“Sinceramente, seduzco más por mi simpatía que por hacerme la mujer fatal” – GENTE Online
 

“Sinceramente, seduzco más por mi simpatía que por hacerme la mujer fatal”

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Como caballeros de ley que somos, podemos convenir que la buena vida incluye una botella de tinto de fina cepa, algún soberbio cóctel para terminar agitado pero no batido, y, de remate, un poco de humo verdaderamente cubano. Y como uno no nació sabiendo, Debora Bello –30 años, 90-61-91 de medidas–, aparece para aconsejar al respecto. Esta es la nueva apuesta de Playboy, y encima, para los celulares de todo el continente: Secretos de bon vivant, con Debora en fotos, videos y voice tones ultra hot. Mal ahí, porque el celular a prueba de llamas todavía no está inventado. Y hay que ver qué le dice Diego Torres, su chico –en pleno éxito de Andando, su último disco–, con el que convive en su casa de San Fernando, y en donde se deleitan con el delivery de sushi local, o el pollo al horno de él, o las milanesas que hace ella. Pero no nos adelantemos tanto...

Debora llega a la entrevista con unos jeans ajustados y un escote totalmente killer. De repente, la buena vida pasa por otro lado.

–¿Qué se siente pertenecer a la marca del conejito?
–Y, fue difícil la decisión. Playboy es un sello de calidad, de glamour y sofisticación. O sea, lo que hicimos no es nada burdo. Tampoco ves un desnudo. Me encararon seriamente, con el proyecto bien armadito. ¡Calculo que vieron en mí una chica bon vivant! Ahora estoy feliz, me parece todo divino.

–Hay que bancarse el calor que supone Playboy.
–Obvio, esto es súper sensual. Me copa. ¡Desde Marilyn Monroe hasta acá, todas las grandes posaron! Y a Diego le encantó que lo hiciera.

–No hay desnudo, decías. ¿Eso para cuándo?
–Nunca digas nunca. No quiero ser esclava de mis palabras. Yo, la verdad, no tengo problema con desnudarme. Estoy más allá de mostrar un pezón. Pero acá en la Argentina hay una cosa de decir: “Uy, mirá, ¡se puso en bolas!” Sin embargo, los desnudos bien hechos son las fotos más lindas de todas. Además, cuando tomo sol en vacaciones, no uso la parte de arriba. No tengo historia.

–¿Y a dónde vas de vacaciones, si se puede saber?
–¡Eso no te lo pienso decir, ja, ja, ja! Y si me desnudara, no sé si sería por una buena oferta de plata. De última, eso es lo de menos. Yo soy muy natural.

–Pero esa chica tan hot con el habano, ¿te sale sin esfuerzo? O sea: ¿cuán hot es Debora?
–Uff, ¡qué pregunta! Yo me siento un poco actriz, me pongo en el papel. Para esa foto me enseñaron a fumar un cigarro, cosa que nunca había hecho, y que me parece re sexy. Además, me contaron la historia de cómo las mujeres los enrollaban con los muslos en Cuba cuando los fabricaban. Así que me imaginé a una mina cubana sensual y transpirada. La verdad, todas tenemos una conejita adentro. Si se me pide por trabajo, la saco.

–O sea, que no vas con escote a misa, por ejemplo...
–No voy a misa directamente.... Pero si fuera, iría con un re escote, je. Sinceramente, yo seduzco más por la simpatía que por hacerme la mujer fatal.

–¿El cuento de la chica macanuda? Debora, ¡eso es un plomazo!
–Bueno, ¡tampoco soy tan gauchita, eh! ¡Ja, ja, ja!

–Ahora, ¿cuán gourmet son con Diego?
–Vino tomamos muchísimo, ¡somos dos bons vivants! A mí me encanta el Malbec, y pedimos bastante sushi, que nos gusta mucho a los dos. Pero la cena de todos los días no es cosa afrodisíaca.

–Entonces, ¿quién prepara las milanesas?
–En casa, las milanesas las preparo yo, o la señora que cocina. Pero Diego no se queda atrás, es un tipo re casero. El pollo al horno le sale muy bien.

