“Sólo me falta tener un hijo. No pido más” – GENTE Online
 

“Sólo me falta tener un hijo. No pido más”

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El fin de semana, la pareja decidió descansar. Y como el sábado la lluvia no dio respiro en Rosario, ninguno de los dos salió de la habitación. Se levantaron pasado el mediodía, porque la noche anterior ella tuvo que filmar hasta altas horas de la madrugada. Pidieron el desayuno a su cuarto (café con leche, jugo de naranja, tostadas, mermeladas y medialunas) y sólo abrieron la puerta para que se llevaran las tazas vacías. Una siesta reparadora, una película por cable que ya habían visto por separado –pero nunca juntos– y a esperar el partido donde Independiente le ganó a Vélez por 2 a 0. A esa altura de la noche, después de que él quedara casi afónico de gritar los dos goles de Sergio Agüero, el cielo se mostraba estrellado. El clima había mejorado, pero ellos decidieron no moverse. Pidieron cenar en su cuarto (dos hamburguesas completas y helado para el postre), y no asomaron la nariz.

El domingo se despertaron pasadas las 14, otra vez el desayuno en la habitación, una ducha rápida, y a cambiarse para ir a almorzar a la casa de un amigo. El bajó primero y ella se retrasó tres minutos exactos. Cuando se encontraron en la puerta, él la abrazó, la besó y le dijo: “Tardaste demasiado, ya te estaba extrañando”, y después de eso más abrazos, más mimos y más caricias antes de partir. La anécdota describe esta historia de amor entre él –músico, 44 años– y ella –actriz, 16 años menor–, que se conocieron hace nueve meses y que nunca más volvieron a separarse.

Cuando te conocí. En el verano del 2005, Andrés y Julieta asistieron al casamiento de Vicentico y Valeria Bertuccelli. Cada uno por su lado. No se conocían aún. El estaba solo, sin pareja. Ella llegó acompañada por su novio, Andrés Ciro Martínez, 35 años y líder de Los Piojos. El 14 de febrero último, Día de los Enamorados, Andrés se tatuó las iniciales “AC/JC” en su antebrazo derecho. Y se confesó ante Julieta: “Cuando te vi entrar en aquella fiesta de casamiento no podía creer que fueras real. Ahí mismo sentí que me había enamorado, pero no te dije nada, porque soy un pibe con códigos”.

Dos meses después de aquel primer encuentro, Calamaro fue a visitar a su amigo Fito Páez a su departamento de Recoleta. Entonces llamó Romina Ricci, pareja de Páez, y le contó que estaba con una amiga… Julieta Cardinali, por supuesto. Se encontraron los cuatro en casa de Fito. Andrés y Julieta conversaron por primera vez. Ella le contó que se había separado de Ciro y él le pidió su teléfono. Desde entonces no volvieron a separarse. Los siete días de la semana duermen juntos, algunas veces en la casa que ella tiene en Chacarita (“Me encanta tomar mate en su cocina”, le confesó el músico a sus amigos), y otras en la casa que él tiene en Barrio Norte. “Estamos muy enamorados”, repite ella frente a sus amigas. Desde el 20 de marzo, cuando Julieta viajó a Rosario para filmar ¿De quién es el portaligas?, la última película de Páez, la convivencia se mudó al Hotel Riviera. El se llevó sus teclados y sus guitarras para Santa Fe. Y, mientras ella graba las escenas para su próxima película, él ensaya para volver a tocar con Los Rodríguez, el 27 de mayo próximo en el Festival Valladolid Latino, en el estadio José Zorrilla, en España, e intenta componer nuevos temas. “Todos los días escribo un poquito, porque no lo puedo evitar, pero me está costando un poco. Cuando uno es feliz, no hace falta escribir nada. Igual, te digo, prefiero toda la vida ser feliz antes que escribir canciones”, le confesó el músico a un amigo.

PARA NO OLVIDAR. Amor, me voy a recibir mis premios”, le dijo Andrés antes de partir el jueves para Buenos Aires. Después de darle el último beso, aclaró: “Termina la ceremonia y no me quedo ni a festejar. Vuelvo a pasar la noche con vos”. Y en Buenos Aires tuvo que subir cinco veces al escenario del Gran Rex para recibir sus múltiples premios: Mejor Album, Artista Masculino de Rock, Album del Año y Diseño de Portada (todos por El regreso), e Interpretación del Año (por Tuyo siempre). La última, para quedarse nada más y nada menos que con el Gardel de Oro: “Gracias por el premio. Prometo honrarlo trabajando bien este año. Para vos, Julieta, para mis viejos, para vos Miguel Abuelo. Este regreso a mi país fue lo mejor que hice en mi vida”, confesó emocionado desde las tablas, antes de partir hacia Rosario, a encontrarse con ella.

Y el encuentro fue en el hotel, donde lo esperaban algunos amigos para celebrar. Ahí, él saludó a todos con un abrazo y siguió con los agradecimientos: “Volver así es importante, grato, emocionante y eterno. Pero el mejor premio es el que da la vida cuando las cosas salen bien y somos felices y comemos perdices (carcajadas). Y el éxito más grande, para un músico, es la amistad y la confianza del pueblo y los colegas. Y hoy siento que los tengo…”, improvisó ante unos pocos y deslizó una frase que se robó el aplauso de todos: “Tengo a la mujer que quiero y amo a la mujer que tengo. Sólo me falta tener un hijo y no pido nada más”.

Ante el aplauso, Julieta se puso colorada. Alguno se atrevió a preguntarle si estaba embarazada y la actriz lo desmintió: “No, es algo que hablamos, pero todavía falta. En realidad, el día que llegue vamos a tomarlo de la mejor manera. Hoy siento que Andrés es el amor de mi vida. Nunca imaginé que podía estar tan bien con una persona. Y no tengo dudas de que cuando llegue, él será un buen padre. Pero no estoy embarazada y el día que lo esté, no voy a tener problemas en contarles”.

TUYO SIEMPRE. Los abrazos y los besos en la vereda del hotel rosarino llaman la atención a más de uno. En el mismo lugar está alojado el equipo de voley de Club de Amigos, y muchos de los jugadores se sorprendieron por los apasionados besos en público que se daban Andrés y Julieta: “A él lo vi distinto, como si fuera un adolescente que se enamora por primera vez, un costado que los personajes públicos casi siempre prefieren ocultar. Desde afuera da la sensación de que se quieren mucho”, comenta uno de los jugadores más importantes del plantel en el lobby del hotel.

Habrá sido el destino el que quiso que él, un músico que siempre compuso sus letras más románticas desde el dolor y el desencanto, hoy esté viviendo un amor pleno. Y ella, la actriz que hace un año sufría por una relación que se había terminado, hoy pueda creer –como tanto han escrito músicos y poetas– que existe el amor para toda la vida.

Cuando fue reconocido con el Gardel de Oro.

Cuando fue reconocido con el Gardel de Oro.

A las pocas horas de recibir sus premios ya estaba en Rosario para celebrar, con mimos y caricias, con su novia.

A las pocas horas de recibir sus premios ya estaba en Rosario para celebrar, con mimos y caricias, con su novia.

Feliz y sonriente, Andrés vivió su noche soñada en la entrega de los premios Gardel en el teatro Gran Rex.

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