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Sin Béliz, con Rosatti

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Vestido con un buzo y un pantalón de jogging, a punto para salir a trotar por
el lago del Parque del Sur de la ciudad de Santa Fe, Horacio Daniel Rosatti
(49), todavía procurador del Tesoro de la Nación, atendió el teléfono. Eran las
tres menos diez de la tarde del sábado, y del otro lado de la línea lo saludó el
presidente Néstor Kirchner, que en ese momento volaba a bordo del Tango 01, de
regreso hacia la Argentina desde Venezuela. Escueto como de costumbre, sólo le
dijo: "Te espero en Olivos, vení…". Cuando cortó la comunicación, Rosatti ya no
era procurador, y se había convertido en ministro de Justicia, Seguridad y
Derechos Humanos de la Nación. Sólo que aún no sabía que se iba a transformar en
pieza de cambio de la primera crisis de gabinete del gobierno kirchnerista.

Media hora después, el santafecino salió disparado hacia Buenos Aires junto con
su esposa, Ana, que manejaba el VW Golf de la pareja. En el viaje, la pregunta
del matrimonio todavía era: "¿Para qué será el llamado de Kirchner?". En cuatro
horas exactas llegaron a la puerta de la residencia de Olivos. Recién por la
noche, frente al Presidente, Cristina y Alberto Fernández, Rosatti se enteró qué
necesitaba el gobierno de él (ver entrevista).

DIAS DE FURIA. Minutos después, una vez que el flamante colega de gabinete dio
el sí, Fernández marcó el número del celular de Gustavo Béliz. Este, junto a su
mujer, cenaba en casa de sus suegros. Dos minutos bastaron para que la cena se
le atragantara al ex funcionario: los dos minutos que tardó el Jefe de Gabinete
en decirle que Kirchner quería su renuncia.

El estallido del Presidente con Béliz había sucedido un día antes, el viernes 23
en Caracas. Un miembro de la comitiva, que por coincidencia también conoce desde
hace años a Rosatti, le contó a GENTE: "Kirchner estaba cabrero esa noche.
Andaba a las puteadas (SIC), y sus colaboradores también. No se bancó las
palabras de Béliz, cuando dijo que el organismo más oscuro era la SIDE. Se
notaba que las cosas no andaban nada bien".

Sin embargo, fuera de su círculo más íntimo, el Presidente se cuidó mucho de
mencionar lo que pensaba: echar a Béliz tal como había decidido hacerlo con el
secretario de Seguridad, Norberto Quantín, por la inacción policial en los
disturbios frente a la Legislatura porteña. "El cambio lo decidió en el avión
-confió la fuente-. Y para mí, a Rosatti lo puso Cristina, que lo conoce muy
bien desde la convención Constituyente del 94. Kirchner iba poco a Santa Fe,
pero ella estuvo casi todo el tiempo. Por eso, firmalo: lo empujó Cristina a ese
cargo".
No fue todo, claro: su desempeño era seguido de cerca por tres áreas del
gobierno: la Secretaría Legal y Técnica que conduce Carlos Zannini, el
Ministerio de Economía y la Cancillería. Y los tres tienen un concepto
sobresaliente sobre él, fundamentalmente por su labor defendiendo al país por
las demandas que distintas empresas le hacen a la Argentina por los efectos de
la devaluación. Precisamente, Rosatti debía viajar a París el 9 de agosto para
presentarse ante el CIADI (Centro Internacional de Disputas y Arbitrajes) frente
a la empresa CMS por 260 millones de dólares.

NUEVOS VIENTOS.
Para Rosatti, el cambio es enorme. Hasta hoy, los fines de
semana acostumbraba a volver a Santa Fe, donde fue intendente por el peronismo
desde 1991 hasta 1999. Allí viven su mujer y sus hijas mellizas -Mercedes y
Lucila, de 12 años-, y también los dos varones de su primer matrimonio, Emilio y
Mariano. Es que Rosatti es divorciado, aunque, esa condición no fue impedimento
para ser decano de la Universidad Católica de Santa Fe. Es sabido que -como
Béliz-, su relación con la Iglesia es excelente. Entre otras costumbres que
seguramente perderá, estará la de ir a ver los entrenamientos de Boca en Casa
Amarilla, algo que solía hacer al mediodía en vez de sentarse a almorzar. Y
también tendrá menos tiempo para escribir libros sobre leyes, que suele publicar
la editorial santafecina Rubinzal Culzoni.
Quienes lo conocen aseguran que Rosatti es una excelente persona. Algún político
santafecino, sin embargo, alerta sobre su capacidad como piloto de tormentas:
"Lo conozco mucho, es un muchacho honesto y capaz. Pero no sé si da el perfil
necesario para esa función. Sí es seguro que no será conflictivo, ni va a
competir con los Fernández… Después, si la realidad se lo lleva por delante, o
no, será otra cosa".
Otro coprovinciano, pero que reside en Buenos Aires,
asegura: "Es alguien muy cercano al mundo de las leyes, pero que no tiene
relación con el de la seguridad". Por eso, se supone que las decisiones en esa
área serán tomadas por Alberto Iribarne, flamante secretario de Seguridad
Interior. Y que Rosatti se ocupará, principalmente, de la relación con el Poder
Judicial, en barranca abajo desde que Béliz lanzó, dentro del Plan de Seguridad,
la idea de unificar los fueros, algo que los magistrados federales jamás
aceptaron.

