Mientras Florencia sigue los pasos profesionales de su madre, Araceli asegura: “Ella es la versión mejorada de las mujeres de la familia”.

“La vida me puso en un Fórmula Uno, y muchas cosas pasaron sin darme cuenta. Perdoné y justifiqué. Ahora puedo ver mis debilidades, y es lo mejor que me puede pasar: estoy atenta” (Ara)

“La vida me puso en un Fórmula Uno, y muchas cosas pasaron sin darme cuenta. Perdoné y justifiqué. Ahora puedo ver mis debilidades, y es lo mejor que me puede pasar: estoy atenta” (Ara)

“Yo no soy efímera, pero el medio sí lo es. Hoy podés sentirte Gardel y mañana, nadie. Por eso, aunque trabajo desde hace cinco años, sigo alimentando otros intereses, como la pintura y la fotografía” (Flor)

“Yo no soy efímera, pero el medio sí lo es. Hoy podés sentirte Gardel y mañana, nadie. Por eso, aunque trabajo desde hace cinco años, sigo alimentando otros intereses, como la pintura y la fotografía” (Flor)

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