–Un clásico de la convivencia es la lucha por el control de la frazada.
–No, con Diego no peleamos por la frazada. Compartimos todo. Ya son dos años y medio largos que estamos juntos, imagináte.

–¿Se te hicieron largos?
–¡Nooo! Al contrario: se me pasaron muy rápido. Lo disfrutamos y la pasamos bien juntos. Si no fuera así, la relación se nos convertiría en un chicle. Tal vez, la clave es que nuestras vidas no son rutinarias. Con Diego decimos: “Somos personas normales con trabajos particulares”. No quiero que suene mal pero no es que llegamos cansados todos los días de laburar. Y siempre podemos tener nuestros momentitos...

–¿Y cómo entra un bebé en todo este esquema?
–Por ahora, no. No lo tenemos tan planteado, aunque ganas me sobran, y los relojes biológicos apuran un poco. Pero no es el momento. El trabajo se nos pone en el medio. Diego encara una gira por el nuevo disco; es su primera vez como productor. Y yo tengo que seguir con este momento laboral. ¡¿Dónde viste una chica Playboy embarazada!?

–OK, túnel del tiempo: ¿cuándo te dijiste a vos misma: “¡Qué fuerte que estoy!”?
–¡Uy! Eso, ponéle, me pasó a los 17, cuando terminaba la etapa del desarrollo y ya me había salido todo lo que tenía que salir.

–Los chicos del colegio, seguramente chochos.
–Sí, y encima iba al Ingeniero Huergo, en San Telmo, ¡un industrial! ¡Eramos dos minas en un curso de treinta alumnos! Y unos cuantos, conmigo se ponían tímidos, cosa que pasa cuando sos chico y te gusta una chica. Siempre me ayudaban con dibujo técnico, ¡ja, ja, ja!

–¿Y alguno de esos tímidos prosperaba?
–¿Sabés que no? Yo siempre tuve novios afuera del colegio. Tampoco fui al viaje de egresados.

–Alguno, quizá, se te habrá desubicado.
–Tampoco. Los del cole eran unos dulces. La primera vez que me tocaron la cola fue a los 14, en la calle, y me puse a llorar. Fue algo horrible.

–Ahí te faltó un muchacho para que hiciera justicia. ¿Te gusta que un tipo te proteja?
–¡Claro! Necesito que me protejan. Esa actitud bien varonil, eso de: “Vení nena, yo te voy a cuidar”. Y Diego, por suerte, es muy protector. Si no, no estaríamos juntos.

–¿Juntos hasta el altar?
–No lo sé. No nos planteamos el casamiento. Ninguno de los dos fantasea con la fiesta en el salón, el vestido blanco y todo eso, o firmar un papel. Por ahora, sólo contratos laborales, jeje.

–Claro: No hay boda pero vas a estar en los celulares de miles de hombres a través de toda Latinoamérica.
–Está bueno que salga yo aconsejando a los hombres sobre vinos y habanos. Me copa tirar esos pequeños tips.

–Al final, sos genuinamente gauchita.
–¿Viste? ¡Esto es vocación de servicio!

Debora en una de las escenas hot de Secretos de bon vivant, muy pronto en el celular de cualquier caballero. Así, ser gourmet da gusto.

Debora en una de las escenas hot de Secretos de bon vivant, muy pronto en el celular de cualquier caballero. Así, ser gourmet da gusto.

“<i>Si me desnudara, no sé si sería por una buena oferta de plata. De última, eso es lo de menos. Yo soy muy natural. Estoy más allá de mostrar un pezón.</i>”

Si me desnudara, no sé si sería por una buena oferta de plata. De última, eso es lo de menos. Yo soy muy natural. Estoy más allá de mostrar un pezón.

“<i>Para esta foto, me imaginé a una mina cubana sensual y transpirada…</i>”, dice Debora. ¿El resultado? Alucinante.

Para esta foto, me imaginé a una mina cubana sensual y transpirada…”, dice Debora. ¿El resultado? Alucinante.

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