GOLPE A GOLPE.
Mientras tanto, no bien cortó el sábado la amarga comunicación
con Alberto Fernández, Béliz decidió contraatacar con munición gruesa. Eligió
avanzar contra la SIDE que dirigen los pingüinos Héctor Icazuriaga y Francisco
Larcher, a quienes apunta como los enemigos que lo hicieron derrapar.

- "La oficina anti-corrupción de nuestro Ministerio investigaba por qué la SIDE,
el año pasado, incrementó en 100 millones de pesos su presupuesto y lo hizo con
cuatro decretos secretos."

- "La SIDE es manejada por un hombre al cual todos le tienen miedo, y dicen:
'No, cuidado, no te metás con ese tipo que es peligroso, te puede mandar a
matar, te puede armar operaciones'. Ese hombre es Jaime Stiusso."
- "El viernes de la manifestación y los incidentes nosotros estuvimos en
contacto directo con el Presidente, y cumplimos estrictas órdenes de lo que él
quería; y no hicimos otra cosa que responder a ese tipo de directivas. Es falso
que se nos quiera tomar como chivos expiatorios; yo le dije al Presidente que
por una cuestión de honestidad personal yo no podía permitir que se los
involucrara al comisario general Prado y al doctor Quantín."

- "Con el Presidente es muy complicado dialogar, uno puede llamarlo como 15
veces en una semana y por ahí no contesta. Es un problema de maltrato, de una
casi ideología del terror. Yo hice una declaración y al minuto siguiente había
un llamado telefónico recriminándola. Es una idea casi brutal del ejercicio del
poder, donde se generan espacios de silencio y uno no sabe a que atenerse. A mí
me dolió que me despidieran por teléfono, es una manera absolutamente
injustificada."

- "Yo me retiro de la política, esto fue una terrible decepción. Lo he
conversado mucho con mi mujer y con mi familia: no sigo."

Después, ya domingo por la noche, en la puerta de su casa de Olleros al 2800, se
despidió a los abrazos de su custodia. Su esposa Fernanda, que lo acompañó en
todo momento, no evitó unas lágrimas. "No se extrañen si tenemos que vender esta
casa. Mañana, Gustavo va a salir a buscar trabajo con el diario bajo el brazo"
,
señaló.

LUNES OTRA VEZ
. Al día siguiente, el Salón Blanco de la Casa de Gobierno lucía
sus mejores galas. A las 19.56, Rosatti juró como ministro. El Presidente le dio
dos palmadas en la cara, y lo abrazó. Todavía, sin embargo, había bronca por las
palabras de Béliz. En el pasillo que media entre el Salón Blanco y el despacho
presidencial, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, se apartó de una rueda
con sus pares y habló con GENTE:

-Béliz tendrá que explicar todas las barbaridades que dijo. Si hasta incurrió en
un delito, porque la ley impide usar ciertas informaciones para hacerlas
públicas.
-¿Piensan llevar sus dichos a la Justicia?
-Nooo… En todo caso, que lo haga él si tiene pruebas. Y algo más: en cuanto a la
humillación a la que dice que el Presidente somete a sus ministros, a mí no me
toca. Si me hubiera pasado una sola vez, ya no estaría. Pero estoy orgulloso de
pertenecer a este gobierno.

A esa hora, mientras la Casa de Gobierno se despoblaba, había algunos que
miraban la escena en retrospectiva. Por ejemplo, un insospechable funcionario de
esta administración, que confió: "Acá pagó Béliz, pero esto estalló por culpa de
algo que viene desde mucho tiempo atrás: el dejar hacer a los que pueden generar
violencia en cualquier momento. Ahora hay decisión de poner orden, lo que no
significa represión".

Gustavo Béliz, el domingo por la noche, junto a su mujer Fernanda Meritello.

Gustavo Béliz, el domingo por la noche, junto a su mujer Fernanda Meritello.

Béliz acusó fuertemente al gobierno. Casi 24 horas después, su reemplazante, Horacio Rosatti, deja la Casa de Gobierno como flamante ministro.

Béliz acusó fuertemente al gobierno. Casi 24 horas después, su reemplazante, Horacio Rosatti, deja la Casa de Gobierno como flamante ministro.

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